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México D.F. Jueves 8 de abril de 2004

Se exhibe en el Museo Dolores Olmedo en La Noria, Xochimilco

Peculiar Altar de Dolores para preservar una centenaria tradición en México

Algunos los califican de auténticas instalaciones plásticas Es una expresión artística y cultural que reúne el trabajo de distintos artesanos, dice la investigadora Josefina García

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

El dolor sagrado: seguro que todo aquel criado en el seno de una familia católica ha visto alguna vez la imagen -imborrable y atroz- de una mujer con uno o más puñales clavados en el pecho, del lado del corazón, con expresión desfalleciente y los ojos desbordados de lágrimas. Es el símbolo del dolor que la Virgen María siente por la crucifixión de su hijo Jesús.

Para una doctrina religiosa que tiene en alta estima el sufrimiento físico o moral, el dolor de María al pie de la cruz es desde hace siglos motivo de culto y veneración. Ahí se encuentra el origen y razón de ser del Altar de Dolores que año con año, en vísperas de Semana Santa, se levanta en templos y hogares católicos.

Dicha costumbre, que hoy alcanza el rango de tradición, surgió en España a mediados del siglo XV y llegó a México con los conquistadores.

Según información recabada por Josefina García, encargada del Departamento de Investigación y Servicios Educativos del Museo Dolores Olmedo, fue el franciscano Fray Pedro de Gante quien fundó en la Nueva España el culto a la Virgen de los Dolores al publicar, en 1553, el catecismo Unas horas de la pasión de Cristo, en el que se ''explican los dolores de la virgen".

De ese culto derivó lo que en la actualidad se conoce como Altar de Dolores, que en México adquirió características peculiares.

Símbolos composición y cromatismos

Sin separarlo de sus orígenes y objetivos rituales, con el paso del tiempo los altares de Dolores han ganado reconocimiento como expresiones de alto valor artístico por los símbolos que lo conforman, la calidad de su manufactura, su composición y su singular cromatismo, entre otros factores.

Hay quienes no dudan en calificarlos como auténticas instalaciones plásticas.

Por segundo año consecutivo, en el Museo Dolores Olmedo se ha montado, a propósito de Semana Santa un Altar de Dolores que incorpora los elementos simbólicos y tradicionales más significativos. Está elaborado a partir de una investigación historiográfica realizada por Josefina García en colaboración con la especialista Graciela Romandía de Cantú.

De austera belleza, pues lo que importa es subrayar su propósito doliente, el elemento simbólico más importante es, por supuesto, la Virgen de los Dolores.

Se trata de una valiosa obra española tallada en madera estofada, que data del siglo XVI. Forma parte de un conjunto de esculturas de santos adquirida tiempo atrás por la hoy fallecida Dolores Olmedo.

En un altar de este tipo no hay flores o pocas son las que se disponen, usualmente claveles blancos y rojos. Los primeros aluden a la pureza y los segundos a la sangre de Cristo derramada para redimir a la humanidad.

Tiene adornos en papel de china picado, morado y negro, colores que representan el luto. También toronjas y naranjas. Explica García: ''En México se acostumbra que se encuentren en estado de descomposición, porque adquieren un sabor agrio y amargo, con lo que se recuerda el dolor de la virgen María".

Nueva oportunidad para el ser humano

Otro elemento imprescindible son los frascos o botellas con agua de sabor, generalmente de limón, jamaica, chía u horchata, pero ''sin azúcar".

Según la creencia católica, Jesús murió alrededor de las dos de la tarde. Por eso se estableció que la persona que llegaba después de esa hora a un sitio en el que había un altar preguntaba si la virgen ya había llorado, es decir, si ya había sufrido por la muerte de su hijo crucificado.

En todo altar que se apegue a la tradición, también debe haber palomas, que representan al espíritu santo; velas; tapetes de flores, de semillas o de aserrín; esferas de azogue para reflejar la luz de las velas y siete banderitas de lámina metálica.

Cuenta Josefina García que hubo un tiempo en que dichas banderitas eran de lámina de oro: ''Ya no estamos en condiciones de poner banderitas de oro, pero se hacen de papel dorado o de latón".

Asimismo, son infaltables las figuras de animales de barro cubiertas con semillas germinadas de chía, cuyo verdor -según la creencia- ''nos recuerda que a raíz de la muerte de Jesús hay un renacer en la humanidad y que el ser humano ha recibido una nueva oportunidad para ser mejor".

La entrevistada señala que el altar del Museo Dolores Olmedo responde al interés de la coleccionista por celebrar y conservar las tradiciones culturales de México y lo califica como expresión artística y cultural que reúne el trabajo de distintos artesanos.

El Altar de Dolores concluirá exposición al público el domingo 18 en avenida México 5843 en La Noria, Xochimilco (estación La Noria del tren ligero).

Horarios de visita de 10 a 18 horas, de martes a domingo. (Informes a los teléfonos 55 55 08 91 y 55 55 12 21).

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