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Obituario   - NUEVO -
S O C I E D A D    Y   J U S T I C I A
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México D.F. Sábado 26 de junio de 2004

OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION

Comunicado No. 126

Formación cívica y ética en primaria

EL 20 DE MAYO de 2003 las autoridades de la Subsecretaría de Educación Básica y Normal presentaron públicamente el Programa Integral de Formación Cívica y Etica para la educación primaria. Durante el ciclo escolar 2004-2005 dará inicio la fase experimental de la asignatura de formación cívica y ética en quinto y sexto grados de 12 estados, segunda etapa de este programa. Para el ciclo escolar 2005-2006 se planea su extensión a todos los grados de la educación primaria del país. Observatorio dedica este comunicado al análisis de algunos aspectos importantes de este nuevo programa, así como a la visión en valores que encierra.

UN PROGRAMA DE esta naturaleza era una ausencia notoria en el modelo de educación primaria. Su puesta en marcha es relevante, pues implica la decisión de definir el sentido cívico y ético que habrán de aprender los niños mexicanos. Al mismo tiempo, abre muchas interrogantes: ¿hacia dónde dirigir la formación de valores en un contexto complejo como el que muestran las nuevas realidades políticas y culturales del mundo? ¿Desde qué perspectivas valorales se quiere orientar la vida pública del país para que su economía y política funcionen equitativa y racionalmente? ¿Es posible pensar en formar mejores seres humanos, mejores políticos y mejores instituciones que las que vemos -y ven los niños- todos los días por la televisión comercial?

DE LA PRIMERA etapa o fase piloto de este programa, que corresponde al ciclo escolar 2003-2004, no se han dado a conocer resultados puntuales sobre los contenidos que tendrá la asignatura para cada grado, ni tampoco sobre las estrategias de actualización y formación docente para las etapas sucesivas del programa, ni sobre cómo va la formación de equipos técnicos en cada uno de los 12 estados involucrados. En su presentación la subsecretaría hablaba de abrir "un proceso participativo y consensado" en el que serían escuchadas las propuestas y experiencias exitosas que los especialistas, autoridades y grupos técnicos de los estados pudieran aportar. Los docentes serían consultados, señalaba el programa, respecto a contenidos y experiencias didácticas. Sin embargo, conviene no olvidar que, dada la ausencia de un mínimo proyecto de país aceptado por todos, se encuentran en pugna perspectivas incompatibles que es necesario no perder de vista y que se reflejan en el escenario de la educación en valores. La historia reciente informa de debates y presiones de algunos grupos de interés por intervenir en la educación pública del país en su ciclo básico; cada uno de esos grupos tiene una visión cargada de filosofía correcta; abrazan entonces valores diferentes.

LOS VALORES EN CONFLICTO. Por ejemplo, los valores del empresariado giran en torno al interés privado; de la escuela esperan que forme a la fuerza de trabajo en valores de obediencia, disciplina, puntualidad, limpieza y, sobre todo, en la comprensión y respeto a las reglas del mercado. Por su parte, diversos credos religiosos se oponen tajantemente a las ceremonias cívicas, una de las estrategias más importantes para la educación en ese renglón. Hace dos años la Conferencia del Episcopado Mexicano reiteró su propuesta de que se imparta clase de religión en las escuelas públicas. Resulta claro que la educación laica, como factor de equilibrio, no satisface por diversas razones a algunas iglesias. La televisión comercial también persigue su tarea de promover valores, que son en realidad "antivalores": más reality shows para educar la sensibilidad del pueblo, individualismo egoísta, supresión de la capacidad de crítica. Pero ni la Cámara de Diputados ni la de Senadores han intervenido para regular el poder sin límites que en materia de valores ejerce la televisión comercial contra los esfuerzos de la educación pública. De hecho, el laberinto de leyes que rige la vida del país permite apreciar la manera con que los principios fundamentales de los que se debe-rían derivar los valores básicos son interpretados y reinterpretados en favor de diferentes intereses sectoriales, corporativos y hasta personales. Empresarios, Iglesia y televisión: poder económico, poder espiritual y poder casi omnipotente de los medios.

EN ESTE ESCENARIO de intereses aparece el nuevo programa integral para la educación primaria. Como mantiene los tres mismos ejes que el programa vigente en secundaria, resulta pertinente remitirse a las críticas que se hicieron a aquél en su momento: su fragilidad intelectual, el relego de la formación ética junto con otras tareas de esa asignatura, y la confusión entre obligación legal y obligación moral como base para formar a la vez la responsabilidad de la conciencia ética y el sentido ciudadano. De hecho, la SEP no ha dado a conocer la evaluación de la asignatura formación cívica y ética en la secundaria, prescrita en el Programa Nacional de Educación para 2002, con miras a que se la reformara en 2003.

LOS CONTENIDOS DE LA EDUCACION CIVICA Y ETICA. El nuevo programa integral sustituye al de 1993. Desde entonces los contenidos de educación cívica de la enseñanza primaria no habían sido revisados. La educación ética no aparecía y la cívica ocupaba un sitio muy reducido en el currículo; tenía el último lugar por lo que respecta al número de horas: una hora por semana a partir del tercer grado.

