Los diputados alcanzan el nivel más alto de desconfianza; "privilegian sus intereses"

Reprueba la gente el trabajo de los tres poderes de la Unión, según encuestas

Algunos sectores consideran la posibilidad de regresar a un gobierno autoritario pero eficaz

ALONSO URRUTIA

La política y los políticos continúan acumulando descrédito entre la sociedad. Los diputados representan para la población el nivel más alto de desconfianza, pues están "definitivamente reprobados" por su desempeño, al que se le ubica más ligado a intereses propios o partidistas, al menos así lo revelan tres encuestas del Instituto Federal Electoral (IFE), el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Secretaría de Gobernación, que fueron presentados durante el Seminario para el análisis de encuestas nacionales sobre cultura política.

La directora de Capacitación Electoral del IFE, María del Carmen Alanís, resumió: de 1999, cuando aplicamos la primera encuesta, a la efectuada entre mayo y junio de este año, el nivel de descrédito en la política creció 10 por ciento, para ubicarse actualmente casi en 70 por ciento de desaprobación entre la población encuestada.

Los resultados de la encuesta del IIJ no se quedan a la zaga. Según el secretario académico, Hugo Concha, en términos estrictos los tres poderes de la Unión están reprobados para la población, aunque se acentúa más el rechazo a los diputados. Por ejemplo, la calificación hacia la Presidencia de la República es de 5.6 y hacia los tribunales es de 5.8. Contraria es la percepción hacia el Ejército, la Iglesia y las universidades públicas, instituciones, todas, que se ubican por arriba de siete.

Sobre la encuesta de la Secretaría de Gobernación, el director de Desarrollo Político, Eric Suzan, dio a conocer que entre la población 55 por ciento piensa que cuando aprueban una ley, los diputados ven primero sus intereses partidistas; 13 por ciento, que lo hacen privilegiando sus propios intereses, y menos de 10 por ciento considera que lo hacen tomando en cuenta a la sociedad.

Encargado de inaugurar el seminario, el secretario de Gobernación, Santiago Creel, sostuvo que si bien el gobierno no entiende las encuestas como un popularómetro, sí son instrumentos importantes para valorar las percepciones sociales. Es un reto para el Ejecutivo, señaló, que exista una percepción minoritaria entre la sociedad de que las leyes sirven para defender intereses partidarios.

Subrayó que de los resultados se desprende que los sectores históricamente marginados de las decisiones tienden a participar aún menos y ven con mucha desconfianza a la política. "El alto abstencionismo en las pasadas elecciones fue un llamado de atención para todos y una expresión de la fragilidad de la cultura política", indicó.

El director del IIJ, Diego Valadés, externó que el nivel de confianza social suscita preocupaciones. De acuerdo con la encuesta del instituto dependiente de la UNAM, la desconfianza en la política se ubica en 57 por ciento, lo cual es preocupante, "porque la confianza es uno de los instrumentos de la cohesión social, rige los intercambios económicos, políticos y sociales". En el caso de los jóvenes, la desconfianza en la política alcanza 70 por ciento, y en las personas con percepciones superiores a 10 salarios mínimos es de 92 por ciento.

Para Alanís, muy pocas variables medidas en las encuestas del IFE de 1999 y 2003 evolucionaron favorablemente, entre ellas la percepción de 60 por ciento de los encuestados en el sentido de que se han ampliado los niveles de libertad de expresión. En el resto de los rubros confrontados, preocupantemente no se ha variado o ha empeorado la percepción social.

La funcionaria del IFE externó su preocupación porque existan algunos sectores que consideren la posibilidad de regresar a un gobierno autoritario, siempre y cuando sea más eficaz. El país vive un proceso complejo, en el que coexisten una cultura democrática en formación y prácticas autoritarias aún reproducidas en diversos sectores.

Explicó que esto refleja el creciente descrédito de la política, pues según algunos de los resultados existe un hartazgo social respecto de las continuas elecciones que involucran recurrentes campañas de desprestigio entre los actores políticos.

Al presentar la encuesta del IIJ, Concha informó que casi 90 por ciento de la población considera que la Constitución se cumple poco o nada, lo cual se vincula a un desconocimiento importante de este instrumento, pues 72 por ciento declaró conocerla poco y 20.3 aceptó desconocerla totalmente.

Señaló que existe la percepción social de más de 40 por ciento de los encuestados de que se requiere modificar la Carta Magna, "pero si se parte del profundo desconocimiento de la Constitución, uno se pregunta quién definió y con qué criterios que sean las reformas fiscal, energética y laboral las que se requieren en el país".