Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 11 de enero de 2003
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ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Regalar y regular

REGALITO SE DENOMINA irónicamente al toro que presenta enormes dificultades para su lidia y notorio peligro, como ocurrió con Pichoncito, de Rancho Seco, que el domingo pasado en la Plaza México obsequió Marcial Herce, quien a punto estuvo de sufrir tremenda cornada al quedar a merced del toro luego del tercer farol de rodillas en los medios, gracias a la infame "oportunidad" que le diera el colonizado empresario, generoso con las figuras importadas y mezquino con los toreros mexicanos.

TORO DE REGALO es el lidiado fuera de las reses anunciadas en un cartel como obsequio de un alternante, sea pagado por éste, por la empresa, el ganadero o incluso un aficionado, quesque para complacer o halagar al público, cuando en realidad se trata del último recurso de un torero que no logró triunfar con su lote.

COMO SUELE OCURRIR, lo que a fines de los años 60 empezó como tímido recurso, con el paso del tiempo -y sobre todo de la trinca infernal: Manolo, Eloy y Curro- se volvió calamitosa ventaja de algunos y abuso sistemático en el autorregulado coso de Mixcoac, cuyos confundidos asistentes son capaces de aceptar hasta tres toros de regalo en un mismo festejo, precisamente por la pobreza de espectáculo que recibieron a cambio de su boleto.

REGULAR, A SU vez, es fijar las reglas o normas a que debe ajustarse una persona o cosa, pero como en México desde siempre los reglamentos taurinos -y los demás- han servido para lo que se le unta al queso, los reformadores de la actual normativa para el DF jamás imaginaron el desgarriate que provocarían tres alternantes queriendo regalar un toro.

SI LA AUTORIDAD consiente estos pueblerinos abusos (Art. 76) en la otrora plaza más seria de Latinoamérica, Ƒqué caso tiene ponerse quisquillosa si dos regaladores anuncian al público su desesperado obsequio antes, durante o después de la faena que realiza el primer regalador? El sainete del domingo pasado en la plazota culminó cuando un juez bienintencionado pero escaso de criterio anunció por el pésimo sonido local que se contravenía el reglamento pero que "en atención al público" autorizaba el regaladero anunciado a destiempo por dos de los alternantes. De risa la aplicación de tan torpes regulaciones.

Canal 40 y toros


EL OTRO SAINETE, a cargo del salinismo aztequero y los sufridos trabajadores de Canal 40, tiene sus resonancias taurinas. Cuando quien en diciembre de 2000 protestó guardar y hacer guardar la Constitución preguntó azorado "ƑYo por qué?", al inquirírsele su posición ante el problema entre las dos televisoras, simplemente reiteró su debilidad por la autorregulación entre particulares, actúen o no dentro de la ley, como ocurre con el intocable duopolio taurino que asfixia a la fiesta brava de México.

Y SI BIEN Canal 40 nunca se ocupó del espectáculo taurino, como si de ecologistas verdes se tratara y no de comunicadores profesionales, el comentarista deportivo Carlos Albert, dentro del incómodo noticiero de la emisora, solía exhibir los abusos y la impunidad de que goza el falso promotor de la Plaza México. Como en todo crimen, hay que preguntar: Ƒquiénes se benefician con este asesinato?

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