Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 11 de enero de 2003
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Política
DESFILADERO

Jaime Avilés

La venganza del padre Maciel

¿Existe algún vínculo entre la renuncia de Jorge G. Castañeda y el golpe a Canal 40?

¿Qué sigue: la Brigada Blanca, el entronizamiento de la censura?

¿QUE SUCEDIO EN los salones de la Secretaría de Gobernación, donde los propietarios y representantes legales de Televisión Azteca y CNI-Canal 40, convocados por Santiago Creel Miranda, discutieron entre las 11 de la noche del martes 7 y las 6 de la tarde del jueves 9 de enero de 2003, para tratar de alcanzar un acuerdo en torno del conflicto creado por la irrupción de un comando armado, a las órdenes de Ricardo Salinas Pliego, en el cerro del Chiquihuite?

De acuerdo con testimonios disponibles, lo primero que dijo Javier Moreno Valle, accionista principal de Canal 40, al sentarse frente a Salinas Pliego, fue: "Yo no vengo a vender una empresa que hemos construido con tantos esfuerzos. Yo vengo a exigirle al gobierno federal que, de acuerdo con el estado de derecho que nos rige, se nos restituya nuestra antena, que fue secuestrada a punta de pistola por un grupo de hampones que se ríen de la ley".

Creel Miranda habría intervenido para fijar la litis del asunto. El gobierno, habría dicho, era sensible a la inquietud social generada por este hecho y estaba aportando sus buenos oficios para que saliera un arreglo satisfactorio para todos. Salinas Pliego, a su vez, habría recitado lo que sus abogados y locutores habían repetido hasta la saciedad desde las pantallas de la emisora que posee. A saber, que en julio de 2000 Moreno Valle rompió unilateralmente el contrato firmado por ambas empresas y que, en virtud de ello, CNI adeudaba a Tv Azteca un depósito de 25 millones de dólares, mismos que, con los intereses acumulados a la fecha, daban un gran total de 52 millones de dólares, o 520 millones de pesos, al tipo de cambio actual.

En respuesta, Moreno Valle habría reconocido el adeudo de 25 millones de dólares pero, según sus cálculos, con los intereses derivados de aquella suma el total ascendería, cuando mucho, a 32 millones de dólares, o 320 millones de pesos. Creel Miranda habría zanjado la discusión al proponer que, en números redondos, la cifra quedara en 40 millones de dólares. Con ese acuerdo finalizó el primer encuentro a las 5 de la mañana del miércoles 8.

Ese mismo día, a eso de las 12, el debate se habría reanudado cuando los abogados de Moreno Valle propusieron un mecanismo para cubrir los 40 millones de dólares en etapas, aunque para ello, lógicamente, requerían la devolución de la antena capturada. "Si no tenemos pantalla, ¿cómo quieren que consigamos el dinero?", habría dicho el abogado Fernando Gómez Mont en repetidas ocasiones. A lo cual Tristán Canales, apoderado legal de Salinas Pliego, respondió que su cliente había cedido mucho al renunciar, en principio, al cobro de 12 millones de dólares, "bajándose" de 52 a 40, pero que, dada la "informalidad" de Moreno Valle, demandaba que el pago se hiciera de inmediato, ahí mismo.

Durante la tercera sesión, el propio miércoles 8 por la tarde, ante la insistencia de los representantes de Creel para ablandar a los abogados de Salinas Pliego, se habría convenido en una especie de calendario de pagos, que Tv Azteca aceptaría siempre y cuando la suerte principal de la operación, los 25 millones de dólares, fueran devueltos sin mayor dilación, ahí mismo. Los hombres de Moreno Valle, después de reiterar que eso era imposible, y que sin la señal de Canal 40 al aire nadie les prestaría un centavo, prometieron hablar con sus contactos y tratar de garantizar el pago con algunos bienes en depósito mientras obtenían el dinero en efectivo.

Pero el jueves por la mañana, cuando volvieron a verse las caras por cuarta ocasión, los abogados de Salinas Pliego habrían rectificado su posición nuevamente, al pedir bienes en garantía de todo el adeudo, tanto de la suerte principal como de los intereses. Y de nuevo Creel los persuadió de no endurecerse cuando el acuerdo parecía ya al alcance de la mano. Fue en esos términos como se levantaron de la mesa para regresar con un proyecto de resolución bien acabado.

¿Qué sucedió entonces? Alguien habría intervenido a favor de Tv Azteca desde la más alta cima del régimen, porque en cuanto las partes se reunieron a las 5 de la tarde cambió por completo la actitud de los hombres de Gobernación. Desconociendo todo aquello que había sido conversado, los abogados de Salinas Pliego retomaron su postura original: "el señor Moreno Valle nos debe 52 millones de dólares y la única forma en que podemos darnos por satisfechos es con el pago, ahora mismo, de 52 millones de dólares. De lo contrario no vamos a discutir más".

