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México D.F. Domingo 17 de agosto de 2003

MAR DE HISTORIAS

Sacrificios humanos

Cristina Pacheco

La combi se detiene a la altura del Puente Verde. Cargado con dos bolsas repletas de útiles escolares, Ricardo baja primero. Agustina, con su hijo Nathaniel en brazos, lo sigue. El chofer arranca. El estruendo del motor se mezcla con la cumbia que anima al comercio sabatino.

AGUSTINA (A su hijito): Mi amor, ya llegamos: despiértate. No seas flojo: tienes que caminar. (Nathaniel levanta la cabeza, mira en su derredor y vuelve a caer sobre el hombro de su madre). Andale: Ƒno ves que ya me tienes dormido el brazo?.

RICARDO: ƑPor qué no lo dejaste con su hermano?

AGUSTINA: Pero Ƒcómo? Johnny se salió desde en la mañana.

RICARDO: ƑNo le dijiste que íbamos al centro a comprarle los útiles? Debió acompañarnos, al menos para ayudarme con los bultos.

AGUSTINA: Claro que se lo dije.

RICARDO: šY le valió, como todo! (Acelera el paso). Ni la escuela le importa: van dos veces que reprueba sexto.

AGUSTINA: Me prometió que este año si va'apurarse.

RICARDO: (Encara a su mujer). Johnny siempre dice lo mismo y luego sale con su batea de babas: šreprobado! (Vuelve a caminar). Ya ni yo, que en la mañana trabajaba y en la tarde iba a la escuela. Bien cansado, mugroso, a veces sin comer, pero le hacía la lucha para que algo se me pegara.

AGUSTINA: Johnny también se esfuerza, no creas que no; lo que sucede es que, como él mismo lo dice, no retiene. (Suspira). Yo hasta he pensando en llevarlo con un doctor para que le saque una radiografía de la cabeza. Algo ha de tener allí.

RICARDO: (Burlón). No, si el problema es que no tiene nada: nació idiota.

AGUSTINA: Eres su padre, no deberías decirle tan feo. (Ve que Nathaniel despierta). šQué sueñote te echaste! Andale, bájate y camina un ratito. Falta poco para que lleguemos a la casa y te pongas a jugar.

NATHANIEL: (Alegre). ƑCon mi'mano?

AGUSTINA: Sí, con tu hermano. A ver Ƒcómo se llama él?

RICARDO: Yo-yo-ni. (Le quita a su madre la chalina que lleva enredada al cuello).

AGUSTINA: Ricardo, Ƒoíste qué bien habló?

RICARDO: (Aproxima su cara a la del niño). Eres bien abusado, cuate; a ver si cuando crezcas no te apendejas igual que tu hermano.

AGUSTINA: (Al niño que, aún en los brazos de su madre, juega con la chalina). Qué bromas tan pesadas hace papá, Ƒverdá hijo?

RICARDO: Hablo en serio. Ese muchacho me tiene muy decepcionado. Ayer se lo dije. ƑNo te contó?

AGUSTINA: No.

RICARDO: Aproveché cuando saliste a buscar el camión del gas para agarrármelo en corto y preguntarle: "ƑCómo crees que me siento de ver que no aprovechas la escuela? Sabes que mandarte a estudiar significa muchos sacrificios para nosotros. Tu madre se chinga una semana completa en el lavadero para comparte un par de tenis, un pantalón, una chamarra que ni cuidas. No te importa perderla porque sabes que pides otra y te la da. Y si ella no tiene dinero para comprártela, yo apoquino.

AGUSTINA: Es nuestro hijo y estamos obligados a darle lo que necesite.

RICARDO: Pues sí, pero también sería justo que nos diera una satisfacción saliendo bien en los estudios. (Habla con tristeza). Pero no, sólo es una carga. No hay un pinche día de mi vida en que no esté preocupado por él

AGUSTINA: Siquiera no nos salió drogadicto.

RICARDO: Todo el tiempo anda en la calle, entonces Ƒcómo sabes?

AGUSTINA (Ladea la cabeza para impedir que Nathaniel le cubra la boca con la chalina): Porque se lo he preguntado y me ha dicho que no.

