Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 24 de octubre de 2002
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Mundo

Más de 40 sujetos armados irrumpieron en un teatro; exigen el fin de la guerra en el Cáucaso

Comando checheno toma como rehenes a mil personas en Moscú

El jefe de los secuestradores ordenó minar el edificio para evitar un intento de rescate de fuerzas especiales; los cautivos temen un baño de sangre Putin cancela viaje a Portugal

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, jueves 24 de octubre. En una acción sin precedente por su magnitud y por el desafío a las autoridades rusas, un comando de separatistas chechenos -entre 40 y 50 hombres y mujeres armados con fusiles automáticos- irrumpió a tiros la noche del miércoles en un teatro de esta capital y tomó como rehenes a los espectadores, actores y personal técnico que había en el recinto, en total cerca de mil personas.

Junto con otras reivindicaciones, los secuestradores, que aparentemente forman parte de un grupo de combatientes suicidas bajo el mando de Movsar Barayev y entre los cuales hay al menos 15 viudas de rebeldes muertos en enfrentamientos con soldados federales, exigen poner fin a la guerra de Chechenia y el retiro inmediato de las tropas rusas estacionadas en la república caucásica, informó un vocero de la policía de Moscú.

La retención multitudinaria de rehenes, que conmocionó al país, coincidió con el reiterado rechazo del Kremlin a iniciar negociaciones para un arreglo político, demanda que destacados políticos y personalidades de este país formulan cada vez con mayor insistencia, sobre todo a partir del tercer aniversario de la guerra de Chechenia, que se cumplió el pasado primero de octubre.

Horas de gran tensión y dramatismo se viven aquí, en lo que se está convirtiendo en el primer secuestro de este tipo en la capital de Rusia con cobertura televisiva en directo.

Gran cobertura televisiva

Los principales canales de la televisión local, que realizan un notable despliegue, decidieron mantener sus transmisiones durante toda la noche, en espera de que en cualquier momento se produzca el desenlace de este drama.

Mientras, se sabe con cierta precisión lo que ocurre dentro de la sala, gracias a que los propios rehenes logran comunicarse por celular a las distintas televisoras para dar a conocer de viva voz las novedades.

A partir de testimonios varios se puede reconstruir cómo ocurrieron los hechos. Hacia las 9 de la noche del miércoles, a poco de comenzar el segundo acto del musical Nord-Ost, que con gran éxito de público se presentaba cada día en un teatro especialmente habilitado en el antiguo Palacio de Cultura del sureste de Moscú, cuya sala tiene capacidad para mil 163 espectadores, se escucharon ráfagas de ametralladora.vas03-174308-pih

Cerca de media docena de hombres armados y con apariencia caucásica, conforme las primeras noticias, la mayoría con collares de granadas y otros explosivos a la vista, subieron al escenario e interrumpieron la función, al tiempo que el resto del comando ocupaba sitios estratégicos en la sala y todo el edificio.

Casi de inmediato los secuestradores dejaron en libertad a 15 niños, no todos los menores que había en el teatro, y a los oriundos de repúblicas del Cáucaso, extranjeros y musulmanes.

Tras anunciar que todos los demás quedaban en calidad de rehenes, el jefe del comando dio la orden de minar el edificio y amenazó con hacerlo volar si las unidades de elite de la policía rusa intentan tomarlo por asalto. También dijo que por cada checheno que resulte abatido por los francotiradores de la policía, apostados en los edificios contiguos, fusilarían a diez rehenes.

Un asalto de la unidades de elite rusas, especializadas en actividades antiterroristas, es la mayor preocupación de los rehenes, que temen que derive en un baño de sangre.

Así se desprende de las palabras de Tatiana Solnyshkina, integrante de la orquesta del teatro que llamó al canal NTV para pedir, entre sollozos y gritos, que las autoridades negocien una solución pacífica con los secuestradores. En un arrebato cercano a la histeria, pidió al Kremlin cumplir todas las exigencias de los secuestradores.

Se desconoce el dato exacto de cuántas personas fueron dejadas en libertad y cuántas lograron escapar, como los cinco actores que, al escuchar los balazos, se refugiaron en sus camerinos y luego consiguieron salir por la ventana de un segundo piso.

