.. | México D.F. Martes 9 de septiembre de 2003
HACIA LA CUMBRE DE CANCUN
Formalizan el Foro Internacional Campesino e Indígena
Altermundistas muestran su fuerza
LUIS HERNANDEZ NAVARRO
Son poco más de 3 mil campesinos los que ovacionan
a Paul Nicholson, o más bien, los que aplauden a miles de kilómetros
de distancia al grupo de cien activistas que en Ginebra, Suiza, intentó
tomar la sede de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Nicholson,
el agricultor vasco en uso de la palabra en la ceremonia de inauguración
del Foro Internacional Campesino e Indígena, acaba de informar a
la multitud reunida en el gimnasio y la Casa de la Cultura de Cancún
que la brigada altermundista, en la que participan integrantes de
Vía Campesina, logró pasar la primera barrera policiaca.
"No sabemos cómo acabará esta batalla -dice-, pero seguro
no vamos a dejar respirar a la OMC en ninguna parte del mundo". El público
aclama, ahora sí, al orador.
Entre los activistas que realizan la protesta en Suiza
y los asistentes al foro se ha tejido una red invisible. Es el mismo paño
que une a la diversidad de nacionalidades, colores de piel, religiones
y creencias reunidos esta mañana en la Casa de la Cultura Cuxim
Baxaal. Es un ropaje cosido con el rechazo al libre comercio que, según
el filipino Walden Bello, se ha convertido en la coartada para promover
el reconocimiento de derechos monopólicos a las grandes empresas
transnacionales y la reivindicación de la soberanía alimentaria.
En el auditorio ondean banderas de Brasil, Argentina,
Honduras, México Cuba, Panamá y Brasil, que muestran apenas
a unas cuantas de las delegaciones presentes en el acto. Han llegado, además,
grupos pertenecientes a Vía Campesina de Estados Unidos, Tailandia,
Grecia, Canadá, Sudáfrica, Filipinas, Holanda, Portugal,
Honduras, Haití, Mozambique, República Dominicana, Bélgica,
España, Japón, Corea y otros países. Hacen acto de
presencia también representantes de más de 15 estados de
la República, además del Congreso Nacional Indígena.
El hecho de que dirigentes de pequeños productores
de al menos 33 países hayan llegado hasta tierras mexicanas habla
de que algo profundo está sucediendo en el movimiento campesino
mundial, algo que en principio puede caracterizarse como la formación
de un movimiento internacional verdaderamente internacional, no auspiciado
por partido político o país alguno. Quizás por eso
-además de la gran influencia del Movimiento de los Sin Tierra (MST)
de Brasil- la ceremonia de inauguración culminó entonando
La Internacional, pieza musical llena de historia y simbolismo,
pero ciertamente no muy en uso en estos tiempos.
Del New Age a la reconstitución de la
identidad
Un
cuadro de Emiliano Zapata, envuelto por nubes de copal, es trasladado por
el auditorio como si se tratara de un santo en procesión. Le sigue
la imagen, más pequeña, del Che Guevara. La ceremonia
de integración (así se le llama en el lenguaje de la educación
popular) combina música, sonido de caracoles, pañoletas de
color verde con el símbolo de Vía Campesina, consignas y
ofrendas. Fue concebido por Marcial Combo, animador del MST brasileño,
antiguo franciscano que habla perfectamente español, toca la guitarra
y canta. Recuerda lo mismo a Sandino que a Gandhi o a Tupac Amaru. Recupera
lecturas del Popol Vuh e interpreta música latinoamericana. Es una
mezcla de muchas tradiciones culturales y la invención de nuevas.
Al final, grupos de mujeres reparten bolsitas con semillas
de maíz (no transgénicas) anudadas por un listón con
los colores de la bandera nacional mexicana; están engrapadas a
cartulinas con un grabado del caudillo del sur en las que se lee "Maíz:
somos tus hijos", "Las semillas son patrimonio de la Humanidad", "¡Fuera
la OMC de la agricultura!" y "¡No a las patentes!" Muchos asistentes
corean "Somos tus hijos".
Los discursos inaugurales son menos heterodoxos. En la
primera intervención de la mañana, Alberto Gómez,
coordinador nacional de UNORCA, señala que "el Acuerdo Agrícola
de la OMC no tiene legitimidad, (pues) sirve a los intereses de las corporaciones
trasnacionales, que son apoyadas por sus gobiernos." Federico Ovalle, de
CIOAC, señala que sin soberanía alimentaria no hay soberanía
nacional, y llama a que en el mundo se haga extensiva la consigna nacional
de "Salvemos al campo para salvar a México".