RICARDO: (Ríe irónico): no va a ser tan pendejo para confesártelo. (Se detiene). Ve con quién se junta: puros vagos.

AGUSTINA: Por eso siempre he querido que nos cambiemos a otro lugar donde Johnny pueda tener mejores amistades.

RICARDO: (Asienta las bolsas de útiles en el piso). Cuando llegamos aquí, esto te parecía lo máximo.

AGUSTINA: El rumbo nunca me ha gustado, la casa sí porque tiene el patio de atrás y el pirú, que está chulísimo. ƑViste que le han salido ramas nuevas?

RICARDO: Todo eso te encanta, pero ahora sales con que nos vayamos a otro lado para que tu niño se roce con pura gente bien. šMe cae que esos son los peores!

AGUSTIN (Ve que son observados): Nos están viendo, no grites.

RICARDO: Y qué quieres: Ƒque cante, que aplauda? (Toma las bolsas). Mira: mucho hacemos con darle al huevón ése comida, ropa y hasta libros. ƑNo estoy cumpliendo con mi obligación? Por Dios Santo šno me pidas más!

AGUSTINA: Uno tiene que sacrificarse por los hijos.

RICARDO: Lo sé y no me pesa, pero él también debe poner algo de su parte. Y conste, no le pido que saque puros dieces. Me conformo con no me hagas pasar la vergüenza de que la directora nos llame cada año para decirnos que el muchacho otra vez reprobó.

AGUSTINA (A Nathaniel): ƑVerdá que tu hermano ahora sí pasará a la secundaria?

NATHANIEL (Agita la chalina y se estremece): Yo-yo-ni dadia

AGUSTINA: Lo dijiste muy bien: a la secundaria. Por cierto, ni creas que te me vas a escapar: ya tienes tres años y ya fui a ver el kínder para inscribirte. (El niño niega con la cabeza). ƑPor qué no quieres ir?

RICARDO: El Johnny ya lo ha de haber malaconsejado. Hay que fijarse muy bien en eso. Sabes que este repite todo lo que hace el hermano.

AGUSTINA: Johnny nunca le enseñaría nada malo a Nathaniel: lo adora a pesar de que le lleva 11 años. (A su esposo). ƑTe imaginas si Nathaniel hubiera sido niña?

RICARDO: Ya para qué pensarlo. (Le hace un guiño a su hijo). Además estoy contento con este cabrón escuincle.

AGUSTINA: Y luego dices que es Johnny el que le enseña peladeces. (A Nathaniel). Si vuelves a repetir eso te voy a sonar.

RICARDO: Al que voy a ponerle una madriza es a Johnny si otra vez me sale con que reprobó.

AGUSTINA: Con lo que le dijiste ayer, te aseguro que andará bien derechito.

RICARDO: No me hago ilusiones: ése ya está maleado y no cambiará. A veces digo: "Ay, Dios mío, Ƒpor qué no me diste un buen hijo si lo esperé con tantas ganas?".

AGUSTINA: Johnny tiene un corazón muy noble y muy bonito; es burro para el estudio pero no es mal hijo.

RICARDO (Suspira): Si fuera así, al menos agradecería los sacrificios que hacemos por él. Ayer también se lo dije Ƒy sabes con qué salió?: "Nunca te he pedido nada, ni siquiera nacer".

AGUSTINA: Es que también le cargaste mucho la mano.

RICARDO: ƑMucho? Pues no fue ni la mitad de lo que hubiera querido decirle; pero me callé porque se puso a chillar.

AGUSTINA (Baja a Nathaniel): Camina, ya llegamos. (El niño corre, abre la puerta y entra en la casa).

RICARDO: ƑNo dejaste cerrado?

AGUSTINA: Sí. De seguro que Johnny regresó. (Se detiene a mitad del patio). Hijo, ven a ver tus útiles. (Asombrada). No contesta.

RICARDO: Estará dormido.

AGUSTINA: O a lo mejor está por allá, bañándose. Voy a ver. (Llega al patio trasero y grita). šRicardo!

RICARDO: ƑQué pa...? (Antes de terminar la frase descubre a Johnny colgado del pirú y a Nathaniel intentando ponerse la chalina de su madre en derredor del cuello).

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