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Obituario   - NUEVO -

E C O N O M I A
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México D.F. Miércoles 7 de julio de 2004

Alejandro Nadal

Made in China

En lugar de apuntar hacia una nueva etapa de expansión de la economía mundial, el vertiginoso crecimiento de la economía china podría esconder una nueva fase de estancamiento, de volatilidad y hasta de crisis. El espejismo se podría romper más temprano de lo que se piensa.

Hoy todos admiran la economía china: el año pasado creció 9 por ciento y se dice que es el segundo motor económico porque fue responsable de 25 por ciento del crecimiento mundial. Asimismo, produjo 55 por ciento de los monitores de computadoras en el mundo, 52 por ciento de las cámaras fotográficas, 42 por ciento de las televisiones a color y 38 por ciento de los teléfonos celulares del planeta, aportando, en suma, 60 por ciento en el crecimiento del comercio mundial.

Pero el crecimiento anualizado en el primer trimestre de 2004 superó 9.8 por ciento, lo que provoca una reflexión sobre los peligros de sobrecalentamiento. Y es que el comportamiento reciente de esa economía tiene síntomas parecidos a los de la crisis de Tailandia en 1997. Aunque es cierto que el flujo de capitales en China está más vinculado con la inversión fija que con los capitales de corto plazo, la sobrevaluación de activos financieros y la burbuja en el mercado de bienes raíces hacen recordar los meses anteriores a la debacle de 1997-98. Sólo que de producirse una crisis parecida en la economía china, las consecuencias serían realmente globales.

China es el primer destino de la inversión extranjera directa en el mundo: 53 mil millones de dólares (mmdd) el año pasado. Esas inversiones están más atraídas por los bajos costos de mano de obra que por las expectativas de un mercado doméstico en expansión. Por eso en 2003 la inversión en ese país creció 33 por ciento, mientras que el consumo doméstico apenas aumentó 9 por ciento. Claro que las inversiones en el gigante asiático están orientadas a las exportaciones, pero esos mercados ya no pueden mantener niveles adecuados de utilización de la capacidad instalada.

En casi todas las ramas de la industria manufacturera hay exceso de inversión. El caso más evidente es el de la industria automotriz. La apertura comercial provocó una fuerte restructuración en esa industria con innumerables quiebras de pequeñas plantas y muchas fusiones. Pero el resultado no ha podido reducir la capacidad instalada ociosa: la capacidad de producción es de 2.9 millones de unidades anuales, pero sólo se pueden vender 1.7 millones. China es responsable de 5 por ciento de la capacidad instalada excedente de la industria automotriz mundial.

En cuanto al tipo de cambio mantiene de facto un régimen de paridad fija con su moneda, el renminbi, ligado al dólar estadunidense con estrecha banda de flotación. El crecimiento de las exportaciones y su participación avasalladora en los mercados mundiales le han permitido acumular reservas por 420 mmdd, lo cual hace pensar en una subvaluación que da impulso adicional a las exportaciones chinas.

El flujo de capitales hacia el nuevo coloso ha provocado un aumento notable de la oferta monetaria y eso desencadenó un frenesí de préstamos bancarios. En el primer trimestre del año, el circulante aumentó 20 por ciento y los préstamos lo hicieron en 21 por ciento. Buena parte de esos créditos fue para inversiones especulativas, así como para la industria de la construcción a ritmo desenfrenado. La inversión pública y privada en el sector de bienes raíces rebasó 100 mil millones de dólares en 2003. El resultado es que en diciembre de ese año había más de 120 millones de metros cuadrados de espacio de oficinas vacantes en las principales ciudades costeras. Algo parecido ocurre con las inversiones en la bolsa de valores, en las que tarde o temprano se presentará un ajuste con fuerte depreciación de activos.

El ajuste que tendrá que producirse en los mercados de valores y de bienes raíces aumentará la presión sobre los bancos chinos. Los indicadores sobre la cartera vencida alcanzan ya niveles alarmantes: se estima que la cartera vencida (unos 750 mmdd) alcanza ya 45 por ciento del crédito total. Es cierto que ésta se redujo después de las intervenciones con recursos públicos en 1998, pero como los bancos han seguido prestando desenfrenadamente, y mucho se ha canalizado al mercado de bienes raíces, cuando venga el ajuste la cartera vencida se incrementará nuevamente.

China es el segundo consumidor de energía eléctrica en el mundo y se despacha 7 por ciento de la oferta mundial de petróleo; cada año consume 26 por ciento del aluminio mundial, 32 por ciento del carbón y un increíble 40 por ciento del concreto producido en el planeta. Pero lo más sorprendente es que la expansión china no va de la mano de un crecimiento del mercado doméstico, ni de un desarrollo más equitativo y socialmente responsable. La tensión también se refleja en varios indicadores ambientales. Por eso el proceso chino no es sustentable. Al llegar, el ajuste made in China tendrá repercusiones planetarias.

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