Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 23 de octubre de 2002
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Cultura

La prosista habla de su nuevo libro En vez de maldecirte..., publicado por Alfaguara

Se termina la división por género literario, dice Hortensia Moreno

Creo que en las mujeres se agudiza la sensación de soledad o de que lo hecho no sirve, opina

Su novela incorpora la ''necesaria irrupción del ensayo, el poema y la nota periodística''

CESAR GÜEMES

De varias fuentes nace la idea de escribir En vez de maldecirte... (Alfaguara), nueva novela de Hortensia Moreno. Lo mismo viene de sus 10 años de ocupar la jefatura de redacción de la revista Debate feminista que de los talleres literarios a los que asistió bajo la asesoría de Augusto Monterroso y Margo Glantz.

Autora entre otros libros de Las líneas de la mano, La mujer ideal y UNAM: la huelga del fin del mundo, Moreno decidió crear para su reciente trabajo a un personaje, Elvira, que es capaz de cometer todos los errores posibles y tener ánimo para reincidir. Sobre la problemática de Elvira y el trabajo creativo habla la prosista para La Jornada.

Necesidad de Elvira

-En ocasiones el texto se acerca al ensayo o a la reflexión. ƑTe interesó que fuera considerado específicamente una novela?

-No, el conflicto es previo a mí. La marca de nacimiento del siglo XXI es que el género literario desapareció, ya no hay posibilidad de hacer clasificaciones precisas entre qué es un ensayo, un relato o un poema. Inclusive aquella literatura que se escribe con la intencionalidad de ajustarse a la preceptiva no consigue sujetarse a las reglas de género. Creo que es una novela con todas las otras influencias y la necesaria irrupción del ensayo, el poema y hasta de la noticia periodística.

-Si bien en cuanto a los personajes buscaste una definición clara.

-La protagonista, Elvira, se construyó a lo largo de muchos años, a partir de muchas conversaciones con mujeres que me han contado su historia por la necesidad de hacer intercambio de la experiencia de eso que llamaría ''la feminidad''. Elvira fue apareciendo en mi panorama como una necesidad. A ella le cargo todos los milagritos posibles; comete todos los errores posibles y está dispuesta a reincidir. Quise un personaje así y no uno al que le fuera bien siempre. Preferí a Elvira, que se equivoca en todo. Su relación con el resto de los personajes está marcada por esa conducta errática. Los demás viven sus fracasos como si fuera el destino al que se enfrentan a partir de Elvira.

Espacio de militancia feminista

-Ya que le has cargado las tintas a la protagonista, podemos hablar de un ''síndrome Elvira".

-A todas las mujeres nos suceden derrotas, estamos marcadas por ellas, como todos los seres humanos. El exceso literario estriba, me parece, en que a ella le ocurre todo de golpe, mientras que al resto de las mujeres nos pasa por periodos. No sé si podamos hablar de un ''síndrome Elvira'', aunque sé que hay un momento en el que todas las mujeres nos sentimos lo más horrible, desagraciado y desamparado del planeta. A lo mejor es una experiencia compartida con los hombres, pero creo que en las mujeres se agudiza la sensación de soledad o de que todo lo hecho no sirve.

-En mayor o menor medida las novelas tienen elementos didácticos. ƑLos habrá con especial atención en el caso de En vez de maldecirte...?

-Hay un espacio de militancia feminista radical en el momento en el que en una escena erótica obligo a mi personaje a que saque un condón y se lo ponga al personaje masculino. Creo que ese el momento mayor de llamar la atención en cuanto a que es necesario tener unas conductas específicas. Todo el resto creo que es antididáctico, con una intención de libertad.

-Entonces fue agradable el proceso, hubo divertimento además de libertad.

-Desde luego, creo que es el proceso más completo que existe. También el orgasmo es muy interesante, pero escribir tiene una continuidad tan amplia que resulta muy reconfortante avanzar en una novela. Escribir es el goce más cumplido de los que conozco.

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