Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 12 de diciembre de 2002
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Cultura

Cuentos completos (1968-2002) marca un ''corte de caja'' en su narrativa

José Agustín aspira a ser un escritor del siglo XXI y no sólo de la pasada centuria

El volumen, publicado por Joaquín Mortiz, le permite explorar nuevas vetas en su obra

La literatura es mi sentido de la vida, mi vocación central y la ejerceré mientras pueda, asevera

CESAR GÜEMES

Se imaginó piloto de avión, para seguir la línea paterna, pero al final no le convenció mucho la profesión. También le llamó poderosamente el rock and roll, aunque ni las enseñanzas del mismísimo Javier Bátiz pudieron ayudarle con la guitarra, ''estaba negado", y lo más que hizo fueron canciones para algunos rocanroleros de los años 60.

Fue así como José Agustín terminó siendo escritor, vocación que traía ''en la piel" y que desde muy chavillo le ha dejado un sinfín de satisfacciones.

Considerado uno de los pilares de la literatura de la Onda, en el umbral de los 60 años, el escritor vive un ''corte de caja" en su carrera, detonado por la aparición de su más reciente libro, Cuentos completos (1968-2002).

La factura de este volumen, publicado por Joaquín Mortiz, le permitió, expresa, recapacitar sobre ''las nuevas vetas narrativas" que ha encontrado con el paso del tiempo y, mediante las cuales, se ha propuesto consolidarse ''como escritor del siglo XXI y no sólo pasar a la historia como un escritor del siglo XX".

-ƑQué tanto se reinventa en este libro, si bien en su mayoría está integrado por textos publicados con anterioridad?

-En buena medida hay una reinvención de mi parte, con la inclusión de materiales nuevos. Una de las cosas que advertí al estructurarlo es que, al abarcar 34 años, el libro permite de alguna forma hacer un corte de caja. El conjunto de los textos posibilita tener una visión más general de la narrativa breve que he escrito, hecho que no era tan factible cuando aparecieron publicados de manera aislada. La recapitulación es tanto para mí, como autor, como para los lectores, sobre el devenir de mi trabajo.

Más arsenal para narrar

-Da la impresión de que con este libro cierra un ciclo.

-Posiblemente. Lo dije ya: es un corte de caja. Aunque por supuesto que voy a seguir escribiendo cuentos. Ahorita tengo como cinco o seis en la congeladora. Eso se debe a que trabajo los cuentos de forma muy lenta: los escribo, los dejo reposar; generalmente se llevan años. Así tengo varios en proceso de trabajo.

''El fin de este ciclo no significa que voy a perder mi estilo esencial; ésa es mi identidad, aunque sí he descubierto nuevas vetas de recursos en los más recientes textos, que me dan más arsenal para narrar. Eso me permite crear una nueva manera de concebir mi literatura. Escribo también una novela, que sin duda resulta atípica en el conjunto de mi obra. Entre esa novela y lo que publique en adelante espero ser un autor del siglo XXI y no un escritor nada más del siglo XX.''

-ƑQué tan diferente es usted hoy del joven escritor del boom de la onda?

-Lo soy y mucho. Obviamente han pasado varios años, tengo 58 y, para decirlo todo, en 2004 se cumplirán cuatro décadas de que publiqué La tumba. Sí que ha llovido, entonces. Físicamente soy distinto. Aunque tragaños, el tiempo allí está y se siente. Sin embargo, ello no significa que haya perdido la oriejose_agustin1ntación central que me guía desde mis inicios ni mi concepción del mundo.

Rebelión del cuerpo

-ƑNunca quiso ser otra cosa que escritor?

-Se me antojó mucho ser piloto de avión, porque mi papá lo era, mi hermano lo es también, al igual que mi sobrino. Hay muchos pilotos en la familia, aunque realmente me di cuenta que no era lo mío. La otra vocación que siempre me atrajo fue la de rocanrolero. Era un sueño, aunque no tuve la capacidad. Lo más cerca que llegué fue escribir letras de canciones a roncanroleros; Javier Bátiz me trató de enseñar a tocar guitarra y no pude, cabrón. Javier me decía que yo estaba negado.

-ƑFue entonces que cambió la guitarra por la Remington?

-No, porque en realidad casi nací con la máquina de escribir. En mi caso era una Olivetti estudio 44; la compró mi papá cuando yo tenía siete u ocho años y me la apropié. Mi primer cuento lo escribí a los 11 años, a los 12 ya estaba en mi primer taller literario, a las 14 ya había publicado en un suplemento nacional y escribí mi primera novela a los 16. Entonces, tengo la máquina de escribir verdaderamente incrustada en el cuerpo. La literatura es mi sentido de la vida, mi vocación central y la ejerceré mientras pueda.

-ƑCuál es su dinámica actual de escritura?

-Cuando estoy metido, dedico mucho tiempo. Me puedo echar hasta jornadas de ocho, 10 o 12 horas sin mayor problema. Usualmente comienzo después de comer, como a las cinco o seis de la tarde; me paro a las ocho y media de la noche a hacer ejercicios de yoga, ceno y regreso a la máquina para trabajar hasta las dos o tres de la madrugada. Me gusta mucho la noche para escribir. Por desgracia ya con la edad me cuesta más trabajo. Mi cuerpo se está rebelando y me pide más el trabajo diurno. Antes, cuando me sentaba en la mañana, šputa madre!, sentía helado mi estudio, y me jalaba el jardín y el sol. Ahora, esas ya no son distracciones para mí, y bien puedo concentrarme en la hora diurna.

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