Durante la Cuaresma se venden tamales y el petletamal
Comenzó el Martes de Brujas en Oaxaca, festividad culinaria con fines religiosos
VICTOR RUIZ ARRAZOLA CORRESPONSAL
Santa Cruz Xoxotlán, Oax., 12 de marzo. La noche del martes inició en esta localidad una añeja festividad conocida como Martes de Brujas, la cual consiste en la venta del tradicional atole de panela y tamales, además del petletamal, platillo que era sólo para los dioses zapotecos.
El Martes de Brujas tiene su origen en el siglo XVI, cuando los indígenas daban "tequio" -trabajo gratuito en beneficio de la comunidad- para construir su templo, y "ya entrada la noche se alumbraban con una antorcha, y a lo lejos se veía una flama identificada por los lugareños como una bruja", según cuentan historiadores del municipio, localizado a unos seis kilómetros al suroeste de la capital oaxaqueña.
Además, en esta temporada fue cuando apresuraron los trabajos de construcción para tener listo su templo para las festividades de la Semana Santa. Por ello estas actividades se hacen los siete martes antes de que inicie la Semana Mayor, informó Salvador Reyes Medina, uno de los organizadores.
Explicó que también el Martes de Brujas consiste en celebrar las diferentes actividades periódicas desde el punto de vista filosófico y astronómico de los cambios solares que hay antes de que entre la primavera, "esto tiene relación con el cristianismo, sabemos que se establece como costumbre y tradición y que era practicado por nuestros antepasados".
Detalló el por qué de este Martes de Brujas: "en esos tiempos (siglo XVI) no había iluminación en nuestro municipio, entonces muchas señoras alumbraban sus puestos de tamales en este periodo de cuaresma con teas, chivos o brujitas, que son tarros alimentados por petróleo y mechas, pero entonces se empezó a decir que había señoras que se dedicaban a las artes adivinatorias y en la noche se convertían en bolas de fuego, asemejándose a una bruja".
El petletamal: comida de los dioses zapotecos
Durante este Martes de Brujas, las mujeres instalan sus puestos de tamales y atole alrededor de la plazuela que se encuentra en el centro de la población. Expenden tamales de rajas, chepil y el petletamal, platillo único de esta población.
Everardo Martínez López explica que la manera de prepar el petletamal "es con base de cazuela, a fuego directo, moviendo el guisado de manera constante para que no se peguen los ingredientes que son: chile, masa, asiento, el pollo y la hoja de aguacate". Este guisado utiliza tres tipos de chile: guajillo, chilhuacle y chile ancho
Otra forma de prepararlo es en una olla grande de barro, dentro de la cual se pone una especie de cama de carrizo, por donde sube el vapor y el guisado queda como una especie de pastel y se sirve directamente al plato.
La persona que prepara esta comida se encierra sola en la cocina, ella es la única que hace todo, porque si hay una persona extraña no se cuece, la comida se "corta", según los mitos en torno a la preparación de este platillo. El petletamal era la comida predilecta de los dioses y reyes zapotecos que habitaron Monte Albán -zona arqueológica que se localiza en el cerro de esta población- por lo que, agregó, "no cualquiera podía degustar de ese platillo, sólo las personas importantes".