Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 7 de noviembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Editorial
 
TRAGEDIA PARA EU Y PARA EL MUNDO

sol-2La apatía política de los estadunidenses y las paranoias que en materia de seguridad nacional logró implantar el gobierno de George W. Bush en la opinión pública de su país se tradujeron, a fin de cuentas, en una acentuada victoria electoral para los republicanos en las elecciones legislativas realizadas el pasado martes 4 en la nación vecina. El panorama después de la contienda indica que el partido del actual presidente aumentó su mayoría en la Cámara de Representantes, se hizo con el control del Senado y obtuvo la mayor parte de las gubernaturas en disputa.

Lo anterior significa que Bush y su grupo ejercerán el poder en el país más poderoso del mundo prácticamente sin contrapesos democráticos, sin mecanismos de control ni rendición de cuentas. Es un escenario trágico y sombrío para Estados Unidos y para el resto del mundo, porque el actual gobierno estadunidense no tiene otro programa ni más rumbos que hacer la guerra contra naciones débiles, ahondar las brechas entre ricos y pobres -tanto dentro de las fronteras estadunidenses como fuera de ellas-, constreñir los derechos ciudadanos y establecer algo parecido a un Estado policial en un país que antaño se jactaba de la extensión de sus libertades civiles.

Bush llegó a la Casa Blanca, hay que recordarlo, no porque los estadunidenses se volcaran mayoritariamente en las urnas por su candidatura, sino porque sacó partido a las incoherencias de un sistema electoral antidemocrático y aberrante, y porque su partido recurrió a procedimientos inescrupulosos y hasta escandalosos para distorsionar el sentido del sufragio, con la complicidad de Jeb Bush, hermano menor del ahora presidente y gobernador de Florida. Asimismo, el actual jefe del Ejecutivo estadunidense llegó al cargo sin un programa propio; sus intenciones en el poder parecían ser, simplemente, apegarse a los lineamientos del Partido Republicano: menos impuestos, mayor manga ancha a los grandes capitales, más libre comercio, menos educación y servicios de salud para los pobres, más pena de muerte y más policía, menos prevención, más Biblia y menos Darwin en los planes de estudio.

El 11 de septiembre del año pasado fue un día aciago, doloroso y aterrador para la gran mayoría de los estadunidenses, pero para Bush fue una fecha providencial, toda vez que los atentados criminales de Nueva York y Washington le dieron a su gobierno un contenido preciso y hasta una consigna fácil: la "guerra contra el terrorismo". El que había sido, hasta entonces, uno de los mandatarios más grises y anodinos, apareció de pronto convertido en cruzado y paladín de la seguridad estadunidense y en vengador planetario. Por designio o por casualidad, los ataques del 11 de septiembre permitieron al jefe de la Casa Blanca articular en una estrategia coherente sus intereses petroleros familiares, sus compromisos con la industria militar y las necesidades discursivas y electorales de su partido. Todo ello, con el apoyo patriotero, acrítico y vergonzoso de los grandes consorcios mediáticos que abogan, en el discurso por la "objetividad" de la información.

Los comicios de antier han confirmado a Bush y a sus amigos en su súbito liderazgo nacional, y le otorgan, adicionalmente, una plataforma política para la proyección externa de una estrategia imperial injerencista, asesina y contraria a la legalidad internacional. En lo interno, los delincuentes de cuello blanco verán ensancharse el margen de su impunidad; el desamparo será mayor, de ahora en adelante, para las minorías y los grupos sociales más desfavorecidos -negros, blancos pobres, hispanos, inmigrantes indocumentados-; el aborto, la diversidad sexual y la libertad de pensamiento tenderán, de nuevo, a ser penalizados y los sociópatas como el asesino serial de Maryland tendrán manga ancha para adquirir armas de fuego y municiones letales.

El triunfo electoral del Partido Republicano será, en suma, una tragedia para Estados Unidos y para el mundo.
 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año