Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 24 de octubre de 2002
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Sociedad y Justicia

Lamenta la falta de apoyo de apoyo del gobierno a la investigación y las universidades

La ciencia que se hace en México, poca pero muy competitiva: premio TWAS

Propone incrementar el número de estudiosos de alto nivel y vincular la disciplina con el desarrollo tecnológico Apremia a fomentar en los menores la curiosidad

CLAUDIA HERRERA BELTRAN ENVIADA

Morelia, Mich., 23 de octubre. El gusto por las matemáticas le nació desde que tomaba clases en la primaria 21 de Marzo, escuela oficial de la colonia Roma, y se le desarrolló cuando un tío, que era físico, le prestó libros de teóricos rusos. A más de tres décadas de esos primeros acercamientos, el mexicano José Antonio de la Peña recibirá el galardón de la Academia de las Ciencias del Tercer Mundo (TWAS, por sus siglas en inglés), prestigioso premio de alcance internacional que reconoce el trabajo de eminencias de países olvidados.

Además de sus investigaciones en el campo del álgebra, De la Peña representa al gremio del país en su calidad de presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, y es director del Instituto de Investigaciones Matemáticas de la UNAM.

En un receso del Congreso Nacional de Posgrado, el científico conversa con La Jornada acerca de la distinción.

De la Peña se considera ''producto de la educación pública'', comenta que en México la ciencia no puede ser concebida como lujo, sino como necesidad, y define la política del gobierno en la materia de contradictoria: ''en el discurso da un gran apoyo a la ciencia, pero eso no se ha reflejado en los hechos''. Este año el premio también lo recibirá el fisiólogo Ranulfo Romo, también investigador de la UNAM. Los dos se sumarán a una lista selecta de mexicanos como Francisco Bolívar Zapata, Adolfo Martínez Palomo y Luis Felipe Rodríguez, que han sido reconocidos por esta academia que tiene su sede en Trieste, Italia, y que es apoyada por la UNESCO y el gobierno italiano.

De los rusos a la UNAM

La historia de De la Peña, de 44 años, es parecida a la de muchos investigadores que desde pequeños mostraban inclinaciones por las ciencias puras. Cuando estaba en la primaria, las matemáticas eran un juego. A diferencia de muchos de sus compañeros, encontraba divertido resolver problemas y ''hacer cuentas''.

Pero en ese momento todavía no definía cuál sería su camino. Cuando De la Peña cursaba la secundaria, en la escuela número 52 de la colonia Hipódromo Condesa, un tío le prestó libros de rusos editados en México, como La física recreativa, de Yakov Perelman, y textos de George Gamow, uno de los exponentes de la teoría del universo en expansión. Esas lecturas, y otras de la colecciones científicas del Fondo de Cultura Económica, lo convencieron de dedicarse a la física.

Con esa idea estudió en la preparatoria seis de la UNAM, y en los ochenta ingresó a la Facultad de Ciencias. Pero en cuanto la física le abrió el mundo de las matemáticas se decidió por la segunda carrera; luego obtuvo su maestría y doctorado en la máxima de estudios, y después cursó un pos doctoral en la Universidad de Zurich, Suiza.

Al doctor De la Peña le cuesta trabajo traducir en lenguaje coloquial en qué consiste la teoría de representaciones de álgebra, porque -dice- se trata de matemáticas puras. Sin embargo, explica que estas investigaciones tienen aplicaciones trascendentes en otras ramas de la ciencia, como la física y la teoría de representaciones.

Las matemáticas, refiere, están en la base de muchas disciplinas científicas y en los avances de la física, las ciencias de materiales, el concepto y funcionamiento de las computadoras y la biología moderna. Su influencia es tal que ha llegado al ámbito de las ciencias sociales. En la economía, las matemáticas son imprescindibles, por ejemplo, para hacer las predicciones sobre el funcionamiento de los mercados. En resumen, dice, ''las ciencias tienden a matematizarse''.

Como parte del pequeño grupo que hace ciencia básica en México, De la Peña la defiende y considera que no es un lujo en un país del tercer mundo. Da dos razones: ''en la ciencia básica está la base de tododela-pena-antonio el desarrollo, y su influencia va más allá, porque los métodos de la ciencia representan una especie de código de ética.

''Si desde pequeños aprendemos los valores de la ciencia tenemos más posibilidades de valorar el pensamiento metódico y ordenado de buscar la verdad y comprender argumentos''.

Autor de diversos artículos sobre álgebra y de libros de texto y de divulgación científica, lamenta que el papel de los países del tercer mundo sea la subordinación a los países avanzados. Afortunadamente, dice, en los últimos años estas naciones marginadas han tenido un ''despegue importante''.

Dice que si bien las comunidades científicas de esos países son pequeñas, tienen alto nivel competitivo en el ámbito internacional, y menciona el caso de Brasil y de China, que tienen sistemas universitarios grandes y que le han apostado a la producción de conocimiento.

A México lo ubica debajo de esas naciones. ''Nosotros estamos atrasados por la falta de apoyo del gobierno al crecimiento de las universidades y al desarrollo del sistema de ciencia y tecnología. Por eso la ciencia que se hace aquí es poca pero muy competitiva''.

Para superar estos rezagos y que los resultados de la ciencia mexicana comiencen a beneficiar a la población, el matemático considera que hay dos asignaturas pendientes en México: incrementar el número de científicos de alto nivel (actualmente hay apenas ocho mil en el Sistema Nacional de Investigadores) y vincular a la ciencia con el desarrollo tecnológico.

La otra tarea, dice, es mejorar la enseñanza de la ciencia, ámbito en el que la Academia Mexicana de Ciencias está colaborando junto con la Secretaría de Educación Pública mediante el programa La Ciencia en tu Escuela. Asegura que los maestros y los padres de familia pueden hacer mucho para llevar a los niños por este camino fomentándoles la curiosidad y el deseo de investigar, valores que les pueden ser útiles aunque en el futuro no se dediquen a la ciencia.

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