CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Los cruzados azules
FINALMENTE, DESPUES DE dos años, hallé un dato que corrobora el cambio y no quisiera dejar de comentarlo.
HE AQUI QUE los cobardes de siempre esta vez se han metido en el yelmo de los valientes para defender, incluso a costa de "su vida", el recinto parlamentario de la Cámara de Diputados, según nos ha hecho saber, conmovido casi hasta el llanto, Felipillo, osado caballero, líder de los cruzados panistas o de los panistas cruzados, como a usted le venga en gana.
PERO LASTIMA, ESAS lágrimas que estuvieron a punto de rodar pudieron haber humedecido el paño de héroes que se hizo viejo hace tiempo por las batallas de las que estos valientes huyeron antes -incluso- de blandir la espada contra el enemigo del que finalmente se volvieron cómplices.
ASI LAS COSAS, Felipillo el valiente, sin faltar a su estirpe, siempre cortesana, culpa hoy a otros de su inmenso desprecio por aquellos a quienes persigue, porque son sus enemigos; a esos sombrerudos de tez morena, como la suya, pero a quienes considera inferiores por cuestiones de linaje, y si no, Ƒpor qué?
PERO ES LA historia, la más reciente, la que de tajo le arranca el bacinete para desvelar el rostro culpable de tan noble caballero. Porque ni Felipillo, ni toda la corte, supieron, aunque fuera con llanto, defender en su momento la injusticia tramada en contra de esos sombrerudos, huarachudos, a quienes dicen proteger.
COMO DICTA EL linaje, Felipillo y todos los del escudo azul decidieron hacer la ley en contra de los que ayer se alzaron, en complicidad con quien en aquel momento fingía ser rey.
PERO ALLI NO acaba la historia. Después de aliarse con el tirano, de cuyo nombre todos nos acordamos -un tal Salinas-, cobraron los favores hechos con la factura más grande y llevaron al trono a uno que los felicita por defender la soberanía de la Cámara de Diputados, cuando no es capaz de proteger la soberanía de México.
FUERON AQUELLAS PALABRAS, pronunciadas en un programa de televisión, las que nos dieron la idea de cómo sería la batalla por defender la soberanía nacional. Entonces se nos dijo que si alguna potencia extranjera pellizcaba un poco de soberanía, no pasaba nada.
PERO ESTA VEZ fueron los sombrerudos los que le metieron mano, sin quitarle nada, sin siquiera llegar al pellizco, a esa cámara desde la cual han salido las leyes que los empobrecieron, las leyes que se fraguan en Los Pinos, antes en complicidades abiertas entre el PAN y el PRI, y hoy con amenazas e imposiciones que emanan de la misma estirpe.
JURO QUE OTRA sería la historia si los cobardes de siempre, con llanto y coraje, hubieran defendido hasta con "su vida" los derechos de quienes hoy les reclaman, porque a fin de cuentas, si la violencia asusta, hay que tener cuidado de no provocarla. šUn brindis por los valientes caballeros!
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