México D.F. Miércoles 12 de noviembre de 2003
La juez consideró insuficiente garantía
el aval de 40 diputados y 300 empleados de Yukos
Niegan libertad condicional al magnate petrolero ruso
Jodorkovsky
Riesgoso, seguir desestabilizando la economía,
advierte el primer ministro Kasianov
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 11 de noviembre. El magnate Mijail Jodorkovsky,
accionista mayoritario de la petrolera Yukos, enfrentado con el Kremlin,
permanecerá en prisión toda vez que la Corte de Moscú
rechazó este martes concederle la libertad condicional, al desestimar
en segunda instancia el recurso presentado por sus abogados.
Por las motivaciones políticas del caso y el reducido
margen de autonomía del Poder Judicial en Rusia, nadie esperaba
que la juez Marina Selina fuese a poner en entredicho la decisión
de la Corte del Distrito Basmanny, que el pasado 25 de octubre sancionó
el encarcelamiento de Jodorkovsky hasta el próximo 30 de diciembre.
Otra
fue la sorpresa: la juez Selina ordenó celebrar la sesión
a puerta cerrada, con el pretexto de evitar que pudieran conocerse "secretos
del sumario" ante el riesgo de que en la sala estuviera algún "cómplice"
de Jodorkovsky.
Podría pensarse que ya no quedaban secretos en
este caso, después que la prensa local publicó íntegro
un documento de 50 cuartillas sobre la "trayectoria criminal" del hombre
más rico de Rusia, que filtró la misma procuraduría.
La juez Selina, sin dudarlo, expulsó del recinto a todos los periodistas
y hasta a un grupo de legisladores rusos.
Al propio imputado se le negó el derecho de asistir
a la sesión, si bien la justicia rusa aplicó con Jodorkovsky
toda una innovación tecnológica -la participación
virtual-, al permitírsele rendir testimonio desde su celda
mediante una transmisión de circuito cerrado de televisión.
La Corte de Moscú, al denegar la libertad condicional
bajo fianza, arraigo o aval, las tres fórmulas legales que promovió
la defensa, prefirió la tesis de la procuraduría de que Jodorkovsky
podría intentar huir del país.
La juez Selina consideró insuficiente garantía
el aval presentado por 40 diputados de la Duma (Parlamento ruso) y cerca
de 300 empleados de Yukos, aparte de los muchos que lo hicieron a título
personal, desde reconocidos activistas de derechos humanos hasta intelectuales
de renombre.
Tampoco sirvió que la defensa argumentara que Jodorkovsky,
como cualquier persona acusada de cometer delitos de orden económico,
no representa un peligro para la gente que implique mantenerlo en prisión,
como si fuera un asesino, además de que carece de pasaporte y una
parte de sus acciones están embargadas, y cuando pudo haber escapado
no lo hizo, viajando dos veces al exterior desde que comenzó el
acoso judicial contra Yukos.
Los abogados del magnate preparan ya la apelación
ante la Corte Suprema de Rusia y, tras consultarlo con su cliente, no descartan
llevar el caso a la Corte Europea de derechos humanos.
Mientras tanto, muchos rusos empobrecidos por las privatizaciones
fraudulentas de la época de Boris Yeltsin, sin reparar en las motivaciones
políticas del caso Yukos, celebran el encarcelamiento de Jodorkovsky,
como si el Kremlin tuviera el firme propósito de hacer justicia
social, creencia hábilmente estimulada por los medios electrónicos
bajo control del Estado y muy útil de cara a las elecciones legislativas
del próximo 7 de diciembre.
En contraste, el primer ministro, Mijail Kasianov, a quien
se ubica en un grupo político contrario al clan que empieza a prevalecer
en el entorno de Putin, advirtió hoy los riesgos de seguir desestabilizando
la economía, cuando los mercados financieros se desploman por "la
falta de claridad en las reglas del juego" y surgen cada vez más
dudas sobre "el carácter inamovible de los derechos de propiedad".
Aquí en Rusia se ha vuelto casi obligado, en una
especie de melate politológico, ofrecer variantes de respuesta
a la pregunta de quién sigue. Desde hace meses se dice que toca
el turno a Roman Abramovich, quien compró el equipo de futbol inglés
Chelsea con parte del dinero que le dio Jodorkovsky por sus acciones en
Sibneft.
Pero, hasta ahora, Abramovich -a diferencia de Jodorkovsky,
que empezó a financiar a la oposición- no se mete en política,
a menos que se trate de aportar fuertes sumas para "proyectos" cercanos
al Kremlin. Por eso, para el futuro del sistema político ruso, reviste
particular interés si se fincarán responsabilidades penales
a Abramovich, a algún otro "oligarca" o, como se comprometió
Putin ante sus colegas de la Unión Europea, no habrá más
casos, lo cual confirmaría la inspiración política
de la embestida judicial contra Jodorkovsky.
Aun siendo el que encabeza el capítulo ruso de
la lista de multimillonarios de la revista Forbes, Jodorkovsky es
sólo uno de los magnates que se enriquecieron en tiempos de Yeltsin.
Salvo los otros dos perseguidos de Yukos, hay otros 14 "oligarcas" cuya
fortuna oficial supera los mil millones de dólares y están
por encima de toda sospecha (oficial), igual que no menos de entre 15 y
20 potentados más que prefieren mantenerse en la sombra.
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