México D.F. Domingo 8 de agosto de 2004
REPORTAJE /DIA DE
LOS PUEBLOS INDIGENAS
Las comunidades, promotoras tenaces de su propio desarrollo
Avanzan las etnias a pesar de los obstáculos
históricos
Si bien es cierto que aún prevalecen la discriminación,
el menosprecio y el desdén hacia los pobladores originarios, también
lo es que sus organizaciones, luchas y movilizaciones les han permitido
recuperar parte del terreno por siglos negado, evalúan expertos
y activistas
ANGEL VARGAS Y FABIOLA PALAPA
La historia pareciera haberse estancado en relación
con los pueblos indígenas en México. A poco más de
500 años de la Conquista y casi dos siglos de la Independencia,
se mantienen como el sector que mayor marginación y discriminación
padece.
Sin embargo, desde hace 10 años estos grupos viven
un proceso de fortalecimento, aún incipiente, que se gestó
y comienza a consolidarse, a pesar de la falta de interés y la ignorancia
del resto de la sociedad, y al margen del Estado y de políticas
públicas.
En ello coinciden especialistas en el tema e intelectuales,
entre ellos Carlos Montemayor, Luis Hernández Navarro y Juan Bañuelos,
así como algunos activistas, promotores y creadores de origen indígena,
de cara al Día Internacional de las Poblaciones Indígenas,
que se conmemora este lunes.
Excluidos, 12 millones de mexicanos
De
acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas, México ocupa el octavo lugar en el mundo entre
los países con mayor cantidad de pobladores originarios: 12 millones
707 mil, según el censo de 2000.
De los 2 millones de kilómetros cuadrados que integran
el territorio nacional, apunta el documento, estos pueblos poseen una superficie
que abarca la quinta parte y se ubican principalmente en el sureste y el
centro del país.
Así, las entidades que concentran el grueso de
esta población -86 por ciento- son Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Yucatán,
Puebla, México, Hidalgo, San Luis Potosí, Guerrero, Michoacán,
Campeche, Quintana Roo y, por supuesto, el Distrito Federal.
No obstante, señala el escritor Carlos Montemayor,
''la dinámica externa, nacional, los margina, los reprime, los olvida.
México no ha aprendido a incluir en su vida esas culturas".
Considerado uno de los más importantes expertos
en esta temática, el ensayista y traductor chihuahuense indica que
esos pueblos son mirados como culturas remotas y ajenas.
Son pueblos que ''sufren marginación. Pero la ceguera
cultural, la discriminación, es una enfermedad que padecemos los
mexicanos".
Otro renombrado especialistas, el poeta Juan Bañuelos,
enfatiza: "No puede hablarse de un fortalecimiento de las culturas indígenas
en el mundo, mucho menos en México. En América Latina, en
general, no hay respuesta y esto es gravísimo después de
500 años de la Conquista".
De acuerdo con el autor chiapaneco, América Latina,
sobre todo México y Centroamérica, vive la mayor desigualdad
social, económica, política y de derechos humanos.
"Pero eso es algo que se remonta a la época colonial.
Según estudios, más de 90 millones de personas cayeron en
pobreza en 20 años, la clase media desapareció, más
de 200 millones de latinoamericanos no satisfacen necesidades básicas,
y como 102 millones de indigentes no logran darle de comer a sus hijos,
y estos aspectos están más presentes sobre todo en las comunidades
indígenas", subraya.
"De ninguna manera podemos hablar de un real reconocimiento
social de la cultura indígena, por la sencilla razón de que
los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial hicieron una contrarreforma
a los acuerdos de San Andrés y, por tanto, es más la mentira.
La realidad se remite a nuestra historia de más de 500 años,
ahora agudizada con la globalización".
Para Bañuelos, "esa historia de discriminación,
asesinato, explotación mercantil, racismo, engaño y falsedad
hacia todos los pueblos originarios de México y de América
Latina es una pesadilla de que la intentamos despertar desde hace muchos
siglos".
