México D.F. Miércoles 3 de marzo de 2004
Fue cofundador en EU de la revista Monthly
Review
Fallece Paul Sweezy, uno de los principales economistas
marxistas
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington
y Nueva York, 2 de marzo. Paul M. Sweezy, economista marxista fundador
de la influyente revista Monthly Review, considerado el "intelectual
marxista más importante" de Estados Unidos, falleció esta
semana en su hogar en Nueva York a los 93 años.
Doctor en economía educado en la Universidad de
Harvard, Sweezy desarrolló y nutrió un debate público
sobre el marxismo y el socialismo durante décadas, a lo largo del
periodo de mayor represión política de la guerra fría
y la era macartista de los años 50.
Ese debate perdura hoy en las páginas de la revista
que cofundó, Monthly Review, y en su casa editorial de libros.
Además de cientos de ensayos, Sweezy escribió más
de 20 libros y ayudó a definir una corriente analítica marxista
independiente y no alineada.
John Kenneth Galbraith lo caracterizó co-mo "el
intelectual marxista estadunidense más reconocido" de la segunda
mitad del siglo XX. El New York Times, hoy en un obituario, lo describió
como "el intelectual marxista más importante de la nación".
La revista Monthly Review fue un foro único
donde intelectuales desde William Appleman Williams y Jean-Paul Sartre
a Ernesto Che Guevara y Noam Chomsky, de Tariq Alí a Eduardo
Galeano, entre decenas más, han ofrecido perspectivas y argumentos
sobre la coyuntura e historia mundial.
En su primer número en 1949, Albert Einstein escribió
el artículo principal, "¿Por qué el socialismo?".
En 1952, Sweezy y su co-fundador de Monthly Review, Leo Huberman,
decidieron empezar a publicar libros debido a la cantidad de autores progresistas
que eran rechazados por las principales editoriales del país.
Desde su comienzo, Monthly Review se pronunció
en favor del socialismo marxista y como tribuna antiimperialista. El principio
de guía de Monthly Review, dijo Sweezy, "es un intento sincero
para enmarcar los temas del día con una serie de intereses primarios
en mente: aquellos de la gran mayoría de la humanidad, los sin propiedad".
La revista siempre ha buscado examinar la coyuntura desde
una perspectiva histórica de largo plazo, o como lo dijo Sweezy,
"ver el presente como historia".
"Uno debe recordar que en un periodo (de los años
40 y 50) no había marxistas en la academia estadunidense", explicó
William Tabb, economista de la Universidad de la Ciudad de Nueva York,
quien colaboró con Sweezy y su equipo en Monthly Review durante
las últimas dos décadas.
En entrevista con La Jornada, Tabb recordó
que durante ese periodo Monthly Review era el único lugar
donde se podían encontrar versiones y debates alternativos de la
historia contemporánea.
"La labor de Sweezy y sus escritos educaron a una generación
de economistas progresistas que se presentaron durante los 60, la Guerra
de Vietnam, la lucha contra el racismo en el sur de Estados Unidos y la
expansión del movimiento de las mujeres", dijo Tabb.
El propio Sweezy fue encarcelado durante los años
50 al negarse a cooperar con órdenes del procurador general del
estado de Nueva Hampshire, un anticomunista que buscaba información
sobre vínculos marxistas con participantes en una campaña
política.
La Suprema Corte descartó las acusaciones contra
Sweezy en un caso que aún hoy es considerado como una piedra angular
de la libertad académica en este país.
El libro de Sweezy de mayor influencia fue El Capital
monopólico un ensayo sobre el orden económico y social estadunidense,
publicado en 1966, con su coautor Paul Ba-ran; ahí describió
la tendencia hacia la concentración del capital en las economías
de mercado no reguladas, donde una pequeña agrupación de
empresas gigantescas logra controlar industrias claves y el motor económico
de este país.
Ese libro, que se convirtió en un texto fundamental
de la llamada "nueva izquierda" de los 60, describió también
cómo economías estancadas son mantenidas por el gasto militar,
la ampliación del gasto del consumidor y por el capital financiero.
A lo largo del último medio siglo, Sweezy y sus
colegas fueron claves en la publicación de libros y textos esenciales
para la izquierda, como Economía política del crecimiento,
de Paul Baran, en 1957, libro que marcó el inicio de la teoría
marxista de la dependencia; Estados Unidos, Cuba y Castro, de William
Appleman Williams, en 1963, y Fanshen, de William Hinton, así
como libros claves de los editores de la revista, como los de Leo Hu-berman
sobre el capitalismo y los análisis sobre imperialismo de Harry
Magdoff.
Sweezy apoyó desde el comienzo a la re-volución
cubana y fue invitado de honor en la toma de posesión de Salvador
Allende en Chile. Recientemente, John Bellamy Foster, actual editor de
Monthly Review, escribió que Sweezy había advertido
a Allende que sin el poder militar, su régimen -de hecho cualquier
régimen socialista- sería vulnerable.
"El golpe subsiguiente dirigido por la CIA en Chile en
donde cayó como víctima Allende, hizo patentemente claro,
en la opinión de Sweezy, que dadas las realidades del imperialismo
estadunidense, la revolución en la periferia sólo podría
ocurrir mediante la revolución armada", escribió Foster.
A principios de los años 70, Sweezy empezó
a argumentar que el "socialismo de mercado" que se estaba promoviendo en
Europa oriental no llevaría a nada menos que a la restauración
del capitalismo.
"Fue el sistema político burocrático estalinista
más que la planeación como tal lo que constituyó la
verdadera debilidad de la so-ciedad soviética", escribió
Sweezy.
En su último ensayo importante sobre el imperialismo,
escrito poco después del fin de la primera Guerra del Golfo, en
1991, Sweezy declaró: "Estados Unidos, al parecer, se ha empeñado
en un rumbo con las más graves implicaciones para el mundo entero.
El cambio es la única ley cierta del universo. No puede ser detenida.
Si se les impide a las sociedades intentar resolver sus problemas por sus
propias formas, ciertamente no los resolverán por maneras dictadas
por otros. Y si no pueden avanzar hacia adelante, inevitablemente retrocederán.
Esto es lo que hoy está ocurriendo en gran parte del mundo, y Estados
Unidos, la nación más poderosa con medios ilimitados de coerción
a su disposición, parece estar diciendo a los demás que éste
es un destino que tiene que ser aceptado so pena de la destrucción
violenta.
"Alfred North Whitehead, uno de los más grandes
pensadores del siglo pasado, dijo una vez: 'nunca he dejado de sopesar
la idea de que la raza humana podría elevarse hasta un cierto punto
y después declinar y nunca rescatarse. Muchas otras formas de vida
han hecho eso. La evolución igual puede bajar que subir'. Es una
idea desconcertante pero por ninguna razón extrema el que la forma
y la agencia activa de este deterioro podrían estar formándose
frente a nuestros ojos en estos años de cierre del siglo XX.
"Esto, claro, no es para sugerir que un de-clive irreversible
es inevitable. En los asuntos humanos nada es inevitable hasta que ocurra.
Pero sí es para sugerir que la manera en que han estado pasando
las cosas en el último medio siglo, y especialmente este último
año, sí contienen ese potencial. Y también es para
reconocer que nosotros, el pueblo estadunidense, tenemos una responsabilidad
especial para hacer algo sobre esto, ya que nuestro gobierno es el que
amenaza con jugar a ser Sansón en el templo de la humanidad".
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