Algunas fuentes señalan que en las primeras seis horas los secuestradores habrían liberado a cerca de 150 personas, principalmente mujeres y niños. De ser cierto, a la hora del cierre de esta edición, entre 700 y 850 personas seguirían atrapadas.

Asimismo se informó que los rebeldes están dispuestos a dejar ir a otros 50 rehenes, en caso de que se presente en el teatro Ahmad Kadyrov, el jefe del gobierno checheno pro-ruso.

En lugar de Kadyrov, dos figuras prominentes de la diáspora chechena de Moscú, que gozan de cierto respeto en los sectores separatistas, el diputado Aslambek Aslajanov y el catedrático universitario Ruslan Jasbulatov, ex presidente del Parlamento de Rusia, llegaron al teatro para tratar de iniciar conversaciones con el jefe de los secuestradores, hasta ahora aparentemente sin éxito.

Tampoco se pudo llegar a ningún acuerdo en el primer intento de negociar emprendido por el Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB, cuyos voceros no descartan un segundo intento en las próximas horas y aseguran que todavía no existen planes concretos para lanzar un asalto al teatro.

Sin embargo, en torno a la zona se observan intensos movimientos que sugieren que todo está listo para un eventual asalto. Tan sólo esperan una orden no menos de mil 500 efectivos de unidades especiales, apoyados incluso por carros blindados, y en los alrededores se concentran ambulancias y camiones de bomberos.

Esta posibilidad extrema, de resultados impredecibles por el elevado número tanto de secuestradores como de rehenes, fue analizada en el Kremlin en una reunión urgente, convocada por el presidente Vladimir Putin.

El servicio de prensa del Kremlin se limitó a difundir breves imágenes del encuentro y, contrariamente a lo que se esperaba por la gravedad de los hechos, el mandatario ruso no dirigió ningún mensaje a la nación.

Al mismo tiempo, Putin canceló la visita oficial de un día que, con escala previa de varias horas en Alemania, tenía previsto realizar este jueves a Portugal, camino a México, donde el próximo sábado se dispone a iniciar su participación en la cumbre de APEC en Los Cabos.

Por ahora se mantiene en agenda el viaje de Putin a México, en el entendido de que el Kremlin confía en resolver lo antes posible esta seria crisis de los rehenes.

Desde Nueva York, el embajador ante Naciones Unidas, Sergei Lavrov, dijo que el Consejo de Seguridad debería analizar el tipo de amenaza terrorista planteada por la toma de rehenes en Moscú, y no un eventual ataque a Irak.

Más tarde, el Departamento de Estado estadunidense deploró los hechos. "Condenamos enérgicamente la toma de rehenes inocentes. Esperamos una pronta resolución de esta crisis y que no haya pérdida de vidas", indicó en un comunicado, según reporte de CNN.

Por lo pronto, el titular del FSB, Nikolai Patruschev, informó que Putin dio instrucciones de reforzar la vigilancia en edificios e instalaciones clave de Moscú y poner en estado de máxima alerta a las unidades de elite del FSB, que mantienen acordonado el teatro, mientras las tropas del Ministerio del Interior patrullan las calles de esta capital.

Movladi Udugov, conocido ideólogo del separatismo checheno, asumió la responsabilidad por la toma de rehenes, en una llamada a una emisora de radio de Moscú.

Por su parte, quien dice estar al frente del comando de secuestradores se comunicó con la agencia Kavkaz.org, que suele ser la principal fuente de información de los rebeldes chechenos, y se presentó como Movsar Barayev, sobrino del jefe militar Arbi Barayev, que murió el año pasado.

Confirmó que se trata de una misión suicida cuya única reivindicación es finalizar la guerra de Chechenia y forzar el retiro inmediato del ejército ruso, exigencias calificadas ya por portavoces oficiosos del gobierno ruso como inaceptables.

El vocero del gobierno de Rusia, Aleksei Volin, opinó que la situación es incierta y complicada, pues "no es fácil liberar a los rehenes sin hacer la más mínima concesión a los terroristas y evitar con ello nuevos secuestros".

Volin no cree que este tipo de acciones puedan poner fin a la guerra de Chechenia. "Cuando se toman rehenes, las guerras no se acaban, sólo continúan con renovada fuerza", comentó el funcionario.

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