Viaje al centro de la pirámide de la Luna en Antropología

Expuestos al público, recientes hallazgos en Teotihuacán

La muestra se integra de piezas y representaciones de cuatro entierros-ofrendas encontrados desde 1998

ARTURO JIMENEZ

Es como ingresar a las entrañas de una pirámide pero sin tener que ir a una zona arqueológica. Es la exposición Viaje al centro de la pirámide de la Luna. Recientes descubrimientos en Teotihuacán, abierta al público desde ayer en el Museo Nacional de Antropología.

En la sala la museografía simuló las entradas a los más de 200 metros de túneles de exploración hechos por los arqueólogos en el segundo edificio más grande de la Ciudad de los Dioses, el cual comenzó a construirse hace 2 mil años, antes que la pirámide del Sol.

La intención es mostrar piezas y representaciones de los cuatro entierros-ofrenda encontrados durante las excavaciones realizadas desde 1998 en algunas de las siete épocas constructivas y sobrepuestas de que consta ese monumento.

Los trabajos son parte del Proyecto Pirámide de la Luna, que codirigen los arqueólogos Rubén Cabrera y Saburo Sugiyama (japonés), quienes estuvieron presentes durante la inauguración de la muestra.

Expuestos al público por primera vez luego de siete meses de retraso, entre los objetos y representaciones de tumbas-ofrenda destaca el entierro 5, descubierto en la temporada de campo del verano de 2002 por Cabrera y Sugiyama (La Jornada, 26/09/2002).

Se trata de una "representación hipotética" -subterránea y cubierta de acrílico para ser vista en el piso- de la manera en que originalmente pudieron ser colocados los cuerpos de los tres individuos ahí encontrados.

Los restos estaban en posición de flor de loto y con las manos atadas sobre los pies, a la manera de los entierros de los antiguos mayas. Todos eran personajes de alto rango social y al parecer fueron sacrificados.

Dichos personajes, que tenían entre 45 y 55 años y quizá vivieron en el siglo IV d.C., estaban ataviados a la manera de los dignatarios mayas, con collares de grandes cuentas y orejeras de jade proveniente de Guatemala, rodeados de conchas y caracoles, figuras antropomorfas de obsidiana y restos de animales sagrados como lobos y serpientes.

La anterior información es importante porque indica una relación entre las elites mayas y teotihuacanas. Ello fortalece la teoría de que Teotihuacán fue un centro ceremonial importante al que acudían multitudes desde diversas regiones para celebrar alguna fecha importante (La Jornada, 25/08/2003).

Las pruebas de ADN e isótopos que se realizan en Canadá y Japón para saber la procedencia y alimentación de esos personajes podrían quedar listas hasta dentro de uno o dos años, reconoce Sugiyama.

En la representación del entierro 2 se recrea el momento en el que se colocaron los cuerpos de un personaje y los animales ofrendados, como dos pumas, un coyote, un águila, un halcón, un búho y varias serpientes.

El personaje había sido sacrificado y ofrendado en posición sedente, con los brazos hacia atrás, y junto a él se colocaron objetos de jade, concha, obsidiana y cerámica, además de los citados animales.

Hallados en diferentes niveles de las siete etapas constructivas de la pirámide de la Luna, varios de los entierros pudieron haber sido parte de las ofrendas que exigía una nueva edificación sagrada.

Para las recreaciones se utilizaron réplicas de los objetos y artefactos originales, los cuales son exhibidos de modo convencional en vitrinas a fin de que los asistentes puedan apreciarlos mejor.

La exposición Viaje al centro de la pirámide de la Luna. Recientes descubrimientos en Teotihuacán se divide en dos segmentos, uno sobre las excavaciones previas en la Plaza de la Luna y el que aborda los hallazgos de Sugiyama y Cabrera al interior del edificio.

La colección del Proyecto Pirámide de la Luna cuenta con más de mil 300 piezas, pero también se exhiben otras provenientes de la zona arqueológica de Teotihuacan y de los museos de Antropología e Historia, del Templo Mayor y de las Aves, así como de la Dirección de Antropología Física.