UNO DE LOS PUNTOS sobresalientes del nuevo programa señala que se busca "una sólida formación en valores que favorezca el juicio y la acción moral sustentada en los principios universales de los derechos humanos". El programa pretende ser eminentemente formativo, buscando el desarrollo de competencias cívicas y éticas; propone, además, que se lleve a cabo un trabajo articulado entre los contenidos de todas las asignaturas, de tal suerte que la transversalidad ponga en juego permanentemente las competencias en las que los niños aprendan a responder a sus retos cotidianos de manera ética. El consejo técnico de las escuelas y el proyecto escolar son palancas en las que puede apoyarse.

SE DESTACAN TAMBIEN como valores explícitos la perspectiva de género, la interculturalidad, el sentido de pertenencia nacional y universal, el pluralismo ideológico y cultural, el diálogo y el aprecio por la paz, la participación social y política, la comprensión y afecto por la democracia y el apego a la legalidad y al sentido de justicia. La idea de fondo que sostiene todo el programa es propiciar el ejercicio responsable de la libertad y, por tanto, desarrollar los aspectos cognitivos y autoexhortativos del juicio moral de los educandos de primaria.

LA PRUEBA DE LA REALIDAD. Un programa curricular no pasa de ser un acto de voluntad pedagógica de las autoridades; su eficacia real depende de múltiples mediaciones humanas -principalmente las de los maestros-, que no se darán automáticamente. Muchas reformas curriculares fracasan porque los docentes no se las apropian y su capacitación resulta insuficiente o inadecuada. También influyen los contrastes entre los valores que impulsa la escuela y los que viven los niños en el hogar, en el que se expresan con mayor fuerza los problemas de la desigualdad social y los valores promovidos por los medios masivos.

ADEMAS, HAY QUE señalar otros dos factores que resultan críticos para el éxito del nuevo programa: el currículo oculto y los valores contrarios que predominan en nuestro contexto social. En el currículo oculto hay muchos "antivalores" que resultan contrarios a las buenas intenciones proclamadas por el programa: prácticas de simulación, pequeñas y grandes corrupciones que el alumno presencia y vive (muchas protegidas por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), maneras impositivas de ejercer la autoridad en el plantel y en el aula, relaciones interpersonales que inhiben la autoestima y el crecimiento de las personas, entre otros.

Y EN EL CONTEXTO social y político también son evidentes las contradicciones: diariamente se comprueban comportamientos de la clase política opuestos a lo que exige una verdadera democracia. Formar ciudadanos responsables en un contexto semejante es particularmente difícil. Cierto que no corresponde a la autoridad educativa transformar ese contexto, pero sí advertir a los maestros sobre las dificultades que éste suscita para su tarea de formar valores democráticos.

INDICADORES DE CULTURA POLITICA EN MEXICO. Convendrá, por ejemplo, invitar a los maestros y directores de escuela a considerar algunos resultados de la segunda encuesta nacional sobre cultura política y prácticas ciudadanas, aplicada en febrero de 2003. Impulsada por la Secretaría de Gobernación, la encuesta diagnostica el conocimiento, el interés y la información que tienen los ciudadanos mexicanos de la vida pública, los valores que norman nuestra comunidad, el estado de las libertades políticas, la percepción de la vida institucional y los niveles de participación política.

PARTICULARMENTE, EL POCO INTERES por la vida pública (en promedio un 87 por ciento de los encuestados difícilmente pueden ser imaginados participando activamente en la vida política del país) encuentra perfecta consonancia con 60 por ciento de encuestados que expresó estar poco o nada satisfecho con la democracia que hoy tenemos. Cómo no subrayar que un pueblo sin confianza en sus instituciones y en su clase política constituye una atmósfera social poco propicia a la educación del juicio moral entre los estudiantes de educación básica. Un pueblo que se siente lejos de la toma de decisiones y marginado de la distribución de la justicia, al mismo tiempo que insatisfecho y sin interés por la res publica, impotente, sin capacidad de respuesta, termina por preferir, como ocurrió en la encuesta, un gobierno eficaz que actúe cuando se necesite (50 por ciento) a uno democrático que someta a consulta ciudadana las decisiones (32 por ciento). Esta respuesta es particularmente grave.

LA ENCUESTA ES un retrato de la opinión pública. La imagen que nos revela no es la de una colectividad cuyos conocimientos, sentimientos, evaluaciones y participación permitan vislumbrar la figura del ciudadano democrático con alta cultura cívica. Refleja más los rasgos de una cultura política de subordinación; es decir, sometida a un gobierno central y sin capacidad para influir en la toma de las decisiones gubernamentales, y con bajos niveles de participación política.

LA SOCIEDAD MEXICANA en general, y en particular la clase política, las autoridades educativas y los profesores y sus sindicatos, tenemos un enorme desafío en lo referente a la formación ética y ciudadana de los niños. Más participación de la sociedad, menos corrupción de los líderes políticos, más atención a la educación ética en las escuelas del nivel básico y mejor preparación de sus profesores probablemente sembrarían en los niños el deseo y la confianza en la construcción de instituciones verdaderamente democráticas. Todo eso contribuirá a que los niños aprendan a confiar en las instituciones del país y crezcan en las virtudes que construyen la "ciudadanía".

INTERROGANTES. El próximo periodo de clases está en puerta y los maestros todavía no tienen información sobre este Programa Integral de Formación Cívica y Etica y lo que les tocará hacer. Esperamos que la Subsecretaría de Educación Básica y Normal informe cómo va la primera fase experimental del nuevo programa; además, no debe olvidarse que hace falta conocer la evaluación de la asignatura formación cívica y ética de secundaria (lo que se debía haber hecho desde 2002 según el Programa Nacional de Educación)

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