Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 2 de febrero de 2003
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Política

Carlos Montemayor

Demagogia y servilismo

La demagogia del presidente Vicente Fox a veces causa hilaridad, otras repulsa y otras más confusión. Confunde porque resulta difícil saber si es demagogo por torpeza, ignorancia, cinismo o ingenuidad. En ocasiones no requiere de grandes discursos, sólo de frases insultantes o tontas. Un ejemplo de frase tonta es la de "ƑY yo por qué?", en el instante mismo del retorno de los caciques asaltando el cerro del Chiquihuite y robándose una señal televisiva de la nación para poner una mordaza de censura al Canal 40.

Un ejemplo de frase insultante es la que dirigió a una anciana, que entre los escombros del terremoto en Colima le pidió ayuda para encontrar techo: "pues búscale", respondió como aviso de lo que sería su opinión después de las decenas de muertos y millares de damnificados: "Por fortuna, no ocurrió nada grave".

El despliegue demagógico es ahora la gran cruzada para eliminar en el mundo entero los subsidios a la producción agropecuaria. Sus declaraciones confunden otra vez, porque no sabemos si proviene de la ingenuidad o de un gran servilismo ante la globalización que intenta acrecentar y ahora defender a escala mundial. Según reportó Juan Manuel Venegas desde La Haya el 26 de enero, Vicente Fox "aprovechó su presencia en el Foro Económico Mundial de Davos para iniciar el cabildeo con gobernantes, líderes empresariales y analistas financieros, con el propósito de 'armar el consenso' entre la comunidad internacional sobre 'la necesidad de eliminar los subsidios en materia de producción agropecuaria y de alimentos'. Por lo pronto, dijo, ya se cuenta con la aceptación generalizada de los países en desarrollo... Vamos a ser muy insistentes y vamos a trabajar con mucho talento para eliminar los subsidios".

Pero resulta que la eliminación de subsidios a la producción agropecuaria ha sido una de las condiciones que el Fondo Monetario Internacional ha impuesto a los gobiernos de los países en desarrollo. Que Fox proclame que está buscando un consenso para eliminar los subsidios a la producción agropecuaria en el mundo podría tener, pues, varios sentidos. Primero, que está poniéndose al servicio, sin sueldo visible como Ernesto Zedillo, de los intereses del FMI, del gobierno de Estados Unidos y de las grandes empresas de alimentos trasnacionales. No debe causarnos sorpresa el consenso inicial de los países en desarrollo para la eliminación de tales subsidios ni debemos pensar que es resultado del talento persuasivo de Fox. Se trata de una manifestación pública y mundial de la obediencia de todos los gobiernos tercermundistas a las exigencias del FMI y a las políticas de libre mercado que impone Estados Unidos a países como el nuestro (y sólo para naciones como la nuestra, porque EU protege su producción agropecuaria con incrementos constantes de subsidios ampliamente diversificados).

La cruzada mundial de Fox podría tener otro sentido. Por ejemplo, que esta campaña internacional contra los subsidios, que benefician a los productores agropecuarios de los países poderosos, le parece un camino más corto y directo que proporcionar la misma ayuda a los productores agropecuarios de México. Es decir, se propone lograr a la brevedad posible que a todos los productores del mundo les ocurra lo mismo que a los mexicanos, que es carecer de apoyos, subsidios y de condiciones de competencia leal y justa.

Pero esta cruzada necesaria y fenomenal podría contener algunos sentidos más. De manera destacada, responder a los productores mexicanos que no habrá incremento de subsidios ni reforzamiento de esas políticas. El presidente Fox no hará nada en este sentido en México, pero al menos impedirá que alguien sí lo haga en otros países. Esta es, quizás, la parte más solidaria de la demagogia foxista: prometer que no serán los mexicanos los únicos en quedarse sin protección ni apoyos, pues él se encargará de que esa misma desgracia les ocurra a todos los productores agropecuarios del mundo.

Por último, sugerir que esta campaña mundial contra los subsidios tendrá éxito en un país como Estados Unidos sólo puede explicarse por ingenuidad o servilismo. Digo ingenuidad, porque si EU desde 1994 al año 2000 incrementó en más de 500 por ciento los subsidios a la producción agropecuaria y desde 2001 decidió aumentarlos 80 por ciento esta primera década, es una clara señal de que se propone avanzar en esta política económica pero no frenarla. Por lo tanto, sólo un ingenuo puede emprender una campaña mundial para detener los subsidios en naciones como ésa. Y sólo un demagogo puede proclamar que para esa campaña cuenta ya con el consenso de los países obedientes a las exigencias del FMI y a las del Estados Unidos en políticas precisamente de eliminación de subsidios en beneficio de los productores estadunidenses.

Cierto nivel de cinismo hay siempre en las grandes declaraciones demagógicas. Digo cinismo, por ejemplo, porque precisamente gracias a los subsidios que el gobierno estadunidense otorga a sus productores agropecuarios ha sido posible el enriquecimiento de los consorcios estadunidenses y mexicanos que protege, celebra y encubre el gobierno de Vicente Fox. Gracias a esos subsidios las empresas trasnacionales compran la producción estadunidense a precios por debajo de los costos de producción en operaciones de una competencia desleal, ilegal e injusta. A este mecanismo deben sus ganancias empresas como Cargill, Maseca, Del Monte, Dupont, Bimbo, Purina, Nestlé, Wall Mart, Pilgrim's Pride o Kraft Foods, entre otras. Es cinismo o ingenuidad, por decir lo menos, hacernos creer que se propone eliminar a escala internacional precisamente el motor del enriquecimiento que celebra.

Sin prestar mucha atención a lo que en verdad decía en sus muchas y autocomplacientes declaraciones concluyó Vicente Fox lo siguiente: "el caso de México se distingue precisamente del resto de América Latina porque logró un acuerdo de libre comercio (con Estados Unidos y Canadá); porque éste ha sido exitoso y ha permitido que el país haya crecido más que las otras economías (...) y tenga hoy un ingreso per cápita de 6 mil 250 dólares".

En otras palabras, resulta que ahora somos afortunados en México cuando la elite de millonarios obtiene más ganancias. Por esas ganancias nos resulta posible ahora promediar la inmensa riqueza de los pocos y la inmensa pobreza de los muchos, y llegar a descubrir en las gráficas macroeconómicas que todos ganamos más: exactamente 6 mil 250 dólares por cabeza.

ƑYa sabrán esto los niños que han estado muriéndose en Chiapas, los niños de las zonas rurales e indígenas que están perdiendo peso y talla, los damnificados de Colima, los cerca de 17 millones de mexicanos en indigencia extrema y los cerca de 60 millones de mexicanos en pobreza a secas, el millón y medio de jóvenes que cada año quedan fuera de la oferta de empleo o los trabajadores mexicanos que recibirán dos pesos de aumento en su salario mínimo? ƑNo sería conveniente que Tv Azteca ayudara a Vicente Fox a llevar esta novedosa información a los rincones más empobrecidos del país? Sobre todo ahora que el alza del dólar podría significar una pequeña ganancia adicional, los mexicanos podrían aprovechar el momento para cambiar sus 6 mil 200 dólares por piocha.

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