Fortalecimiento pese a valladares
La abogada Magdalena Gómez, igualmente especialista
en el tema, comenta a su vez: ''Creo que los pueblos indígenas,
sus organizaciones, luchas y diversos movimientos han ido avanzando, madurando,
pero definitivamente no puede hablarse de que ya se haya superado la marginación
ni la exclusión. Prueba de ello en nuestro país es que todavía
está a medias en términos de reconocimiento de derechos en
relación con esas poblaciones.
''Hay un proceso de recuperación y fortalecimiento,
pero sólo es eso: un proceso que tiene regiones más avanzadas
que otras. Ese proceso de fortalecimiento se da sobre la base del propio
esfuerzo organizativo de los pueblos, de ninguna manera como resultado
de las políticas del Estado.
"No existe un real reconocimiento para la cultura indígena.
Existe enorme discriminación, aún cuando se ha avanzado.
Hay sectores que hace una década no tenían conciencia sobre
la cultura de los pueblos indígenas y hoy la tienen. Pero aun es
incipiente el reconocimiento social a éstos y la lucha contra la
discriminación".
Para el poeta mazateco Juan Gregorio Regino, la situación
permanece "igual que siempre", y considera que los discursos y las políticas
que el gobierno enuncia no se traducen en acciones que redunden en mejorar
el panorama.
"Incluso el indigenismo actual se encuentra en un proceso
de decadencia terrible; el supuesto apoyo a la autonomía, a la libre
determinación, al reconocimiento de los derechos de los pueblos
indígenas... No hay mucho avance en ese sentido", señala
el vate indígena.
''¿Qué se está haciendo para que
la población no indígena tenga una conciencia de la riqueza
de esa diversidad, cómo se están promoviendo acciones para
que haya una convivencia armónica entre indígenas y no indígenas?
Eso finalmente puede contribuir, para eliminar la discriminación
y el racismo que existen''.
Notable triunfo cultural
Aunque comparte las opiniones expresadas por los otros
especialistas, el analista Luis Hernández Navarro mantiene una visión
más favorable acerca de los logros y los espacios conquistados por
las poblaciones indígenas en años recientes.
Incluso está convencido de que, ante tal fortalecimiento,
hoy estamos viviendo en el país "un triunfo cultural" del movimiento
indígena, y resalta que el XXI será el siglo de los pueblos
indios, no sólo en México, sino en el resto de América
Latina.
"Lo que hemos visto en décadas recientes, sobre
todo en un proceso que tiene como punto de arranque 1974, con la celebración
del Congreso Indígena en San Cristobal de las Casas, es la formación
de una intelectualidad y un amplio conglomerado de artistas indígenas
que han reflexionado sobre qué es ser indígena, sobre la
lengua, sobre la comunidad, sobre la autonomía, y que simultáneamente
a esta reflexión, estrechamente ligados a sus pueblos, han creado
una obra artística y cultural, en el más amplio sentido de
la palabra, verdaderamente notable.
"Si hace unos cuantos años ser indígena
era sinónimo de ser atrasado, marginado, inculto y analfabeta, hoy
existe un reconocimiento creciente de la enorme riqueza cultural de los
pueblos indios, de su propuesta política en el mas amplio sentido
del término, y está enorme revaloración les ha dado
ante otros enormes sectores de la población un reconocimiento que,
por ejemplo, no tienen los campesinos o los trabajadores en nuestro país.
"Durante
muchos años el único indio valioso era el indio muerto: el
Cuauhtémoc de bronce, los indios verdes que están a la salida
de la ciudad de México, los indios de las pirámides, y prácticamente
se asociaba indígenas con indigentes".
Según Hernández Navarro, coordinador editorial
de La Jornada, tal dinámica se ha transformado de manera
radical, y como ejemplo de ello alude la forma en que medios de comunicación,
en específico esta casa editorial, dedican cada vez más espacios
a la presencia de actores sociales, intelectuales y creadores indígenas,
así como a conflictos del mundo indio.
''Y si bien La Jornada es un caso excepcional,
diría que el empuje creciente desde los pueblos indios ha logrado
permear en muchos otros espacios, incluso en términos negativos'',
abunda.
