.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
C U L T U R A
..

México D.F. Jueves 8 de abril de 2004

Olga Harmony

Las bodas del Cielo y del Infierno

De esta obra de William Blake existen dos traducciones al español realizadas en México. Una, la incompleta que Xavier Villaurrutia hizo para la revista Contemporáneos en 1928 (y que circula escasamente en una edición del estado de Hidalgo, pero que se puede encontrar en Internet) y la de Agustí Bartra de 1967 publicada por la UNAM con el título de Primeros libros proféticos. Ahora se conoce la de Tina French, quien la adaptó al alimón con el director Antonio Castro para un montaje que ya se ha presentado por diversos foros, primero los de su patrocinador, la Universidad de Guadalajara, después en el Teatro de las Artes, antes de su breve temporada actual en el Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

Son bien conocidas vida y obra de Blake. Se sabe que saboreó el éxito, pero también la traición de un vivales y que murió pobre y olvidado. Que renegó de la Academia, a donde su padre, un bonetero inglés, logró enviarlo para que estudiara, y que desde entonces se negó a pintar más que las alucinadas visiones que su imaginación le dictaba. Poeta y grabador, en ambas disciplinas se le considera un precursor del romanticismo y en tanto que artista plástico influyó mucho en el movimiento prerrafaelista. Como no encontrara editor para sus Cantos de inocencia, decidió editarlos él mismo y con ayuda de su mujer Catherine lo ilustró con un sistema muy parecido al aguafuerte, que después coloreó. A partir de entonces, todos sus libros fueron publicados de la misma manera.

Algunos críticos prefieren sus primeros poemas de indudable influencia ossiánica (por el bardo escocés del siglo III, Ossián u Ossin, creador de un tipo de poemas que tuvieron gran ascendiente en los románticos) a los proféticos. En estos últimos, se ha estudiado la influencia tanto de Milton como del teósofo Emmanuel Swedenborg, aunque en Las bodas del Cielo y el Infierno los rebate en pasajes eliminados de la versión teatral. Místico y alucinado, Blake se llegó a considerar fundador de una nueva religión y en sus últimos momentos fue tildado de El loco. Otros hablan de un genio que vivió fuera de su época.

Místico, loco o genio, nadie hubiera imaginado verlo con ligueros negros de cocotte, con un breve bikini cubierto por una casaca azul semitransparente y con una chorrera de encaje que mal puede tapar los pechos de este Blake convertido en mujer por obra y gracia de la sorprendente vanidad de Ariane Pellicer, la productora de este montaje que oscila entre la pomposidad y el ridículo. La idea de recrear escénicamente algo del mundo pictórico del artista en base a un texto suyo, no puede ser más interesante. La escenografía, el vestuario -ambos de Mónica Raya y Alejandro Colunga- también lo son, si exceptuamos el muy absurdo de la señora Pellicer, pero todo está realizado con poco profesionalismo. Hielo seco a mares, al grado de producir toses del agraviado público. La nube de fuego realizada con un simplón juego pirotécnico. Horas y horas para que Blake y el Angel -incorporado por Tina French- se sujetaran al cable, muy visible como todos los que ejecutan la tramoya, que las haría volar y en donde la actriz protagónica haría incipientes acrobacias que la mostraban en todo su esplendor. Voces solemnes, incluso la que en off recita Los proverbios del Infierno (a los que este texto debe su gran difusión), posturas hieráticas y todo la parafernalia de quien presuntamente está haciendo ''arte". De la debacle habría que exceptuar la iluminación de Víctor Zapatero y la música en vivo de Jorge Reyes.

El público -formado por espectadores y sobre todo espectadoras de edad mediana- acude, el teatro casi se llena y los aplausos finales son de fría cortesía, lo que no puede hablar de una publicidad de boca a boca. Tengo dos teorías para el fenómeno. O bien se cree que es un espectáculo pío, muy propio de la Semana Santa, o bien este sector del público está ávido de un teatro serio de verdad, con obra de un artista de renombre o con interés por conocerlo. La frialdad del aplauso avisa que no se tragó el camelo, pero también que hay que cuidarlo, ofrecerle escenificaciones artísticas que satisfagan ese genuino afán por la cultura que ahora demuestra.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email