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México D.F. Jueves 8 de abril de 2004

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Pensiones, "molestia social"

* Uno de cada tres mexicanos tiene prestaciones * Envejecimiento de la población latinoamericana

PASA EL TIEMPO y el de las pensiones y jubilaciones de los trabajadores es un problema que provoca angustia en los gobiernos latinoamericanos y en su "asesor" de cabecera, el Banco Mundial: de plano no encuentran la fórmula mágica, el abracadabra, que les permita deslindarse de lo que suelen llamar "molestia social", a pesar de que tienen muy andado el caminito privatizador.

LLEVAN AÑOS TRATANDO de encontrarle la cuadratura al círculo, siguiendo al pie de la letra las "recomendaciones" del Banco Mundial, modificando una y otra vez las leyes, y nada: es una enorme papa caliente que les quema las manos, a pesar de que el número de latinoamericanos con empleo y prestaciones, especialmente las relativas a la seguridad social, decrece a pasos agigantados.

EN EL CASO concreto de México, la población ocupada sin prestaciones representa 63.3 por ciento del total (hasta agosto de 2003, de acuerdo con las más reciente cifras del INEGI), o lo que es lo mismo que de cada tres ocupados sólo uno tiene acceso a tales compensaciones, especialmente las relativas a la seguridad social y de ésta, de manera destacada, la jubilación o la pensión.

UNO DE CADA tres ocupados, en un país en el que casi 55 por ciento de la población económicamente activa es mayor de 45 años, segmento que en su futuro no muy lejano puede imaginar lo que quiera menos la posibilidad de incorporarse al padrón de jubilados y pensionados.

PARA BIEN O para mal, todo el mundo le ha metido mano al manejo de los dineros de las instituciones de seguridad social, menos los supuestos beneficiarios. Paradójicamente, ahora que las finanzas del IMSS están a punto de reventar, que las del ISSSTE lo hicieron de tiempo atrás, que no hay presupuesto para solventar los pasivos laborales pero sí para los banqueros, que la Consar asegura que las Afore no son sinónimo de robo institucionalizado y que las pensiones y jubilaciones son cada vez más raquíticas, resulta, pues, que los responsables de este caos son los trabajadores.

EL PANORAMA LATINOAMERICANO no dista mucho del descrito, y de ello da cuenta un perfil que sobre el particular elaboró la Cepal (Las personas mayores en América Latina y el Caribe: diagnóstico sobre la situación y las políticas): El 50 por ciento de los adultos mayores (60 años en adelante) en la región carece de ingreso; ser viejo es casi sinónimo de ser pobre y la vejez se da en un contexto de mucha pobreza, persistente desigualdad y baja cobertura de la seguridad social.

AMERICA LATINA, APUNTA el organismo, vive un momento de envejecimiento paulatino, por lo que es urgente visualizar el fenómeno en toda su extensión y diseñar políticas que contribuyan a garantizar el derecho a una vejez digna. En los hechos, sin embargo, la toma de decisiones es en sentido inverso.

SOLO DOS DE cada cinco personas mayores latinoamericanas reciben ingresos provenientes de la seguridad social en el área urbana, y una de cada cinco en las zonas rurales. Esto obliga a muchos adultos mayores a seguir trabajando, al contrario de lo que acontece en los países desarrollados. Durante los años noventa las tasas de ocupación aumentaron debido al modesto monto de las pensiones, al no tener acceso a ese derecho por no haber aportado cotizaciones, o por la necesidad de compensar los ingresos familiares durante las crisis.

LOS ADULTOS MAYORES de 60 años se insertan en empleos informales de baja calidad, con un ingreso inferior al obtenido por el grupo de 50 a 59 años por el mismo trabajo. La familia, señala la Cepal, es actualmente el principal sostén de los ancianos, ya sea a través de aportes directos en dinero o de cuidados.

ENTRE 40 Y 65 por ciento de los adultos mayores de 60 años viven con sus hijos, según datos de las encuestas sobre salud, bienestar y envejecimiento (SABE) realizadas por la Organización Panamericana de la Salud en siete ciudades. Las proporciones son mayores en la Santiago de Chile, La Habana y ciudad de México, y menores en Buenos Aires, Montevideo y Bridgetown.

LOS ADULTOS MAYORES viven en pareja. Entre 70 y 85 por ciento de los hombres y 55 y 60 por ciento de las mujeres declaran estar casados o unidos. La diferencia según el sexo obedece a una combinación de mayor viudez femenina y a que los hombres tienden a unirse de nuevo tras separarse o enviudar. Pocos viven solos: entre 5 y 16 por ciento, de acuerdo con los resultados censales. En comparación con otros grupos de edad, las personas de este sector tienen menos años de estudio y una tasa de analfabetismo más alta, con disparidades según el género que son desfavorables para las mujeres.

AMERICA LATINA Y el Caribe envejece paulatina pero inexorablemente, en un proceso que ocurre a un ritmo más rápido que el registrado históricamente en los países hoy desarrollados. Dice la Cepal que "en nuestras sociedades predomina una imagen negativa de la vejez. Este estereotipo puede llevar a la exclusión en tanto grupo y llevar a la invisibilidad de la vejez a nivel de políticas públicas, investigación y academia".

ACTUALMENTE LOS ADULTOS mayores de 60 años en la región suman poco más de 41 millones, pero su proporción crecerá alrededor de 340 por ciento de aquí al 2050, cuando representarán el 25 por ciento de la población. En 2025 sumarán 98 millones y en 2050 184 millones. "Para entonces habrá más ancianos que niños en la región" (y las pensiones y jubilaciones brillarán por su ausencia).

Las rebanadas del pastel:

NO HUBO NECESIDAD de ir a la Universidad de Yale para preguntarle a Ernesto Zedillo... El senador Genaro Borrego, ex director del IMSS, comentó a México SA que, "en efecto, la nueva Ley del Seguro Social (1997) liberó para siempre el pasivo que amenazaba su salud financiera y que limitaba drásticamente su capacidad para atender las necesidades presentes y futuras de los derechohabientes. Dicho pasivo se refiere al régimen pensionario de los asegurados-derechohabientes, no así de los trabajadores de la institución. El régimen jubilatorio de éstos se encuentra establecido en el contrato colectivo de trabajo. No es materia de la ley del Seguro Social. Es materia laboral. Sólo puede ser modificado por voluntad de las partes o mediando un conflicto de naturaleza económica planteado ante los tribunales del trabajo"... Saludos a Panteón Rococó.

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