A 124 años del natalicio de Emiliano Zapata y a 87 de la matanza de 250 seguidores del general

Reabrirán el miércoles el Museo de la Revolución del Sur, en Tlaltizapán

El lugar está ubicado en lo que fuera el principal cuartel del Caudillo del Sur en Morelos

Alberga documentos, fotografías y hasta la ropa que usaba el revolucionario el día en que murió

MONICA MATEOS-VEGA

Luego de años de olvido, el Museo de la Revolución del Sur, ubicado en el que fuera el cuartel militar más importante de Emiliano Zapata, será reinagurado el próximo 13 de agosto, fecha de la conmemoración luctuosa de los mártires de Tlaltizapán y cinco días después del aniversario 124 del natalicio del caudillo del Sur (8 de agosto). La remodelación, que se inició en enero de 2002, tuvo un costo de un millón 955 mil pesos, aportados por el gobierno de Morelos, el ayuntamiento y el instituto de Cultura de ese estado.

El lugar estrenará un nuevo guión museográfico diseñado por el Instituto de Cultura de Morelos, con asesoría de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del cronista morelense Valentín López González.

De esta manera, se pretende dar impulso a la tan proyectada "Ruta Zapata", una idea turística que incluiría la visita a los lugares donde se forjó el carácter del Caudillo del Sur. Hasta hace cuatro años, las autoridades estatales no contaban con presupuesto para el remozamiento de los inmuebles y el tema era abordado con pinzas debido al "nuevo rostro" que adquirió el zapatismo luego del surgimiento del EZLN.

Inaugurado en 1969, el Museo de la Revolución del Sur, dirigido por el historiador morelense Ricardo Zúñiga Vázquez, se encuentra en la calle Vicente Guerrero de Tlaltizapán, pequeña población que se ubica entre Yautepec y Jojutla, en Morelos.

Entre los objetos que más llaman la atención del visitante está la ropa que presuntamente vestía cuando fue ejecutado Emiliano Zapata. El acervo del museo también está conformado por documentos como solicitudes de restitución de tierras, constancias de servicios militares, además de billetes de la época, rifles, balas de cañón, monedas, fotografías y algunos objetos personales de Zapata, recuperados por López González cuando murió la esposa del revolucionario. Una copia del acta notarial de la muerte de Zapata, escrita a las 22 horas del día 10 de abril de 1919, da fe ''del cadáver de un hombre muerto y al parecer por los signos característicos, bien muerto",

El remodelado museo contará con seis salas temáticas permanentes, dos áreas para exposiciones temporales, una de usos múltiples (donde actualmente opera una telesecundaria) y un auditorio. Un calzón largo de manta es, sin duda, la prenda que más despierta la curiosidad de los visitantes. En una tarjeta se explica: ''Calzón que llevaba Zapata al ser asesinado. Tiene orificios de balas y la sangre del caudillo". En realidad sólo es un agujerito el que se observa en la parte trasera, a la derecha, cerca de la cintura, rodeado por una mancha café blancuzca. Mientras que el pantalón, extrañamente, no tiene ningún orificio a la altura de donde lo tiene el calzón.

El sombrero que supuestamente llevaba Zapata cuando fue emboscado en la hacienda de Chinameca presenta tres minúsculos ''orificios de bala" y está junto a sus espuelas; una medalla que le otorgó el distrito de Yautepec, su gazné negro; su reata; su baraja española, atada con un listón rosa que deja ver el cuatro de copas, y su amuleto, una piedra lisa, color beige, del tamaño exacto para ser apretada por la mano y que, por cierto, Zapata olvidó traerla consigo el día de su asesinato, narra López González.

También se exhibe la cama de Zapata, un fonógrafo marca Starr, la mantilla y las tazas que el presidente Madero le regaló a la esposa de Emiliano el día de su matrimonio; un alhajero, un rebozo y la copia fotostática de la imagen del Jesús de Tlaltizapán, a quien le rezaba el líder rebelde.

La finca donde se encuentra el museo ocupa una superficie de 3 mil 876 metros cuadrados. La casona contaba con 10 piezas construidas con cal y canto, patio, caballerizas para animales de monta y tiro (caballos y mulas), bodegas, andén de ferrocarril, un molino de nixtamal movido por una noria y hasta un tiro para acuñar monedas de plata.

La visita a Tlaltizapán para reconstruir las huellas de Zapata por esos rumbos incluye el pasaje por la iglesia de Jesús Capistrán, en cuyo atrio está el mausoleo que el caudillo se mandó construir y que nunca ocupó, pues sus restos fueron enterrados en Cuautla.

Toque a degüello

La conmemoración de los Mártires de Tlaltizapán, cuya fecha coincidirá con la reapertura del museo, recuerda el asesinato de 250 zapatistas -niños, ancianos y adultos masculinos- ordenado con "toque a degüello" por el general carrancista Pilar Sánchez, en desquite por no haber podido atrapar a Zapata el 13 de agosto de 1916.

La masacre duró tres horas, de las 9 a las 12 horas. Los cadáveres permanecieron insepultos más de un día, hasta que el cura del pueblo logró convencer al general carrancista de enterrarlos, porque los perros y cerdos ya empezaban a devorarlos. ''Ningún pueblo como Tlaltizapán pagó tal cuota de sangre por ser zapatista", comentó Ricardo Zúñiga Vázquez, director del museo