Opuestos a la construcción del centro
turístico, 80% de los habitantes
Divide a comuneros caribes proyecto hotelero en Lacanjá
Chanyasab
La inmobiliaria Sanmo paga $4,500 mensuales a varias
familias para "ganárselas"
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de las Casas, Chis. 11 de diciembre.
Mientras el "misterio" de los 38 jeeps Izuzu cargados de extranjeros
que recorre Montes Azules y sus alrededores parece aclararse (en cierto
modo), el hotel "cinco estrellas" que se construirá en Lacanjá
Chansayab está logrando dividir a la comunidad Hach T'an (como se
nombran a sí mismos los Hach Winik, caribes o lacandones), "por
un puñado de dólares", pero sin Clint Eastwood.
Resulta curioso que uno de los recursos de la selva profunda
más sistemáticamente saqueados sea la palma de camedor, cuya
fibra parece ser el ingrediente verde, secreto e insustituible, de todos
los billetes de dólar. Al menos eso dicen los lacandones. Que lo
oyeron decir a los que trafican esa codiciada hoja. Carmelo Chambor, quien
es un lacandón muy principal, no sabe si es verdad, pero quisiera
creerlo.
El proyecto hotelero en Lacanjá Chansayab está
creando una división grave y explosiva entre los 108 comuneros caribes.
Uno de ellos, Gilberto Kin Faisán, aceptó asociarse con el
empresario Gerardo Turrent Riquelme. Aunque la comunidad se opone, el inversionista
ya "asalarió" a un grupo de familias lacandonas, para "ganárselas".
Desde marzo hay una brecha para las obras en la laguna,
y ha empezado a llegar el material de construcción. Varias familias
reciben 4 mil 500 pesos mensuales de la inmobiliaria Sanmo, propiedad de
Turrent (perteneciente al grupo empresarial San Martín Obispo).
El comisariado de bienes comunales de Lacanjá Chansayab, Alfonso
Chan Kin, se ha mostrado evasivo a la hora de proclamar la decisión
comunal de rechazar el hotel. Se teme que los inversionistas lo estén
"convenciendo" también, mientras 80 por ciento de los comuneros
no está de acuerdo.
Gerardo Turrent ofrece el 5 por ciento de las ganancias
para Gilberto Kin Faisán (dueño del terreno elegido, quien
ya aceptó), y otro tanto para la comunidad.
Un grupo de lacandones inconformes ha dicho que aceptaría
el trato por el 50 por ciento de las ganancias. Otro grupo, más
contundente, se opone por completo a la edificación del hotel.
En tanto, ni siquiera el gobierno estatal ha logrado identificar
los convoyes de vehículos extranjeros que iniciaron su periplo por
la selva Lacandona el 28 de noviembre. Germán de la Rosa, delegado
de Gobierno en Ocosingo, ayer reconoció que desconoce aún
de quiénes se trata. No obstante, dijo que un grupo de estos presuntos
turistas permanecía en la laguna de Miramar, y otro en Nahá.
Rogelio Gómez Núñez, comisariado
ejidal de El Jardín, refiere por su parte que los 22 jeeps
amarillos que visitaron su comunidad llevaban escrito "Ruta Maya 2002",
y que algunos de sus tripulantes dijeron ser ciudadanos israelíes.
Una de las banderas que describe Gómez Núñez en los
vehículos corresponde a la de Israel.
"Hablaban en inglés. Algunos entendían español,
pero se negaron a dialogar con las autoridades de El Jardín". Relata
que "se metieron en el pueblo sin autorización", tomaron fotos,
ofrecieron comprar tierras a los indígenas y revelaron que su destino
final era Reforma Agraria (ustedes perdonarán el sic), en el extremo
opuesto, al sur de Montes Azules, cerca de Chajul.
Reforma Agraria, sitio mejor conocido como Las Guacamayas,
es un santuario de estas espectaculares aves que pasean en parvadas, como
en un cuento fantástico, teniendo como fondo el gran río
Lacantún. Esto, en la selva de Ixcán, cerca de Guatemala.
Previamente, los visitantes pernoctaron en algunos de
los once camping que administran los lacandones en Lacanjá
Chansayab, y visitaron las zonas arqueológicas de Bonampak y Yaxchilán,
en su camino a Chajul y Las Guacamayas (que no son destinos turísticos,
sino una estación científica y un área natural protegida).
El respaldo logístico para la espectacular caravana
de 38 jeeps con escape en alto para vadear ríos selváticos
y toda las cosa, lo proporcionó, al parecer, el empresario chiapaneco
Herbert Castellanos, quien se dedica, entre otros negocios, a los servicios
turísticos.
Verde como el dólar
Quienes han analizado cifras de la exportación
legal de la palma de camedor a Europa, donde se comercializa con fines
ornamentales, encuentran que las cuentas no "cuadran". De la selva sale
mucha más palma de la que se envía a Europa, pero nadie conoce
a dónde va a parar el resto. Sólo se sabe de una bodega para
refrigerar y enviar la palma, en Arena Hidalgo, Tabasco, no lejos de Tenosique.
(La misma ruta, al fin, de las madereras que hace un siglo empezaron a
vaciar la selva.)
¿Directamente a la fibra del dólar? Ya ni
la burla perdonan. Por mucho que sean los "consentidos" del régimen
y las agencias globalizantes, los modernos lacandones no dejan de ser indígenas
mexicanos que viven en la pobreza. A ellos también los han engañado
y manipulado durante décadas.
Un ejemplo: la clínica de Lacanjá Chansayab,
rimbombante obra gubernamental, no siempre cuenta con un médico.
Allí también se muere de diarrea y catarro, de abandono y
pobreza. El propio Carmelo Chambor lleva meses padeciendo una extraña
enfermedad, sin lograr curarse. Estuvo a punto de morir por falta de atención.
Aun ahora que convalece, sus extremidades hinchadas muestran llagas, le
cuesta trabajo caminar y se nota que no se siente bien. Pero es firme al
decir: "No queremos un hotel de lujo en nuestra comunidad".