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Obituario   - NUEVO -

E C O N O M I A
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México D.F. Jueves 29 de julio de 2004

En México la pobreza es un fenómeno ''extenso y generalizado'', afirma el Banco Mundial

La baja de la pobreza extrema en el país no satisface: Fox

Alentadoras, las cifras sobre una reducción de 16% del problema entre 2000 y 2002, declaró ''Estamos lejos de lo que necesita'' la nación, dijo

GEORGINA SALDIERNA Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR

El presidente Vicente Fox consideró alentador que la pobreza extrema en el país se haya reducido 16 por ciento entre 2000 y 2002, pero si bien este es un avance importante, no es definitivo ni satisface plenamente, afirmó. La pobreza sigue siendo el principal desafío y la más alta prioridad en el trabajo de este gobierno, pues ''estamos lejos de lo que necesita el país, con una historia de pobreza ancestral''.

Luego de conocer un informe del Banco Mundial, el cual asegura que la pobreza extrema disminuyó de 24.2 por ciento a 20.3 por ciento, y la moderada pasó de 53.7 por ciento a 51.7, lo que implica una reducción de 3.1 millones de personas que ya no viven en esa condición, el jefe del Ejecutivo puntualizó que su gestión no mide la eficacia de los programas sociales por su cosecha de votos ni por la contribución al fortalecimiento de cacicazgos. Lo que ''cuenta para nosotros es su verdadera contribución al mejoramiento del nivel de vida de las personas''.

Insistió en que son los hechos, no los dichos ni los discursos, los que cuentan en política social. ''Son las realidades, son las acciones a la vista de todos'', refirió ante los secretarios de Desarrollo Social, Josefina Vázquez; de Salud, Julio Frenk, y de Educación, Reyes Támez, así como el vicepresidente del Banco Mundial, Francois Bourguignon y Michael Walton, asesor regional del organismo internacional.

Vázquez Mota aprovechó para pedir a los funcionarios del Banco Mundial que presenten su informe a senadores y diputados, quienes encontrarán en el documento información muy importante para sus tareas legislativas.

Destacó que los programas sociales ya no son más el fruto de decisiones personales caprichosas. ''Obedecemos mandatos de ley y retomamos las voces estratégicas en la definición de la política social nacional'', sostuvo.

A su vez, Fox Quesada dijo no desconocer la gravedad del problema de la pobreza y la urgencia de su atención. Sin embargo, ''sabemos que estamos en la ruta correcta'', aseguró, al explicar que su gobierno ha establecido una estrategia conjunta de política económica y social.

No obstante, reconoció que es indispensable el crecimiento económico y la generación de empleos, así como la consecución de tres estrategias: competitividad, inversión en infraestructura y reformas estructurales.

También aceptó que los apoyos que envían los connacionales a sus familias desde el exterior se han convertido en un eficaz complemento en la lucha contra la pobreza y en un verdadero ejemplo de solidaridad.

Añadió que su gobierno ha privilegiado el gasto social y ha mantenido dichos planes como prioridades indiscutibles, y eso se ha hecho pese al entorno de restricción presupuestal y turbulencia económica global.

Consideró que la falta de oportunidades de superación amenaza el presente y compromete el futuro del país. Por ello, el problema de la pobreza ''no tolera indiferencia ni dilación, no admite encubrimiento ni simulación''.

Aseguró que para eliminarla se necesita un esfuerzo a largo plazo y la participación de la sociedad; se necesitan también políticas públicas transparentes y eficaces que operen bajo el escrutinio de la ciudadanía.

Subrayó que su administración lucha contra una inercia, contra una cultura que se fundó en el paternalismo, el populismo y el clientelismo. ''Luchamos contra décadas en que se privilegiaron estos mecanismos de control y se coartaron las iniciativas ciudadanas de progreso. Nosotros no medimos la eficacia de los programas por su cosecha de votos, ni por la contribución al fortalecimiento de cacicazgos. Lo que cuenta para nosotros es su verdadera contribución al mejoramiento del nivel de vida de las personas'', concluyó.


Se ha perdido una década en logros

ROBERTO GONZALEZ AMADOR Y GEORGINA SALDIERNA

El número de mexicanos en pobreza extrema disminuyó en 3.1 millones de personas entre diciembre de 2000 y el mismo mes de 2002, periodo que comprende el primer bienio de la actual administración federal, reveló un informe del Banco Mundial (BM) difundido este miércoles. En la elaboración del reporte, el organismo internacional se basó en cifras gubernamentales y no en un levantamiento de información propia.

El documento, sin embargo, establece que la pobreza en el país se mantiene como un fenómeno ''extenso y pronunciado'', que refleja altos niveles de desigualdad, que en especial se observan en las áreas rurales y afectan particularmente a los indígenas.

