Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de octubre de 2002
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Política

Gabriela Rodrìguez

šBendito sea el dolor!

Como si faltaran signos de la derechización del mundo, la canonización del fundador del Opus Dei es un acorde armónico con estos tiempos difíciles, una estrella más del Vaticano que se ajusta a la sinfonía de Bush, un canto a las armas más destructivas e insensibles a lo sublime, un andante molto contra los derechos humanos. Metáfora del ataque nuclear, la guerra ideológica del Opus Dei destruye las defensas del movimiento ciudadano, rompe los anticuerpos transformadores de la persona, fragmenta en pedazos las alianzas revolucionarias. Hoy el Opus Dei prepara el terreno para silenciar las quejas de las víctimas del neoliberalismo y de la nueva guerra imperial, de muertos y lisiados, de pobres y excluidos, de mujeres, niñas y jóvenes, de los subordinados del mundo.

"šBendito sea el dolor! Amado sea el dolor... šGlorificado sea el dolor!" (punto 208). Con estas frases introduce Escrivá de Balaguer el capítulo sobre la penitencia en su más importante libro espiritual, El camino. Editado en 1949, para enseñar al mundo a alcanzar la santidad en la vida cotidiana, el texto consta de 999 máximas, consejos que me cuesta aceptar que haya gente que los valore.

Elijo libremente algunos.

Los de la santa pureza rezan:

132. No tengas la cobardía de ser valiente: šhuye!

136. Cuando has buscado la compañía de una satisfacción sensual... šqué soledad luego!

Los de la mortificación:

175. Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio. Niégate. šEs tan hermoso ser víctima!

180. Donde no hay mortificación no hay virtud.

194. Yo te voy a decir cuáles son los tesoros del hombre en la tierra para que no los desperdicies: hambre, sed, calor, frío, dolor, deshonra, pobreza, soledad, traición, calumnia, cárcel...

Y los de la penitencia:

223: šQué poco vale la penitencia sin la continua mortificación!

227: Si sabes que tu cuerpo es tu enemigo, y enemigo de la gloria de Dios, al serlo de tu santificación, Ƒpor qué lo tratas con tanta blandura?

217: Te quiero feliz en la tierra, no lo serás si no pierdes ese miedo al dolor. Porque mien- tras caminemos, en el dolor está precisamente la felicidad.

230: šSufres! Pues mira, El no tiene el Corazón más pequeño que el nuestro. ƑSufres? Conviene.

De la pobreza:

635: No tienes espíritu de pobreza si, puesto a escoger de modo que la elección pase inadvertida, no escoges para ti lo peor.

637: No amas la pobreza si no amas lo que la pobreza lleva consigo.

De la discreción:

656: Calla siempre cuando sientas dentro de ti el bullir de la indignación. Y esto, aunque estés justísimamente airado. Porque, a pesar de tu discreción, en esos instantes, siempre dices más de lo que quisieras.

Como dijera Friederich Nietzsche en El anticristo (el 666 con que puedo replicar hoy las 999 máximas), ese texto que escribió en 1889 y que dirigió a los menos: "tal vez no viva todavía ninguno de ellos. Serán sin duda los que comprendan mi Zaratustra: Ƒcómo me sería lícito confundirme a mí mismo con aquellos a quienes ya hoy se les hace caso? -Tan sólo el pasado mañana me pertenece. Algunos nacen de manera póstuma."

Hoy Nietzsche es más vigente que entonces: "šLa compasión persuade a entregarse a la nada!... no se dice "nada": se dice, en su lugar, 'más allá' o 'Dios'; o 'la vida verdadera'; o nirvana, redención, bienaventuranza... Esta inocente retórica, nacida del reino de la idiosincrasia religioso-moral, parece mucho menos inocente tan pronto como se comprende cuál es su tendencia que aquí se envuelve en el manto de palabras sublimes: la tendencia hostil a la vida [...] Nada es menos sano, en medio de nuestra nada sana modernidad, que la compasión cristiana."

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