BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
EU: la guerra contra Irak, ¿para encubrir la recesión
que viene?
La tragedia del Columbia, en el peor momento
coyuntural
El país pierde y las petroleras ganan
COSAS EXTRAÑAS SUCEDEN en los cielos de
Estados Unidos. Después de las explosiones aún sin explicación
persuasiva de los vuelos de Egypt Air, Swiss Air y TWA/800, no se diga
los atentados terroristas del 11 de septiembre, que arrojan más
interrogantes que respuestas creíbles, ahora acontece en el peor
momento coyuntural una tragedia al reingreso terrestre del transbordador
Columbia, que no faltarán quienes la atribuyan a Saddam Hussein.
Pese a que los "expertos" afirman que se trató de un accidente aerodinámico,
existen ingredientes fortuitos para la formulación de una "teoría
de la conspiración", a la que son tan adictos los estadunidenses:
estallido sobre Waco, Texas, y presencia de un astronauta israelí
a bordo.
EN EL CONTEXTO de nuestra hipótesis operativa
de la "guerra multidimensional" que libra Estados Unidos, primordialmente
en la zona euroasiática, quizá el reciente dato sobre su
anemia económica, que creció un raquítico 0.7 por
ciento el último trimestre del año pasado, haya acelerado
los preparativos bélicos para invadir Irak.
NO HAY NECESIDAD de perder el tiempo en buscar
lazos inexistentes entre Saddam Hussein y Al Qaeda. Cualquier pretexto
es más que suficiente para emprender una guerra que fue preparada
desde hace 13 años por PNAC (por sus siglas en inglés: Proyecto
para el Nuevo Siglo Estadunidense), que jefaturan los ultrahalconazos
William Kristol y Robert Kagan, a demanda expresa del entonces secretario
de Defensa y hoy vicepresidente, Dick Cheney, el verdadero controlador
de Baby Bush.
EL FINANCIAL TIMES (31
de enero) exhibió que Microsoft de Bill Gates otorgó filantrópicos
donativos a las organizaciones caritativas que financiaron a Al Qaeda por
intermedio de la fundación Benevolence International, que además
transfirió fuertes sumas a cuentas bancarias de Azerbayán,
Georgia y Rusia que acabaron en manos del crimen trasnacional superorganizado
del Cáucaso (Pravda, 31 de enero). ¿A poco, por ello,
el equipo Bush llegará hasta bombardear con armas nucleares la nueva
sede de Microsoft en Redmon, en el estado de Washington? Para los archivos
indelebles: la sede de la islámica fundación "caritativa"
Benevolence International es Chicago, y su director es el sirio Enaam Arnaout,
con doble pasaporte, de Bosnia y Estados Unidos.
MEJOR
QUE PERDERSE en conjeturas, más vale abordar datos estructurales
incontrovertibles sobre la economía de Estados Unidos, que se encuentra
al borde de una recaída recesiva, como aprecia el muy solvente economista
Stephen Roach, de la correduría Morgan Stanley, en su más
reciente evaluación (31 de enero), quien considera que el descenso
de 4 por ciento del PIB al tercer trimestre, a 0.7 por ciento en el trimestre
posterior, representa un "señal de aviso importante". Lo más
preocupante se centra en la disminución de la confianza del consumidor,
como en su gasto, que sostiene las tres cuartas partes de la economía
de Estados Unidos, y que al último trimestre fue de 1 por ciento,
es decir, el más bajo nivel de los últimos 10 años:
"los riesgos de una recaída recesiva son altos y en aumento", en
lo que concuerda a regañadientes la revista neoliberal fundamentalista
The Economist (30 de enero).
CON UNA VISION más estratégica, Stratfor
(31 de enero), un centro de inteligencia con sede en Austin, Texas, formula,
en el mismo sentido de los hallazgos del economista Roach, que "la economía
de Estados Unidos se encuentra al borde de la guerra" como consecuencia
de las "amenazas de una nueva recesión", por lo que clama y reclama
la "claridad" de una "rápida victoria decisiva".