"Si vemos las campañas que últimamente se
siguen desarrollando en contra de los usos y las costumbres, es decir,
de sus esquemas normativos, lo que observamos es que este empuje ha logrado
abrir espacios y obliga a definiciones que de otra manera no se tendrían
plenamente, por no hablar ya del reconocimiento y el valor en que se tienen
a los pueblos indígenas mexicanos en otros lugares del mundo''.
El tósigo de la globalización
Además de la discriminación y la exclusión,
el desarrollo del neoliberalismo y la globalización, así
como de la desigualdad social, son otros de los más acérrimos
enemigos que deben enfrentar actualmente los indígenas en México
y el resto de Latinoamérica, señalan los expertos consultados.
"Entre los retos de estos pueblos destaca, internamente,
fortalecer su organización, lograr aglutinarse para defenderse frente
a las políticas del Estado", apunta Magdalena Gómez.
"Son políticas neoliberales que resultan avasalladoras
para los pueblos indígenas, porque sobre todo avanzan sobre sus
recursos naturales, tierras y territorios, lo que desencadena la migración
hacia las ciudades e incluso el extranjero".
De acuerdo con Luis Hernández Navarro, la globalización
es un proceso en el que se diluyen y delimitan los estados nacionales y
en el que las identidades específicas buscan ser asimiladas y borradas,
por lo cual atenta contra la esencia y naturaleza de este tipo de poblaciones.
Para el analista, en América Latina existe un movimiento
y una lucha muy importante de los pueblos indios por lograr la igualdad.
Porque, acota, en los pueblos originarios, con todo, se siguen concentrando
los mayores niveles de pobreza, de exclusión, de marginación
y de falta de decisiones políticas.
''Entonces existe un movimiento para lograr la igualdad
por la vía del reconocimiento de su diferencia. Los pueblos indígenas
reivindican la igualdad por la vía de la diferencia: la consigna
de 'iguales y diferentes' podría resumir en buena parte del empuje
de este movimiento", prosigue.
''Por esa vía entonces es como buscan sobreponerse
a esa situación de exclusión, y algo muy importante es que
estos pueblos están reivindicando derechos; es decir, no están
reivindicando asistencia, caridad ni ser objeto de políticas públicas
al margen de ellos, sino básicamente el reconocimiento de derechos.
''Y de éstos destacaría fundamentalmente
el derecho a ser reconocidos como tales y el derecho a la autonomía
y el ejercicio de ésta, entendiendo autonomía como una forma
específica del ejercicio del derecho de la libre determinación
en un marco nacional, como un conjunto de transferencias de funciones,
facultades, recursos y competencias de los estados nacionales a los pueblos
indígenas, para poder ser reconocidos en ese espacio, en ese nuevo
terreno.
''Creo que esa es la lucha central que esos pueblos están
dando hoy. Quieren seguir siendo pueblos, se están reconstituyendo
como tales, no quieren dejar de serlo. En el caso específico de
México, por ejemplo, para ellos no hay contradicción entre
ser indígenas y mexicanos; la forma plena de ser mexicano es poder
ser indígena plenamente''.
Juan Bañuelos, por su parte, resalta que el mayor
desafío consiste en superar la "profunda desigualdad social" que
agobia a este sector.
"Más que nada porque hay un factor que ha recorrido
durante siglos esto, que son la discriminación y el racismo. Estos
rubros han provocado que gobiernos federal y estatales no se involucren,
y si lo hacen, no quieran respetar los derechos humanos de esta gente",
considera.
"En México es insoportable la arbitrariedad homicida
de mas de 500 años en contra de estos pueblos originales, como sucede
en todo el continente. Esas condiciones de opresión política,
racismo, falsedad, despotismo y corrupción realmente no han cambiado
nada desde la insurrección de 1994.
"Ahora incluso están en peores condiciones. Basta
ver que con el Plan Puebla-Panamá más de 40 comunidades de
la selva, de los Montes Azules, de la parte en conflicto en Chiapas, están
siendo obligadas a salir, porque los intereses de los grandes compañías
están puestos donde hay mayores recursos''.
