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P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 3 de octubre de 2003

Silvia Gómez Tagle

La racionalidad energética

Los cambios tecnológicos en los energéticos han revolucionado el mundo en los últimos dos siglos, y en gran medida explican el predominio de Occidente. La electricidad es la manifestación más versátil y limpia de la energía, casi se puede usar para cualquier cosa y se puede generar con cualquier otro energético.

Dada su importancia para el futuro del país, las decisiones en este campo no deben tomarse en forma apresurada; ya otros países sufren agudas crisis por el agotamiento o la insuficiencia de modelos de generación y distribución de energía que hoy Vicente Fox pretende imponer en México. La terquedad de no discutir opciones en esta materia más bien parece responder a los compromisos que estableció con los grupos empresariales nacionales y extranjeros que lo apoyaron en su campaña.

En primer lugar hay que tomar en cuenta que la energía eléctrica no se puede almacenar, ese es quizás el elemento técnico más importante al considerar la importancia de que exista un sistema nacional integrado, dado que se requiere de una "capacidad instalada para la generación de energía" que sólo entra en operación en las horas o los días de demanda más alta, mientras que el resto del tiempo se mantienen inactivas las plantas generadoras. Este rasgo dificulta el funcionamiento de los modelos de mercado eléctrico, porque las empresas privadas no tienen interés de invertir en una "capacidad instalada excedente" para garantizar el suministro de energía en las crisis.

Un modelo de mercado de energía al mayoreo, que pareciera ser la dirección de la propuesta de Fox, supone que toda la energía se venda en el mercado eléctrico, el cual opera bajo la lógica de la oferta y la demanda. Para que funcione bien este modelo se requiere que la red distribuidora sea totalmente independiente de los generadores, pero además debe existir un alto nivel de eficiencia del "sistema regulador nacional", que pueda garantizar el suministro eficiente a los consumidores sin perjudicar a los "generadores", que evite la formación de monopolios, y también se haga cargo del mantenimiento del o de los sistemas integrados nacional o regionalmente. Pero aun así persiste el riesgo de graves problemas como los vividos recientemente en California y en la región noreste de Estados Unidos que produjeron el apagón en Nueva York. Además, otro grave riesgo de este modelo es la corrupción que pueden introducir los intereses de las empresas privadas que controlan la generación, los grandes consumidores (también empresas privadas), o las empresas que participan en la distribución, los cuales distorsionan el mercado, "induciendo" decisiones que favorecen a unos en perjuicio de otros (José Luis Aburto, "La industria eléctrica ante la encrucijada", Este País, agosto de 2003).

En México se dice reiteradamente que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está en crisis y que la reforma estructural es indispensable, pero lo primero que se necesita es evaluar: Ƒqué parte del problema está en el funcionamiento de la CFE y qué parte corresponde a la Secretaría de Hacienda, o a otras instancias del gobierno federal, que determinan la política de tarifas y las transferencias de recursos? ƑLa producción de energía es cara por causa de CFE o por los generadores independientes, cogeneradores, etcétera? ƑA quiénes realmente se está subsidiando con las tarifas eléctricas? ƑCómo afectan a la CFE los pasivos que se adquieren como endeudamiento directo o indirecto (Pidiregas)? ƑPor qué la CFE y Luz y Fuerza del Centro no han capitalizado los fondos de pensiones, acumulando un pasivo laboral de 81 mil millones de pesos? Los datos disponibles indican que se trata de una crisis financiera que requiere de medidas administrativas, más que de grandes "reformas estructurales".

Un compromiso que deberían asumir conjuntamente el Ejecutivo y el Congreso es ofrecer a los ciudadanos una evaluación incontrovertible sobre la situación actual del sistema nacional eléctrico y el impacto que ha tenido y tendrá la inversión privada en sus diferentes modalidades, la cual ha ido en aumento desde 1992, gracias a la reforma a la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica. Debe considerarse la integración del sistema nacional energético con la participación de Petróleos Mexicanos y la posibilidad de utilizar para la generación de energía residuos del petróleo. Por ello también es necesario hacer un diagnóstico con igual grado de transparencia en esta empresa.

Según los expertos lo más importante para garantizar la eficiencia de un sistema eléctrico es que exista una red nacional integrada. Las experiencias de otros países indican que los cambios bruscos de modelo entrañan riesgos que tienen un gran impacto en todo el país. La industria eléctrica puede ser eficiente y moderna tanto en un esquema de inversión pública o privada. Para definir el modelo de desarrollo futuro para México hay que partir de un diagnóstico transparente (creíble y demostrable para todo ciudadano mexicano) y de un proyecto de desarrollo con estudios definidos sobre el impacto que tendrían los cambios que se proponen. Sólo así se podrán tomar decisiones políticas racionales sobre el futuro energético del país.

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