Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 25 de octubre de 2002
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Sociedad y Justicia
Ranulfo Romo Trujillo, Premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo

Nuevas luces sobre procesos cerebrales

El problema no es la fuga de talentos, sino que éstos no pueden regresar, asegura

KARINA AVILES

Desde muy joven emprendió un largo viaje hacia el interior del cerebro. La motivación de conocer y hacerse preguntas en cada paraje ha llevado a Ranulfo Romo Trujillo a aportar luces sobre cómo vemos, cómo memorizamos, cómo aprendemos.

ranulfo romoEl científico universitario, ganador del Premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo (TWAS, por sus siglas en inglés), habla con La Jornada acerca de este viaje, en el que ha obtenido distinciones; sobre todo, emociones que visten de pasión su quehacer diario.

Las investigaciones de Romo Trujillo se han encaminado a saber cómo se representa la información en el cerebro, cómo se queda en la memoria y cómo sirve la memoria y la representación sensorial en la toma de decisiones.

El humano no ve con los ojos sino con el cerebro. El hombre -indica- vive constantemente en el pasado, porque lo que creemos que está sucediendo en este momento no es sino la intervención de la memoria.

Explica que en una plática, por ejemplo, el sonido de una voz activa el receptor auditivo de la persona que está escuchando, pero ahí ya transcurrió un tiempo, entonces interviene la memoria. De manera que "lo que vemos y lo que oímos es pasado".

Emocionado, platica que las decisiones que toma un ser humano no son fortuitas, ya que dependen de cómo dialogue la memoria y la representación sensorial. "Somos prisioneros del cerebro" y Romo Trujillo ha dedicado su vida a conocer qué hay en esta celda con circuitos relacionados con la función de amar, odiar, entristecer.

Todo comenzó cuando tenía 18 años y, mientras estudiaba la carrera de medicina, se incorporó a trabajar a un laboratorio de neurofisiología. Allí surgieron sus preguntas y su interés por investigar, aunque las cosas no fueron fáciles.

Apenas había llegado de Sonora a vivir en el Centro Histórico de la ciudad de México. Recuerda que recibía un giro telegráfico con el dinero exacto para pagar su estancia. "Las sensaciones de hambre y de cansancio jamás minaron mi espirítu."

Más tarde solicitó una beca al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para estudiar en Francia, pero le fue negada. Escribió a un laboratorio francés que, a diferencia del Conacyt, vio las capacidades del mexicano y lo contrató, lo que sirvió para que estudiara el doctorado en ciencias en la Universidad de París.

Posteriormente fue contratado como investigador del Instituto de Fisiología de la Universidad de Friburgo, Suiza, y en Estados Unidos, en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

En el cubículo que ocupa en el Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional, Romo Trujillo expresa que aun cuando un humano viva en un medio desfavorable "con disciplina y esfuerzo es posible seguir adelante.

"Si fuera mecánico de autos lo tomaría con mucha pasión y si fuera ebanista también sería el hombre más feliz y si fuera deportista también." Hoy es el investigador que siempre quiso ser, pero lamenta que muchas veces las condiciones en que se trabaja no son las óptimas, desde la posición geográfica, hasta el estado social y las políticas gubernamentales hacia la ciencia.

Para Romo, el gobierno que sea es la "misma cosa" en relación con la actividad científica. "Lo que hay que poner en práctica es el conocimiento y formar cuadros humanos preparados. Lo que debería haber es una política de Estado para el sector científico, deberían existir fondos para becas y la investigación debería ser parte de la educación."

También es fundamental crear más centros de investigación, porque lo que hay en México no es fuga de cerebros; el problema es que "hay cerebros" que no pueden regresar al país, pues no tienen dónde contratarse.

Hay poca gente seria con el deseo de sentar las bases de una política de Estado que supere los intereses personales. Romo Trujillo se dice afortunado por estar en la máxima casa de estudios y expresa su satisfacción porque el fruto de su trabajo fue reconocido con este premio que otorga un prestigiado organismo.

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