Para sorpresa de Moreno Valle y de sus representantes legales, esta vez la actitud de los hombres de Gobernación no fue conciliadora ni mucho menos. Se habrían limitado a repetir: "si Canal 40 debe 52 millones de dólares debe cubrir esa cantidad ahora mismo; si no, el gobierno de la República se verá en la obligación de asegurar todos los bienes de Canal 40, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 142 bis de la Ley de Radio, Televisión y Cinematografía".

Ante semejante espectáculo de cinismo y connivencia entre quienes se hicieron justicia a mano armada y el Poder Ejecutivo que otorgó toda la razón a éstos, los abogados de Moreno Valle no tuvieron tiempo ya de advertir que el citado artículo no era aplicable a Canal 40, porque, según el cuerpo de esa ley, el gobierno sólo podrá asegurar los bienes de una emisora cuando ésta efectúe transmisiones sin ser concesionaria de una frecuencia o contar con el debido permiso.

Pero Canal 40 era concesionaria de una señal de la que fue privada en forma arbitraria y tenía los permisos gubernamentales necesarios para ex-plotarla. ¿Dónde o cómo se hizo acreedora a la sanción prevista por la ley? En ningún lugar o momento. Lo que ahora queda claro es que esa pifia del Ejecutivo podrá ser revertida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero antes de que ello ocurra habrán transcurrido ya las elecciones del próximo 6 de julio y, al apagar Canal 40 en forma tan alevosa y totalitaria, el "gobierno" de Fox (así, entre comillas que lo desnudan) habrá acudido a un proceso dizque "democrático", amparándose en una actitud dictatorial. ¿Qué sigue?

¿El fraude electoral al estilo tabasqueño, manejado por Roberto Madrazo en beneficio de los candidatos a dipu-tados del PRI y del PAN que estén a favor de la privatización de la industria eléctrica? ¿La represión abierta contra las organizaciones campesinas que están dispuestas a bloquear puentes fronterizos y carreteras porque la nueva etapa del TLC va a desaparecerlos del mapa? ¿La restauración de la Brigada Blanca, los secuestros y asesinatos de opositores al régimen, el entronizamiento de la censura?

Detrás del golpe a Canal 40 no están sólo los propósitos inconfesables de la ultraderecha foxista sino algo más temible: el fanatismo religioso de los sectores del régimen que hoy glorifican a Salinas Pliego como ángel vengador del supuesto agravio que la televisora silenciada cometió, según ellos, al difundir en mayo de 1997 los abusos sexuales del padre Marcial Maciel en contra de incontables adolescentes y niños. Sí, detrás de este repugnante atropello a las garantías ciudadanas están los influyentes amigos de los Legionarios de Cristo que ahora deben estar celebrando con copones de vino de consagrar la muerte de una "transición democrática" que nunca empezó y que fue empleada como una estafa para seguir cometiendo, con otra máscara, los viejos crímenes de la dictadura priísta.

¿Por qué se va Castañeda?


¿Existe algún vínculo entre la súbita renuncia de Jorge G. Castañeda a la Secretaría de Relaciones Exteriores y el golpe a Canal 40? Todos sabíamos que por estas fechas dejaría su oficina en Tlatelolco para mudarse a otro puesto dentro del gabinete, pero de pronto ha roto con Fox, lo abandona, huye de él como de una jeringa infectada con el virus del ébola.

¿Castañeda se va acaso porque sabe lo que viene y desea desvincularse oportunamente de la política de horca y cuchillo que anuncia la supresión de Canal 40? Una versión, todavía no confirmada, sugiere algo muy distinto: la última semana de diciembre, un día después de Navidad, Diego Fernández de Cevallos habló con Fox y le dijo que poseía informes amplios y detallados acerca de un think-tank, o grupo de especialistas en las más diversas disciplinas, que estaba trabajando a las órdenes de Castañeda, con dinero del erario, en la discusión y diseño de políticas públicas no relacionadas con las actividades diplomáticas.

Que, en otras palabras, Castañeda estaba usando fondos de la administración federal para hacer un diagnóstico general del país, empleando información estratégica, a fin de construir la plataforma sobre la cual desarrollaría su futuro proyecto de gobierno. Fernández habría amenazado a Fox con montar un escándalo de la mayor envergadura, que provocaría terribles consecuencias para la estabilidad del régimen, si el titular del Ejecutivo no tomaba cartas en el asunto de inmediato y ordenaba el desmantelamiento de aquel tinglado.

Castañeda, en consecuencia, ha-bría reaccionado como lo sugiere su furioso hermetismo actual, acatando las instrucciones de Fox pero, a la vez, entregando su renuncia irrevocable, no sin antes advertirle a su ahora ex amigo que no aceptaría ningún otro cargo en el gabinete y tampoco, siquiera, un puesto como asesor presidencial. Así pues, si esta especie fuera verídica -y de serlo podría llegar a los tribunales-, no habría indicios para sospechar que el hombre de George WC Bush en México saldrá de la escena por motivos profilácticos, para separar su imagen de la escalada represiva que augura el golpe a Canal 40.

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