Aun con la pequeña mejoría que, según el Banco Mundial, ocurrió en ese periodo, el fenómeno de la pobreza sigue siendo extendido en el país. En 2002, al menos 20.3 de cada 100 mexicanos se encontraban en pobreza extrema, situación prácticamente similar a la registrada en 1994, antes de que estallara la crisis financiera de 1995, cuando la proporción era de 21.4 mexicanos por cada 100. Este dato, contenido en el reporte, puso de relieve que el país, en términos cualitativos, ha perdido una década en logros para reducir el número de personas que sobreviven en la miseria.

''La situación general de la pobreza en México ha mejorado de manera algo sorprendente'', declaró James D. Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, quien desde Washington transmitió un mensaje a los asistentes a la presentación del documento, acto que estuvo encabezado por el presidente Vicente Fox y los integrantes del gabinete de desarrollo social de su gobierno.

El informe La pobreza en México es el tercero que el Banco Mundial elabora sobre el tema, pero el primero que se hace público, por petición del gobierno del presidente Vicente Fox. La difusión de los dos anteriores, realizados durante las administraciones de los ex presidentes Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, fue vetada por esos gobernantes.

En el mensaje que envió desde Washington, James Wolfensohn manifestó que las estadísticas analizadas para el reporte muestran que entre 2000 y 2002 hubo una reducción en el número de personas que viven en extrema pobreza en México: la cifra disminuyó de 24.2 por ciento a 20.3 por ciento de la población total del país. En números absolutos, esa variación significa que 3.1 millones de personas dejaron la condición de pobres extremos para pasar a la de pobres.

Aun con esas cifras, el informe establece que ''la pobreza en México sigue siendo extensa y pronunciada'', incluso si se toma como parámetro de medición las definiciones oficiales.

Una quinta parte de la población, es decir, 20 de cada 100, vive en pobreza extrema y la mitad de los mexicanos en ''pobreza moderada''.

Estas cifras, añade el reporte, ''reflejan altos niveles de desigualdad, pues 20 por ciento de la población que se ubica en niveles más bajos no recibe más que 3 por ciento de los ingresos totales, mientras el 10 por ciento superior recibe 40 por ciento de los ingresos''.

Si bien entre los pobres hay una considerable heterogeneidad, existen más probabilidades de que quienes viven en la pobreza extrema residan en hogares rurales, donde la principal ocupación del jefe de familia es la agricultura.

Los grupos indígenas, que representan una décima parte de la población total del país, sufren de manera importante la pobreza extrema.

El reporte calcula que 44 por ciento de los indígenas se encuentra en el quintil (20 por ciento del total de la población) más pobre de ingreso; estos grupos constituyen 20 por ciento de los pobres extremos y sufren los mayores niveles de privación en términos de salud, educación y acceso a servicios básicos, según el informe.

El efecto bracero

En sus consideraciones generales el reporte establece que el crecimiento de la economía es condición necesaria, aunque no la única, para reducir la pobreza. En 2001 y 2002 el producto interno bruto nacional se mantuvo estancado y, a pesar de ello, el número de pobres disminuyó, según el informe.

Francois Bourguignon, vicepresidente del Banco Mundial, explicó así esa aparente contradicción:

''Lo que pasó en México en esos dos años (2001 y 2002) es que la pobreza extrema disminuyó por la mejor redistribución de la riqueza, y no tanto por el crecimiento de la economía. Pero a largo plazo, el efecto de la redistribución tiene un límite y por eso es necesario crear las condiciones para que la economía crezca''.

Mientras, Michael Walton, asesor regional para reducción de pobreza y desarrollo humano del organismo multilateral, explicó que algunos de los factores que contribuyeron a la disminución de la pobreza extrema fueron el crecimiento de las remesas internacionales para los pobres extremos en las zonas rurales, y el aumento de las transferencias gubernamentales dirigidas a los pobres extremos a través del programa gubernamental Oportunidades.

Otras razones, dijo Walton, que contribuyeron a la disminución de la pobreza fueron el crecimiento real de los ingresos laborales en actividades poco calificadas y una reducción de las diferencias de los salarios entre áreas rurales y urbanas.

Fin a los subsidios

Así como hace una evaluación positiva de la estrategia gubernamental de reducción de la pobreza, el reporte del Banco Mundial plantea dar más pasos adelante en la que, a su juicio, debe ser la estrategia para disminuir el número de pobres en el país. Y el siguiente paso, además de recomendar una fiscalización mayor de las transferencias federales a estados y municipios, y prevenir los efectos financieros y económicos que tendrá el envejecimiento de la población, es poner fin a los subsidios.

Según Walthon, programas públicos como los recursos fiscales destinados a los planes de pensiones del ISSSTE, el Seguro Social o Pemex son ''altamente regresivos'', es decir, son ''pro-ricos'' y no benefician a pobres. También recomendó eliminar subsidios al consumo de electricidad.

Isabel Guerrero, directora del Banco Mundial para México, planteó que el país no enfrenta un horizonte de dificultades financieras o económicas a plazo inmediato. ''Pero en dos años sí habrá problemas si no hay reformas en el terreno fiscal, energético y laboral''.

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