Trascender desde el desprecio
Al igual que Bañuelos y la poeta Natalia Toledo,
Gregorio Regino mantiene la convicción de que el avance en el reconocimiento
logrado por las poblaciones indígenas en México se debe a
esfuerzos de las mismas.
Sin
embargo, sostiene que, en ese sentido, serán menores los logros
y mayores los tiempos requeridos si la sociedad en general no se involucra
y participa activamente, más aún cuando las instituciones
políticas han sido rebasadas.
''En la medida en que no se den acciones concretas seguiremos
igual y se fomentará el racismo, la intolerancia, la discriminación,
la marginación y la pobreza, todo eso que trae consigo la situación
de subordinación de los pueblos indígenas'', puntualiza.
''No hay un reconocimiento de la cultura indígena,
los pueblos tienen un proyecto que no concuerda con el de Estado nación
que los gobernantes están impulsando. En esa medida hay un choque,
son dos proyectos diferentes".
Al respecto, agrega el escritor de origen maya Jorge Angel
Cocom Pech: "Hay un menosprecio social hacia la cultura indígena,
aunque no nos asusta que nos olviden y desprecien, porque ese desprecio
será la oportunidad de trascender en la historia. Desde abajo procuramos
dar continuidad a nuestras lenguas y sus cosmovisiones".
El presidente de la Asociación de Escritores en
Lenguas Indígenas señala que si bien los actores principales
en esta lucha son los propios pueblos indígenas, como sociedad "debemos
sacudirnos la vergüenza étnica, que es una manera de sepultar
nuestra historia ancestral".
A su parecer, es poco lo realizado por los gobiernos federal
y estatales, pues salvo en 7 u 8 entidades, en el resto de la República
al indígena "se le mira de manera marginal, como rareza".
Rubrica Cocom Pech con un caso específico: "Hay
un fenómeno que me preocupa. Con este abandono de la política
del Estado respecto al campo, nuestros compañeros indígenas
emigran a la ciudad, y lo que necesitamos hacer son programas de preservación
de las entidades indígenas en los medios urbanos, porque aquí
viene un indio y su cultura se diluye en la mercadotecnia y en la mediatización".
Actos conmemorativos en Culturas Populares
Con motivo del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, el Museo Nacional de Culturas Populares organizó una serie de actividades que ponen de relieve las expresiones de las etnias.
Conferencias, expoventas de artesanías, conciertos y un festival de danza indígena forman parte del programa que arrancó este sábado. Los actos, que se prolongarán todo agosto, están encaminados al reconocimiento y la promoción de las manifestaciones culturales de los indígenas.
La expoventa artesanal, organizada por la coordinación de Artesanos por la Dignidad y el Rescate Cultural y Fraternidad Quiatoni, se desarrolla en el patio Moctezuma y permanecerá hasta el lunes en horarios del museo.
Este domingo se realizará el Festival de Danza Indígena, en el que se presentarán grupos de Huehuetla, Puebla; Temascalcingo, estado de México, y Herongarícuaro, Michoacán. Las interpretaciones comenzarán a las 12 horas.
Mientras, este lunes se llevará a cabo a las 17 horas el foro Realidades y políticas culturales. Una visión indígena.
En tanto, la exposición Arte indígena: una puerta a la diversidad de México será inaugurada el 12 de agosto a las 18 horas en la sala de la Quinta Margarita, del recinto coyoacanense.
Ayer se dictaron las conferencias Cómo llegamos al manantial del agua que limpia, experiencias de la comunidad Quiatoni, Oaxaca, y Derecho y libertad creativa, sobre las actividades artísticas de reclusos indígenas en la ciudad de México. Además la poeta juchiteca Irma Pineda ofreció un recital de poesía y canto, y el grupo típico de Yacochi interpretó sones mixes. Igualmente se presentó el disco Jä Koowï ya ëëts náyuuk kajpïn. Yukmjit.
El Museo Nacional de Culturas Populares está ubicado en avenida Hidalgo 289, colonia Del Carmen Coyoacán.
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