Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 11 de enero de 2003
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Cultura
Reditan Canasta de frutas...

La riqueza del huapango en un disco

ANGEL VARGAS

Para el compositor Jesús Echevarría, de quien acaba de ser reditado el compacto Canasta de frutas mexicanas, en la música no existen géneros mayores ni menores. Si acaso acepta una clasificación es la concerniente a la calidad: buena o mala, no más.

A partir de ese criterio, su quehacer se ha distinguido por abrevar sin prejuicios ni pudores en lo tradicional y lo popular para, a partir de esas expresiones, crear música de concierto.

Su afán -según ha explicado el también musicólogo- no es folclorista ni proponer un neonacionalismo, sino revalorar y colocar en su justa dimensión la riqueza de la música popular, en ocasiones poco apreciada en el ámbito de lo clásico o académico.

Echevarría se ha enfocado sobre todo hacia el terreno del son, luego de que en los albores de la década de los 70 descubrió la música de la Huasteca en San Luis Potosí, gracias al trío Tamazunchale.

Acerca de esta expresión, ha dicho: "En general la música de son, pero en particular el huapango, tiene una gran riqueza en todos aspectos: musical, poético, la necesidad del virtuosismo en el violín, la improvisación de versos, el canto con falsete, los rasgueos de la jarana y el zapateado. Todo (eso) contribuye a hacerlo un género prodigiosamente rico".

La Suite huasteca

En el disco Canasta de frutas mexicanas (aparecido hace un año bajo el sello de Quindecim Recording y ahora merced al Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) queda bien en claro el gusto y la inquietud del compositor por ese género musical, pues está integrado por una decena de canciones con sabor a huapango y la Suite huasteca.

''Mi intención era hacer una obra divertida, disfrutable, con buena música y no dejar huella o hacer un huapango contemporáneo. Pienso que esas cosas se van ubicando solas, con el tiempo", ha comentado

''Ojalá la gente se interesara y valorara más este tipo de música, no porque sea nuestra, sino porque es buena, de excelente calidad. En el huapango hay una vida interna en el ritmo: se oye como una corazón, como una respiración. Esos corazoncitos cambian, no solo de huapango en huapango sino de región en región.''

En el mencionado álbum, en cuya grabación participaron el Cuarteto de Cuerdas Ruso-Americano y la soprano Lourdes Ambriz, cada una de las piezas hace las veces de una fruta mexicana, y así pueden encontrarse canciones que hablan sobre el tejocote, la guanábana, la tuna, el limoncito y la guayaba, entre otras.

La Suite huasteca, en tanto, se distingue porque en lugar de minuetos, gigas y zarabandas, Echevarría retoma el son de la región y sus distintas variedades, como son los melancólicos y lentos en tono menor y los alegres y cautivadores. Está escrita para cuarteto de cuerdas y jarana, esta última interpretada por el propio autor.

Inspirarse en la música tradicional o popular, según el creador, es una práctica "muy vieja", incluso utilizada por el mismo Bach y en el caso de México sobran ejemplos: Blas Galindo con sus Sones de mariachi, José Pablo Moncayo con su Huapango y Arturo Márquez con sus danzones.

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