México D.F. Lunes 1 de septiembre de 2003
Estremecen a Argentina relatos de un represor
General Díaz Bessone: se desaparecía a subversivos para evitar su liberación
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 31 de agosto. La confirmación de los terribles métodos de tortura y desaparición utilizados en Argentina durante la pasada dictadura que el general Ramón Genaro Díaz Bessone, ex comandante del segundo cuerpo del ejército y ex ministro de la Junta Militar, reveló a una periodista francesa, causó fuerte revuelo aquí.
''ƑCómo puede sacar información (a un detenido) si usted no lo aprieta, si usted no tortura?", dijo Díaz Bessone a la periodista Marie Monique Robin, autora del documental Escuadrones de la muerte: la escuela francesa, que se exhibirá a partir de este lunes.
Albano Eduardo Harguindeguy, Benito Bignone y Alcides López Aufranc fueron algunos de los otros jefes militares entrevistados por la periodista del Canal Plus de Francia, que cedió al diario Página 12 algunos anticipos de los escalofriantes testimonios.
En un momento en que suponía que la cámara estaba apagada, Díaz Bessone reconoció ante la periodista francesa que se torturaba a los detenidos para obtener información, y admitió que existió la guerra sucia y las desapariciones. Calificó de ''propaganda'' la cifra de 30 mil desaparecidos durante la dictadura, como señalan organismos de derechos humanos, y consideró que no llegaban a siete mil. "ƑUsted cree que hubiéramos podido fusilar siete mil? Al fusilar tres, mire el lío que el Papa (Paulo VI) le armó (al ex dictador español Francisco) a Franco."
Sostuvo que se tomó esa determinación (de desaparecerlos) porque si quedaban detenidos "venía un gobierno constitucional y los ponía en libertad... No es el enemigo que quedó del otro lado de la frontera. Salían otra vez a tomar las armas, otra vez a matar".
El militar comparó la guerra sucia argentina con las guerras coloniales de Francia, en las que se inspiraron los represores argentinos, entrenados por los franceses, que pusieron en práctica sus temibles experiencias en Indochina y en la guerra de Argelia.
"Si los revolucionarios subversivos guerrilleros hubieran ganado esa guerra hubieran implantado un dictador al estilo de (el presidente cubano) Fidel Castro o de (Ernesto Che) Guevara. Yo no creo que hubiera durado mucho. Una cosa es Cuba, una isla, que tuvo la protección soviética. Otra cosa es la Argentina, con más de 5 mil kilómetros de frontera. Nuestro país hubiera sido objeto de invasiones para expulsar a ese gobierno que hubiera sido una amenaza para todos los vecinos. Con lo cual hubiéramos tenido, en tren de hipótesis, una terrible matanza en la región, con guerras locales. Todo eso se evitó al impedir la implantación de ese tipo de gobierno", según el general.
De los asesores franceses provino el esquema de la dictadura de dividir -como en Argelia- el país en zonas, subzonas y áreas de seguridad, y también ''la importancia del servicio de inteligencia y los métodos de interrogatorio de los prisioneros'', señaló Díaz Bessone. Esto significó que para los militares argentinos los enemigos estaban en todas partes, "atendiendo un comercio, asistiendo a clases en la universidad o en colegios, enseñando como profesores. Puede ser un abogado, un ingeniero, un médico, un trabajador, un obrero".
El relato permite armar el tablero del terror con que actuaron y las razones por las cuales se llevaban a familias enteras y se impuso la tortura como método de actuación muy rápida. En los años de la dictadura algunos informes que pudieron obtener organismos humanitarios señalaban que en las nuevas formas de la tortura que se impuso se trataba de obtener información en forma inmediata y no necesariamente mantener con vida al torturado, sino continuar buscando en la red o en el esquema celular, después de obtener aunque fuera un solo dato. Incluso muchos fueron torturados hasta la muerte en los propios lugares de captura.
Díaz Bessone dijo a Robin que "la única manera de acabar con una red terrorista es la inteligencia y los interrogatorios duros para sacarles información". Agregó: "todos los hombres en actividad actuaron en la guerra contra la subversión, desde que se empeñó a las fuerzas armadas, en febrero de 1975, hasta que terminó en 1978/79. Con mucha eficacia, en no más de tres años fue aniquilada la subversión".
Los militares argentinos leían los libros de Jean Lartéguy Los mercenarios, Los pretorianos y Los centuriones. "Nos recomendaron (los instructores) esos libros. Fue un complemento a esa experiencia, que nos hizo pensar cómo se desarrolló la guerra revolucionaria en Argelia, que después debimos enfrentar nosotros en Argentina. El método de interrogatorio estaba explícito en los libros de Lartéguy. Les resultó el único posible para obtener información y desarmar el aparato de la guerrilla revolucionaria. Esta es una discusión terrible que va a subsistir a través de todos los tiempos, mientras exista una guerra revolucionaria y se tomen prisioneros", justifica Díaz Bessone, quien se amparó en su defensa en lo que hacen otros países, como Estados Unidos con las bombas atómicas lanzadas sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos contra Irak.
Las terribles revelaciones se conocen en Argentina en momentos en que se espera con tensión que llegue este lunes a manos de la justicia del país la comunicación oficial del gobierno de España rechazando la extradición de 39 militares y un civil detenidos aquí por solicitud del juez español Baltasar Garzón; éstos podrían quedar libres. También vence el plazo legal que tenía el juez Rodolfo Canicoba Corral para mantenerlos detenidos.
Aunque el juez Garzón solicitó con urgencia a su colega Canicoba Corral que no ponga en libertad a los ex represores responsables, será complicado tomar esta determinación aquí, dado que judicialmente, si no existe pedido de extradición, no pueden permanecer detenidos.
De la lista de 40 sólo permanecerán bajo arresto -la mayoría de ellos domiciliario, por la edad- los responsables de robo de bebés: los ex dictadores Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Carlos Suárez Mason y Jorge Tigre Acosta, de la Escuela de Mecánica de la Armada.
El gobierno español suspendió las extradiciones argumentando que los militares pueden ser juzgados aquí al anularse las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que impedían su enjuiciamiento y condena, pero esto sólo tendrá vigencia cuando la Corte Suprema tome la decisión definitiva.
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