ESTADOS UNIDOS ES un país desequilibrado,
dicho en términos de la aceleración entrópica de su
economía (allá quien, a su cuenta y riesgo, desee hacerla
extensiva al área siquiátrica) con tres récords a
cuestas: "su déficit de cuenta corriente, los más bajos niveles
de ahorro y los niveles más elevados de deuda empresarial", como
aprecia puntualmente Roach. Lo peor consiste en que los "desequilibrios"
económicos de Estados Unidos han arrastrado al mundo bajo el mecanismo
de la globalización financiera.
ANTES DEL ANUNCIO de la guerra, el panorama del
"post-Irak" empieza a perfilarse con diafanidad en varios segmentos empresariales
de Estados Unidos (auge de las petroleras, debacle del sector tecnológico
y fraudes de la empresa contable KPMG), al unísono de los nuevos
realineamientos geopolíticos.
CUANDO LOS INFORMES de resultados de las empresas
de Estados Unidos son más que patéticos, la petrolera Exxon-Mobil
(con sede en Irving, Texas; perdonen la insistencia genética), la
segunda trasnacional de las primeras 500 en la clasificación de
la revista Fortune, arrojó una impresionante ganancia de
53 por ciento en sus ingresos netos por 4 mil 100 millones de dólares
en el último trimestre (Financial Times, 30 de enero). ¿Qué
magnitud alcanzarán las ganancias de la petrolera Exxon-Mobil cuando
Estados Unidos invada Irak y capture sus 300 mil millones de barriles de
reservas de petróleo, las mayores del mundo, según los últimos
datos del Departamento de Energía de Estados Unidos (reporte de
octubre de 2002), que superarían a las de Arabia Saudita?
EN LAS ANTIPODAS y en el entorno de lo que Stephen
Roach califica mordazmente como la "revolución fallida" del sector
tecnológico de la información, AOL/Time Warner develó
una pérdida anual por 98 mil 700 millones de dólares, la
mayor en la historia de Estados Unidos, lo que obligó a que su vicepresidente,
Ted Turner, presentara su renuncia.
LAS EMPRESAS DE Estados Unidos, contagiadas por
el putrefacto "síndrome Enron", como epítome del capitalismo
mafioso imperante en Wall Street, han empezado finalmente la limpieza de
sus detritos contables. Después de la extinción de la fradulenta
empresa contable Arthur Andersen, que fuera la quinta global, ahora le
toca el turno, muy a destiempo, a la cuarta empresa global de la "contabilidad
invisible", KPMG, que es objeto de la furia selectiva de la muy permisiva
"reguladora" (sic) bursátil, la SEC (Security Exchange Commission),
por una presunta colusión fraudulenta con Xerox. ¿Se quedará
Wall Street solamente con tres empresas contables globales, PriceWaterhouse,
Ernst & Young y Deloitte & Touche, tan mancilladas como su competidora
en apuros?
UNO DE LOS FACTORES que han contribuido en el aceleramiento
de la guerra se percibe en los recientes movimientos de divisas de los
bancos centrales de dos potencias nucleares: Rusia y China, que comienzan
a desprenderse de sus reservas en dólares, que han perdido parte
de su valor frente al euro y el oro. El 25 de enero, el banco central ruso
anunció que planeaba cambiar la composición de su cartera
(hasta ahora con 50 por ciento en dólares, de sus 48 mil 100 millones
de dólares de reservas) para favorecer al euro (International
Herald Tribune, 30 de enero).
EN PARALELO, DURANTE el deprimente Foro Económico
Mundial de Davos, el gerente general del Banco de China, Zhu Min, tras
advertir sobre una "gran volatilidad" en el mercado de divisas en todo
el año enfatizó que la compra de dólares por su país
y las naciones asiáticas estaba llegando a su fin, debido al colosal
déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, que calificó
como "insostenible" e "insano". China acaba de alcanzar reservas por 285
mil millones de dólares, que la colocan en segundo lugar a escala
mundial (sin contar las reservas de Hong Kong, con las que desplazaría
a Japón del primer lugar). La guerra es también financiera
y la postura monetaria de China, que ha estado atesorando oro en forma
silenciosa, es muy significativa en medio del retumbar de los tambores
bélicos.
