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México D.F. Jueves 8 de julio de 2004

EU: exigen poner candados a poderes de Bush

Derechos civiles, entre las víctimas de su guerra al terrorismo: Anthony Romero

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Francisco, 7 de julio. Por combatir el terror, no los derechos civiles, se manifestó anoche Anthony D. Romero, director ejecutivo de la Organización Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ante unos 2 mil asistentes a la asamblea nacional del organismo.

Llamó a establecer controles "a los poderes presidenciales en tiempo de guerra" y a que "los servicios secretos protejan al presidente de atentados, pero no de la crítica", en alusión a la Ley Patriótica del gobierno de George W. Bush para limitar las libertades civiles en función de la polimorfa "guerra al terror" en que basa su política, permisiva para el poder y crecientemente restrictiva para los ciudadanos de Estados Unidos y el resto del mundo.

Ovacionado por los asistentes (la escritora Eve Einsler lo presentó como "el mayor defensor de los derechos civiles en este país"), Romero cuestionó "el silencio cómplice de los representantes electos en el Congreso" ante los embates del procurador John Ashcroft y del Departamento de Seguridad de la Patria, que preside Tom Ridge.

Uno de los temas prioritarios de ACLU en tiempos recientes han sido los "detenidos" en la base naval de Guantánamo, el millar de aprehendidos después de septiembre de 2001, y muchos aún desaparecidos, "sospechosos" de ser terroristas, sin proceso ni pruebas.

Romero, carismático abogado de origen puertorriqueño y abiertamente gay, expresa la convicción de que el gobierno estadunidense se aleja cada vez más de las leyes nacionales e internacionales, y que la vida privada, la tranquilidad y la seguridad de los ciudadanos se cuentan entre las víctimas del actual gobierno.

"Estamos movilizando a los miembros de nuestra organización para enviar a la Casa Blanca un mensaje muy claro: protejan nuestras libertades y mantengan a Estados Unidos seguro y libre", había declarado Romero horas antes. "Una vez organizados en San Francisco, anticipamos que nuestros miembros retornarán a sus entidades de origen a poner en práctica el entrenamiento que recibirán aquí para movilizar a sus familias, amigos y vecinos en defensa de la libertad y la Constitución."

Entre las actividades de esta asamblea nacional se celebran talleres de acción práctica para presionar a los congresistas y al gobierno federal, en lo que ACLU llama "estrategia de cara a cara".

En los tiempos que corren, con la guerra empantanada en Irak, el desprestigio creciente del gobierno y las renovadas "alarmas" mediáticas ante "seguros" ataques terroristas en los proximos días o semanas (ése era el tema anoche en CNN), la defensa de las libertades del pueblo estadunidense se empareja como nunca con la de las libertades en el resto de la Tierra.

"Bush es el mejor agente de Al Qaeda", declaró recientemente a la revista francesa Le Nouvelle Observateur el exjefe antiterrorista de la Casa Blanca, Richard Clarke, quien se jacta de conocer mejor que nadie y desde hace tiempo la verdadera peligrosidad de esa hiperorganización terrorista. Clarke, quien participará mañana en la asamblea de ACLU, acaba de publicar el libro Contra todos los enemigos (traducido al español por Taurus, México, 2004).

Allí, con sólo narrar los hechos, condena "desde dentro" la oscura política militar de Washington que privilegia la guerra de las galaxias, los misiles de defensa y la injustificada y autodestructiva guerra en Irak. De-nuncia la torpeza casi "cómplice" con que se enfrentan las amenazas terroristas y responzabiliza a los vulcanos (grupo de Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Richard Pearle y Condoleeza Rice, a quienes Bush padre "con-fió la educación de su hijo", según Clarke).

Fundada en 1920, la ACLU tiene 400 mil miembros en los 50 estados, además de Washington DC (donde está su oficina jurídica) y Puerto Rico. Después del Departamento de Justicia, es la organización que comparece con mayor frecuencia ante la Suprema Corte, ya que entre otras cosas es la principal firma de abogados de interés público. Cada año lleva unos 6 mil casos, todos en defensa de los derechos civiles y la libertad de expresión. En tiempos no lejanos, los ex presidentes Ronald Reagan y George Bush padre manifestaron su odio y desprecio por la organización.

Además de tener en acción constante a más de cien abogados y unos 2 mil asistentes voluntarios, la ACLU es toda una institución ("venerable", según el popular y no muy reverente semanario Guardian de San Francisco). En un video sobre su historia, presentado al iniciarse los trabajos de su asamblea nacional, se reproducen más de 10 escenas de películas hollywoodenses viejas y nuevas donde los personajes vituperan, alaban, escarnecen, simplemente mencionan o dicen pertenecer a la ACLU.

En este momento el potencial de su liderazgo moral es considerable. En una sociedad donde las figuras del espectáculo son líderes de opinión (por lo que el gobierno de Bush no ha dudado en apuntalarse en Britney Spears, Mel Gibson y Bruce Willis para sus empresas bélicas), la ACLU exhibe en los pasillos del lujoso hotel Hilton, en la calle O'Farrel, grandes y elaboradas fotos de algunos miembros distinguidos, como los actores Holly Hunter, Martin Sheen (para muchos estadunidenses, el presidente imaginario, por su personaje en la serie televisiva West Wing), Richard Dreyfuss, Samuel Jackson, Debbie Harry (Blondie), Fran Drescher o el neogalán Jake Gyllenhaal (quien lleva escrito en su camiseta "Se buscan revolucionarios guapos"). Músicos como Michael Stipe (de REM), Moby, Nathalie Maine, de las Dixie Chicks, o la banda completa de Def Poetry Jam of Brooklyn.

No es que la frivolidad sea su arma sino que, en la que Baudrillard y Eduardo Subirats han descrito como la verdadera "sociedad del espectáculo", los medios y el showbiz son el vehículo para alcanzar, según esa expresión que aquí les encanta, "las mentes y los corazones". Y lo que la ACLU, ante todo un grupo de acción, plantea ahora es una movilización nacional en defensa de los derechos y las libertades civiles.

"Nuestro miembros saben que ACLU trabajará incansablemente para proteger las libertades civiles de todos, y se opondrá a los abusos del gobierno, especialmente en tiempos de guerra y crisis de la seguridad nacional", dijo hoy Nadine Strossen, presidenta de la organización; es autora de varios libros, entre ellos su célebre En defensa de la pornografía: libertad de expresión, sexo y la lucha por los derechos de las mujeres (1995).

En la lucha por el derecho a la libertad de los medios están los fines últimos de la resistencia civil que ahora promueve la ACLU. Sin tratarse de una reunión proselitista o electoral, su asamblea nacional significa un acto de oposición al gobierno republicano, y un voto reticente pero inevitable por el candidato demócrata John Kerry, quien, si los terroristas lo permiten, será el beneficiario del "voto útil" al american way.

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