Una y otra vez los oradores ponen el acento en los campesinos
como una clase de sobrevivientes, en lucha no sólo por su futuro
sino por su presente. Exigen reiteradamente sacar a la agricultura de la
OMC. En contra de lo que pudiera suponerse a botepronto, la demanda expresa
no es una reivindicación ideológica, sino un sentimiento
de autodefensa. Empobrecido y golpeado, reducido a poco menos que la sobrevivencia
por la apertura comercial, el campesino -y sus organizaciones- ven en la
exigencia de que el organismo multilateral no tenga influencia alguna en
lo rural el recurso para no ser afectado por la locomotora del libre mercado,
que marcha a toda velocidad en su contra.
Cara a cara
Veerapon Sopa es el representante de la Asamblea de los
Pueblos de Tailandia. Su presencia en la reunión representa un reto
adicional a los ministros de Economía y Comercio reunidos en Cancún.
El director de la OMC, al igual que Veerapon, es tailandés. Consciente
del desafío, el dirigente rural no da tregua: "la OMC representa
la guerra en contra de los agricultores familiares y campesinos (...) y
esta guerra destruye nuestra capacidad de hacer la vida, destruye nuestros
recursos naturales, destruye nuestra vida." Y ya encarrerado, advierte:
"yo soy un campesino de Tailandia. El señor Supachai Panitchpakdi
también es de mi país, Tailandia, pero el doctor no representa
a los campesinos de mi país, de ninguna manera representa a los
campesinos del mundo. Mi mensaje es ¡Ya basta de mentiras!, ¡ya
basta de engaños!, ¡al infierno con la OMC!"
El Foro Internacional Campesino e Indígena no es
el primer acto de protesta contra la Cumbre de Cancún, pero sí
es la mayor demostración de fuerza que se ha expresado hasta el
momento. Es además expresión de una situación límite.
Mangalis Kubhelia, dirigente de los Sin Tierra sudafricanos, empezó
su discurso dirigiéndose a los "Camaradas, amigos, hermanos y hermanas...",
e hizo referencia a los rebeldes del sureste mexicano. Para quien la "globalización
es tan sólo una palabra bonita para nombrar el imperialismo", interrogó:
"¿Qué clase de libertad es la que pone todo en venta, hasta
la vida misma?"
En la sesión vespertina, el mismo Paul Nicholson
se encargó de explicar qué clase de libertad era esa, al
tiempo que explicaba las causas de la crisis rural. Según él,
ésta se debe a tres factores centrales. Primero, a la precarización
de los derechos, de los mercados y de la producción rural. Segundo,
a la privatización de los recursos naturales, y tercero, a la baja
de los precios agrícolas, que no permite recuperar los costos reales
de producción. La OMC, según él, impone un modelo
de producción intensivo y agroexportador, y un patrón comercial
que destruye la salud del consumidor. Ante eso, señala, la Vía
Campesina reivindica la soberanía alimentaria como un derecho a
acceder a los recursos naturales, a defender la cultura alimentaria de
los pueblos, a escoger qué comemos y a decidir sobre las políticas
rurales. La soberanía alimentaria, remata, es un concepto campesino
y ciudadano.
Viajeros
A Cancún no sólo han llegado viajeros de
tierras lejanas, sino pobladores de comunidades cercanas para los que las
distancias no nada más se miden en kilómetros; también
en recursos económicos y brechas culturales. A pesar de su relativa
cercanía, el destino turístico más visitado en el
Caribe no es punto de llegada para los campesinos mayas de Quintana Roo,
no porque no quieran, sino porque no pueden.
Cerca de mil indígenas, en su mayoría productores
forestales y de maíz, están en la ciudad que en su lengua
significa "nido de serpientes". Son la avanzada de un grupo mucho más
numeroso. Para la inmensa mayoría se trata del primer viaje a estas
playas; para muchos es la primera salida fuera de su región.
Es fácil suponer la impresión que les provocan
los grandes hoteles y las calles asfaltadas. Las toneladas de concreto,
varillas y vidrio impactan hasta a quienes están acostumbrados a
ellas. No es, sin embargo, lo que más ha llamado la atención
de algunos de los ejidatarios. No lo es, al menos, del que aseguró
que lo mejor del viaje había sido "encontrarse a los campesinos
del mundo", para luego añadir: "es que luego se da uno cuenta de
que donde quiera hay demasiada pobreza, demasiada miseria."
Según Marcelo Carreón, su asesor de muchos
años, están aquí para exigir que "se tenga respeto
a la cultura y al derecho indígenas, a la propiedad de la selva".
Para él, "se ha detectado que la comercialización agropecuaria
es muy complicada y son muy pocos los que pueden tener acceso a los mercados."
Asegura que "se están llevando nuestras plantas sin nuestro consentimiento,
están saqueando nuestros recursos naturales y la OMC está
legalizando ese saqueo".
Quizás por comentarios como el del campesino pobre
quintanarroense, impresionado por la universalidad de la pobreza, la representante
de la National Family Farm Coalition, Dina Hoff, sostiene que hay que "construir
un mundo donde todo mundo coma, donde las personas sean más importantes
que los beneficios". Quizás...
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