ANTES DEL ARRANQUE de la guerra, se han generado
fracturas y desgarramientos por doquier, pero con mayor ahínco en
el seno de la Unión Europea, que ha conseguido dividir la legendaria
perfidia británica que caracteriza al premier Tony Blair para complacer
a Baby Bush antes del cónclave de ambos en Campo David.
EL EJE INCIPIENTE Francia-Alemania ha sido puesto
contra la pared y ha quedado relativamente aislado después de la
carta pública de ocho países europeos encabezados por Gran
Bretaña (a la que luego se sumaron los países bálticos),
que hasta parecía redactada por el belicoso Donald Rumsfeld. La
apuesta de los europeos asustados por el eje franco-alemán y azuzados
por Tony Blair es sumamente riesgosa y, dependiendo del epílogo
del "post-Irak", Aznar y Berlusconi (dos fanáticos del "ofertismo
fiscal"), para citar a los más conspicuos, pueden encumbrarse o
desfondarse. Pero tampoco hay que aterrarse tanto de la perfidia, que tiene
sus propios límites, como enuncia el analista británico Will
Hutton (The Guardian, 26 de enero): para financiar su déficit
de cuenta corriente, Estados Unidos depende en gran medida de los flujos
de capitales de la "vieja Europa" que, en caso de un retiro de sus haberes,
provocaría el colapso del dólar, el que, paradójicamente,
necesitaría de un rescate europeo.
SE PERCIBEN DESDE ahora los trueques y los realineamientos
geopolíticos. A raíz de la desintegración de la URSS
y Yugoslavia desde 1991, Estados Unidos se ha ido acercando al mar Caspio,
que ha cercado por medio de dos guerras: en los Balcanes y en Afganistán.
La ocupación de Irak reposicionaría a Estados Unidos a unos
cuantos kilómetros del mar Caspio, la tercera reserva mundial de
petróleo. La creación de un estado kurdo arriba del paralelo
36 en Irak, a nuestro humilde entender desencadenaría un "efecto
dominó" de neobalcanizaciones. Existe el proyecto de conectar la
pletórica región petrolera kurda de Kirkuk (donde se encuentran
ya soldados de Estados Unidos, en forma clandestina y en violación
a la ley internacional) con oleoductos que desemboquen en los puertos israelíes
de Haifa y Eilat, después de atravesar Jordania, que se anexaría
la zona central de Irak, de acuerdo con el "plan Wolfowitz". En caso de
concretarse, el desprendimiento de la zona kurda en Turquía, que
controla además los afluentes de los ríos estratégicos
Tigris y Eufrates, podría ser compensado por otros trueques territoriales
aledaños.
TOMANDO EN CONSIDERACION el eje existente de Turquía/Azerbayán
/Israel, una de las consecuencias sería, quizá, la creación
del "Gran Azerbayán", que le carcomería la zona noroeste
a Irán, lo cual le daría a Estados Unidos acceso directo
al mar Caspio: ya sea a través de la nueva república kurda,
ya sea por medio del "Gran Azerbayán", y esto parece que en Teherán,
obnubilado por su abominación a Saddam Hussein, no ha sido sopesado
en su justa dimensión. ¿Hasta dónde podrá llegar
el nivel de tolerancia de Rusia, que junto con Irán, Azerbayán,
Turkmenistán y Kazajstán controla gran parte del mar Caspio?
LA "RAPIDA VICTORIA decisiva" que imploran los
empresarios de Estados Unidos para evitar la recesión, y que seguramente
Baby Bush se encuentra dispuesto a concederles, ¿significa
que alientan el lanzamiento de bombas nucleares?