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México D.F. Jueves 23 de octubre de 2003

Se presentaron las obras Parada de rúa y Muerte

Pleno de contacto humano, humor y arte circense, el festival de Zacatecas

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Zacatecas, 22 de octubre. La cuarta jornada del segundo Festival Internacional de Teatro de Calle alcanzó ayer niveles de gran contacto humano, sensibilidad y humor, habilidad circense y potencial histriónico, cuando en la tarde, en la Plaza de Armas, confluyeron dos ríos de talento, dos propuestas creativas: los grupos Lume, de Brasil, y el dirigido por el clown Azis Gual, de México. Se pusieron de acuerdo en lo general. "Llegaremos y pum." Pero ya en la práctica eso fue un caos organizado que dejó espacio a la espontaneidad lumínica.

Los cariocas comenzaron en la avenida Hidalgo, a las cinco y media de la tarde, su Parada de rúa, un pasacalle musical que irrumpe rompiendo el ritmo del tránsito, del caminar del transeúnte, por medio de una rara sensación de absurdo que atrae, ante la cara de orate del actor Ricardo Puccetti (parecido a Manuel El Loco Valdés).

Puccetti hace que sus compañeros lo sigan, a veces entre la gente, haciendo círculos, recorridos en forma de cuadro, subiendo escaleras; los regaña si no siguen la ruta. Los actores toman de la mano a la gente que se acerca. Hay inocencia que contagia y hace participar. En medio de ese relajo avanzaron a la Plaza de Armas.

A la misma hora, Azis Gual hacía que sus nueve compañeros se balanceran sobre pelototas, brincaran la cuerda, marcharan en grupo, pegados los cuerpos. Para Aziz, el clown es un artista que se basta a sí mismo para llamar la atención.

La gran mímica se tradujo en mensaje de inocencia, paz, de humor sin fronteras de edad ni sexo ni condición social. Se oyó una especie de habla de clown. Puros ruidos, grititos que, sin embargo, algo decían, algo denotaban. La música surgía de una especie de batería u orquesta compuesta por cubetas, fierros viejos a manera de gramófono. Portaron máscaras totonacas, las famosas caritas sonrientes, pero que en este caso tenían rictus de sorpresa, miedo, de estar sacados de onda. Sólo verlos generaba risa.

Las escalinatas de la plaza estaban abarrotadas cuando se escuchó una escandalera. Los de Azis comenzaron a golpear un tambor para recibir a los brasileños, quienes bajaron con sus vestimentas locas, llamativas, y sus rostros expresivos, que proyectaron candidez. Unieron su arte al espectáculo de clown de Aziz. Buscaron saludarse, pero ninguno halló la mano del otro. Al tercer intento pudieron estrechar sus manos y se abrazaron. Caminaron juntos e hicieron un gran círculo cantando: "La mar estaba serena/ serena estaba la mar". En las gradas-escalinatas la gente aplaudió el tíbiri-tábara, el guateque. Fueron 30 minutos de arte sobre el asfalto, sobre las coladeras, bajo las nubes y el sol. El arte sin paredes.

En el atrio del ex templo de San Agustín, el grupo Me xihc co Teatro escenificó Muerte, sobre el tema histórico y actual de los trabajadores indocumentados, el drama de cruzar el desierto, de la persecusión de la Border Patrol, de la represión, del encierro, de la muerte. Al público nada de eso le es extraño. Zacatecas está entre los primeros cinco estados de México en número de obligados a buscar algún empleo en Estados Unidos.

Escrita y dirigida por María Morett y Alvaro Hegewisch, Muerte exige un valor fuera de serie a los actores: Morett, Dagoberto Gama, Humberto Espinoza, Elia Castro, Dana Berman, Carlo Bernal, Gerardo Taracena, Hegewisch y (Ƒquién creen?) Aziz Gual, quien dijo que siempre exige que su personaje no pierda la esencia del clown.

Al frío de la noche de esta tierra de Ramón López Velarde se unió el gélido sentimiento de la muerte. Un indio con taparrabo es llevado a la tumba. Se recuesta y Aziz, panteonero, le echa tierra.

Se oyeron textos de Juan Rulfo, de Octavio Paz, de Sor Juana, y muchos corridos y canciones alusivas a la Parca. La escenografía, tanto en el frontón del templo como en el atrio, semeja un camposanto, rodeado de calaveras, veladoras y flores de cempasúchil. En procesión, un difunto es llevado envuelto en un petate. Es el drama del pueblo pobre, jodido, que tiene que migrar. Ahí se conjugan Andrés, el Coyote y el Mojado.

Sorprenden el entierro, el rapel desde lo alto de la portada del templo. Hegewisch baja cual ángel, con alas blancas, para ser coronado con espinas, cual Cristo.

La obra se da en un ambiente rulfiano, de "apaciaguados para siempre", "dos que se aman hacen un círculo eterno". Es el homenaje a las enseñanzas del maestro Julio Castillo.

Me xihc co presentará Más laberintos el 27 y 28 de octubre en la Plaza San Roque de Guanajuato, en el Festival Internacional Cervantino, a las 21 horas. Se basa en ideas y textos de Sor Juana, Remedios Varo y Rosario Castellanos.

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