Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 23 de octubre de 2002
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Sociedad y Justicia

Mantienen SEP y Conacyt "visión simplista" de ciencia y tecnología, advierte Felipe Abreu

Está rebasado el sistema actual de evaluación de posgrados: experto

Instituciones, dispuestas a buscar recursos con la IP y grupos civiles, asegura el secretario de la ANUIES

CLAUDIA HERRERA BELTRAN ENVIADA

Morelia, Mich. 22 de septiembre. Las autoridades educativas y del sector de ciencia y tecnología recibieron críticas en el Congreso Nacional de Posgrado debido a los escasos recursos que se destina a este nivel, a pesar de que la matrícula ha aumentado 500 por ciento en 20 años, pues se evalúa la calidad de maestrías y doctorados con criterios rebasados y "productivistas".

Aunque el secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), Jorge Ibarra Mendívil, señaló que hubo mejoras en la reciente convocatoria de apoyo al posgrado, dijo que preocupa que programas incluidos en el padrón de excelencia ahora no se hayan incorporados.

El coordinador del programa de Posgrado de Ciencias Médicas de la UNAM, Luis Felipe Abreu, fue más allá en sus cuestionamientos y dijo que la "burocracia" del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de la Secretaría de Educación Pública (SEP) imponen "estándares simplistas que sólo profundizan la brecha tecnológica y científica" del país.

Dijo que es un "suicidio nacional" pensar que el futuro de México se asegura produciendo más ingenieros mecánicos o químicos o formando especialistas orientados a servir a la industria nacional. "La nueva revolución industrial se basa en el talento y no tanto en la maquinaria pesada", añadió el investigador.

Por parte de la SEP, el director de Educación Superior, Eugenio Cetina Vadillo, señaló que las universidades reciben apoyos suficientes e insistió en que éstas deben plantearse como meta impartir un posgrado de calidad.

En momentos en que priva la incertidumbre en las universidades públicas, porque todavía no se definen cuántos recursos se destinará al apoyo de programas de posgrado de calidad y al incremento de becarios, Ibarra dijo que las instituciones están dispuestas a buscar recursos con la iniciativa privada y con asociaciones civiles.

Sin embargo, dijo que eso no implica dejar de insistir en la necesidad de incrementar los recursos públicos para el financiamiento del posgrado y el otorgamiento de becas a los estudiantes.

En su conferencia, el secretario general de la ANUIES expuso que es necesario dar una mayor atención al posgrado en México, ya que ha tenido un enorme crecimiento. En 1980 había 25 mil estudiantes y en 2002 superan los 132 mil en el sistema escolarizado, además de 11 mil 500 que estudian en sistemas abiertos.

Sin embargo, refirió que esa matrícula es muy baja, pues representa apenas 6 por ciento de la población escolar de educación superior (que abarca también licenciatura y el nivel de técnico superior universitario) y 1 por ciento de la población económicamente activa. Esta cantidad de alumnos, señaló "sitúa a México en una situación notable de desventaja respecto a otros países".

Con el propósito de superar este rezago, señaló que el Conacyt propuso "metas ambiciosas" como tener 210 mil estudiantes de este nivel en 2006, de los que 16 mil estarán cursando programas de doctorado. Otras metas son formar 2 mil 300 doctores por año, incrementar el número de investigadores de 25 mil a 80 mil.

Para cumplir esos objetivos, señaló que es necesario conformar un sistema nacional de posgrado, con una estrategia de largo plazo para aumentar el número de programas y asegurar su calidad, así como asignar suficientes recursos.

Durante la mesa en la que se analizó la reciente reforma al programa nacional de posgrado, Cetina Vadillo, de la SEP, y Federico Graef, del Conacyt, defendieron los cambios y dijeron que el propósito esencial es tener un posgrado de calidad y que para ello es necesario que las universidades públicas tengan profesores investigadores competentes y organizados en cuerpos académicos.

En la sesión de preguntas y respuestas, varios investigadores tomaron el micrófono y reclamaron el escaso presupuesto que se destina a mejorar laboratorios, bibliotecas y edificios de posgrado de las universidades, así como el olvido en que se encuentran instituciones en los estados más pobres como Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

Antes, en otra mesa de discusión, el doctor Abreu, fue quien hizo las críticas más severas. Aseguró que la SEP y el Conacyt siguen teniendo una "visión tradicional" de la ciencia y por eso insisten en que la productividad de los investigadores se debe medir en función del número de artículos que publican en revistas científicas tal como se hace en disciplinas como la física.

Explicó que hoy ha cambiado la forma de obtener el conocimiento y por eso se apuesta a formar grupos interdisciplinarios y generar conocimiento tácito, por ejemplo en disciplinas como la biología, con el proyecto del genoma humano.

Consideró que los dictámenes de evaluación del Conacyt son "irresponsables" porque descalifican programas de posgrado y marginan regiones del país con el argumento de que no cubren los estándares de calidad internacional.

El investigador advirtió: "El actual sistema de planeación y evaluación de la ciencia y la tecnología representa la visión del pasado. Los administradores de la ciencia compran tecnología de desecho, aunque venga acompañada de un crédito del Banco Mundial".

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