En el interior, la vigilancia fue masiva, aunque
la revisión no resultó eficaz
Pese a escasas medidas de seguridad, en el estadio
Azul se reportó saldo blanco
En más de 20 puertas decenas de personas libraron
el paso con paquetes
ABRIL DEL RIO
Lo fundamental es que el saldo fue blanco en las tribunas
del estadio Azul, que las familias con miembros de todas edades dieron
muestra de lo que es vestir distintas camisetas y compartir la misma tribuna,
no obstante que las medidas que tomó el Cruz Azul para mejorar la
seguridad lucieron escasas.
En
efecto, las unidades de protección civil se multiplicaron en la
colonia Noche Buena, de acuerdo con el riesgo de la visita de Chivas, diría
uno de sus miembros, y un cuerpo de seguridad hizo presencia masiva dentro
del estadio, donde se pretendió realizar una revisión exhaustiva,
pero no resultó equitativa.
En las puertas 7 y 19 por las que tendrían acceso
los integrantes de las porras de ambos equipos, grupos de guardias iniciaban
la inspección con detectores manuales de metales, y los asistentes
también serían sometidos al visto bueno de perros que rastrearían
pólvora, uno en cada puesto, mientras que en las 28 puertas restantes,
la revisión no fue suficiente, pues decenas de personas libraron
el paso con paquetes.
La labor se cargó en la puerta de la afición
chiva, donde en principio se retenían todas las mochilas a cambio
de una ficha (papel engomado) para recuperarlas al final. A diferencia
del pastor alemán que hurgaba en cada bolsa de la porra cementera,
donde las mochilas sí tenían acceso, el can de la puerta
de Chivas lucía agotado.
Al margen del detector y los perros, para los cuerpos
de seguridad era complicado ponerse de acuerdo en los criterios. De pronto
ya ninguno decidía si debían rechazarse cámaras fotográficas,
radios o binoculares, porque quién los cuidaría, si nadie
podía salir y volver a entrar. "Aquí no es paquetería;
si no trae coche, puede atravesarlas al súper, ahí sí
se las cuidan", recomendaba una de las encargadas de la puerta, aunque
con boleto cortado no había retorno.
Estaba claro que alimentos no pasarían, y en un
gran bote de basura terminaron bolsas cerradas de frituras y refrescos,
de los mismos que se expenden adentro; comida preparada en casa -recurso
de algunos ante los altos costos-, así como infinidad de envases
de agua, producto que no se vende en el estadio. Ahí, los únicos
líquidos son refrescos y cerveza.
¿Petardos?, se decomisaron "algunos, lo común",
reveló un miembro de la Dirección General de Seguridad Integral
de CIE, quien aseguró que se trataba de cohetes, de los que no estallaron
durante el partido, excepto algunas nubes de humo gris, del lado de la
porra azul.
Tras el juego de gran ritmo y el empate, los aficionados
abandonaron el lugar tranquilamente.