Antonio Ortiz Griton

De la selva a la polis

Entre una verdadera tormenta de gritos, trompetas, tambores africanos, mezclas, remezclas y a un vertiginoso ritmo de ska, la inconfundible voz de Manu Chao se encarga de repetirnos una y otra vez por qué el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha sido sin duda el que más ha influido a lo largo de los recientes 10 años la evolución de nuestra propia cultura mexicana y de la mismísima cultura global: šPróxima estación!...šEsperanza!

Y es que estos 10 años de lucha, comunicados, muertos por doquier y una represión gubernamental salvaje y retrógrada, han representado para la mayoría de los movimientos reivindicativos a lo largo y ancho de este pequeño mundo, pero brillante punto azul del universo, una imagen fidedigna de lo que es la esperanza: la esperanza de que el ser humano recupere una vida digna y en concordancia con la naturaleza y su entorno local, ante ese arrasamiento del capitalismo salvaje disfrazado con la piel de oveja de la economía global que lo único que deja a su paso es, cuando no muerte y destrucción, seres humanos, casi autómatas, cuya única razón de vida la encuentran en el acto de consumir.

El movimiento e ideología del EZLN, así como las fases evolutivas que ha tenido, han sido detonadores para que una gran variedad de individuos, grupos y organizaciones ligadas al quehacer cultural hayan dejado de ver al aparato cultural estatal y privado como ''aquello al que hay que pedirle permiso o apoyo para realizar cualquier cosa". Y los ejemplos de todo tipo sobran: desde las vanguardistas exposiciones organizadas en departamentos y casas de diversos estados de la República por el colectivo Doméstica a finales de los años 90, hasta la reciente exhibición en Xochimilco de la galería-sin-local-específico Kurimanzutto o el sinfín de actividades que durante su primer año de vida ha realizado la galería El Barandal, de Efraín Herrera, pasando por los performances de Ema Villanueva en apoyo a movimientos populares como el del CEU, ''La toma de Reforma" por más de 150 artistas visuales en enero del 2003, la valiente decisión del grupo Santa Sabina de transformarse en un grupo verdaderamente independiente, la inmensa cantidad de revistas y pasquines publicados por los colectivos afines al Tianguis Cultural del Chopo y un interminable etcétera de exposiciones, conciertos y muestras organizadas al margen de cualquier institución pública o privada.

De hecho, cuando se compara el nivel y alcance de todas estas muestras independientes de hacer cultura a lo largo de esos 10 años, la ''propuesta" cultural del Estado, si es que existe alguna, palidece de manera asombrosa; de aquí la importancia de propuestas como la de Néstor Quiñones y Octavio Moctezuma, entre otros artistas, de conformar un consejo autónomo -el Consejo Nacional para la Curación de la Cultura y las Artes- que funcione de manera paralela al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y cuya función sea articular de forma inteligente todas las propuestas independientes, respetando siempre la autonomía de cada grupo o colectivo, y cuyas acciones siempre tendrán el objetivo de defender, promover y difundir todas aquellas expresiones culturales que propicien la evolución de la sociedad en su conjunto, estableciendo procesos de reflexión encaminados a elevar y revalorar lo que debe entenderse como calidad de vida.

Sí, el movimiento del EZLN no solamente ha transformado el paisaje social de la selva chiapaneca, ha transformado de forma radical la manera de percibir al Estado y sus instituciones más allá de la selva.