Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 2 de octubre de 2002
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Mundo

Roberto Mangabeira pide a Gomes y Garotinho renunciar en favor del ex líder sindical

Se reagrupa la izquierda brasileña en torno a Lula

Advierte el PT sobre acciones encaminadas a intimidar a los electores en Río de Janeiro

STELLA CALLONI ENVIADA

Sao Paulo, 1o. de octubre. Este fue un día muy especial para el candidato a la presidencia de Brasil por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inacio Lula da Silva, quien continuó aumentando su ventaja y ganando apoyo incluso entre las huestes de otro aspirante.

En un emocionante cierre de campaña, este ex obrero y dirigente sindical asistió a un acto en el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos ubicado el populoso municipio paulista de San Bernard, en un verdadero regreso a sus orígenes.

"Nunca estuve tan preparado en mi vida", dijo el otrora tornero mecánico, de 56 años, en el sindicato que lideró hace unas dos décadas.

El acto incluyó una procesión de Lula y de sus antiguos compañeros de sindicato, a la plaza donde se encuentra la Iglesia de Sao Bernardo do Campo, en el mismo recorrido que hacían los dirigentes sindicales bajo la dictadura (1964-85). Mientras tanto, muchos obreros coreaban "Lula presidente", entre banderas con la estrella roja y música de fondo.

El favorito para las elecciones del domingo, en las que se elegirá al presidente de la mayor economía latinoamericana, recordó luchas sindicales, episodios de resistencia, y la larga huelga de 1981, una de las que encabezó y que fue una de las más importantes frente a la dictadura, la "mejor lección de política" que tuvimos, dijo.

En el acto, emotivo también por ser profundamente petista, un rencuentro de viejos militantes, recibió el apoyo del ex presidente Itamar Franco, actual gobernador de Minas Gerais. "Minas está aquí para decirte que si depende de los mineros, ya ganaste", le comunicó. Otro mandatario, José Sarney, quien ocupó el cargo tras el fin del régimen militar, ya había dado su apoyo al petista.

Pero la nota del día la dio el intelectual Roberto Mangabeira Unger, el mentor del programa económico de Ciro Gomes, el candidato del Partido Popular Socialista (PPS), cuando le pidió públicamente a Gomes y al ex gobernador de Río, An-thony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño (PSB), que renuncien a sus candidaturas para dar a Lula los votos que faltan para llegar el domingo a más de 50 por ciento de los sufragios y evitar una segunda ronda.

Tiene 48% de la intención del voto

Lula ya cuenta con 48 por ciento de las intenciones de voto, según un estudio de Ibope divulgado hoy, que otorga al candidato oficialista, el ex ministro José Serra, 21 por ciento de los votos. En tercer lugar aparece Garotinho, con 18 por ciento, y por último Gomes, con 12 por ciento.

El asesor de Gomes hizo su llamado tras destacar que las elecciones del 6 de octubre significan la gran oportunidad del cambio en el país, mientras que el oficialista José Serra, del Partido Socialista Democrático Brasileño (socialdemócrata) "es la continuidad de la trama de intereses".

Por si algo faltara en ese mosaico sorprendente de horas recientes, hubo un acercamiento de Leonel Brizola, el líder del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que apoya a Gomes, al candidato del PT, y muchos esperaban en horas alguna decisión pública por parte del veterano caudillo.

Estos reagrupamientos de los sectores de izquierda y centro izquierda podrían surgir de la inquietud que provocó el apresuramiento del presidente Fernando Henrique Cardoso para salir en defensa de su delfín, José Serra, y luego de su acercamiento la víspera con su rival Itamar Franco, tras concretar una ayuda de últmdf32052imo momento a Minas Gerais.

Ese estado, recuerdan aquí los analistas, puede definir las elecciones, ya que tiene entre el segundo o tercer caudal de votantes.

El cambio en las recientes 24 horas en la actitud de Cardoso hacia Lula fue evidente, cuando insinuó que el otrora líder sindical propone "soluciones de los años 60 para problemas del siglo XXI". La esposa del presidente, Ruth, también salió al debate, sosteniendo que Lula no sería un "desastre" como plantean sus enemigos políticos, aunque por las dudas aclaró que hay "gente que le gusta más caminar que llegar".

Cardoso acompañó a Serra en el cierre de campaña, asegurando que es el "más preparado, el más capaz", mientras aseguró que "cambiar es tener otra concepción, y no llevar mejores trajes", en aparente alusión a las oportunidades en que Lula ha aparecido trajeado en actos o encuentros con empresarios.

Por lo pronto, el ataque a Lula no parece haber dado buenos resultados. Serra, por ejemplo, fue penalizado por la justicia electoral con ocho minutos de televisión que pasarán a Lula, por haber atacado al favorito al asegurar que no puede gobernar por no contar con un título universitario.

Así, cada hora alguien parece sacar algo de la manga para tratar de cambiar a golpes, a veces torpes, el rumbo de la situación. Pero la efervescencia política, que no ceja a pesar de los diversos mensajes de los que analizan con buenos o malos pronósticos el futuro de Brasil, no ha hecho decaer el espíritu de una campaña inédita.

Los mercados, en tanto, parecieron calmarse este martes, mientras ante la que parece inevitable victoria de Lula, el ministro de Hacienda, Pedro Malán, dijo en Nueva York que todos los candidatos se han comprometido a cumplir los acuerdos financieros. Otro llamado a la tranquilidad pareció hacer el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, que declaró a la prensa de Francia "conocer a Lula, y creo que mantendrá una política seria".

La sombra de Río

Sólo una sombra de preocupación quedó este día en el aire como un presagio amenazante, tras el increíble paro no convocado pero impuesto por el miedo la víspera en Río de Janeiro, supuestamente por orden de los jefes narcotraficantes del llamado Comando Vermelho, con quema de autobuses y conatos de saqueos y violencia.

Esta acción, que paralizó el lunes comercios e incluso escuelas, pareció más una acción típica de las guerra sucias destinadas a enturbiar las aguas, crear terror e inseguridad, y perjudicar a la gobernación del estado. Así lo entendió Benedita da Silva, gobernadora de Río de Janeiro, mujer de origen humilde que incluso trabajó de empleada doméstica, y que busca su relección por el PT.

No es la primera vez que se utiliza a estos grupos de narcotraficantes, a jóvenes marginales de las favelas para provocar acciones intimidatorias, aparentemente delictivas, pero en realidad con una peligrosa carga de política de bajos fondos.

El propio PT advirtió sobre una acción orquestada con el objetivo definido de intimidar a los electores, y el tema estaba hoy en los círculos del comité de campaña petista. Las miradas apuntaron al derechista alcalde de Río, César Maia.

El aprovechamiento de algunos políticos sobre ese grave hecho fue evidente, como fue el caso de Garotinho, quien advirtió sobre los peligros de inseguridad, sugiriendo que éstos aumentaron con Lula.

Garotinho podía estar actuando por despecho, después que Lula lo superó en su propio bastión de Río por varios puntos en estas semanas recientes.

Aún nadie sabe explicar cómo creció ese rumor de amenazas que obligó a millares de personas a dejar de trabajar en 21 barrios de Niteroi, Baxada Fluminense, San Gonzalo y otros, sin que hubiera otra convocatoria que las amenazas, y que llevó a algunos periódicos argentinos a titular "caos prelectoral en Brasil", destacando que los narcos habían paralizado a la ciudad de Río, en una muestra de que no es menos fuerte la campaña que llega desde afuera.

Así, se informó aquí que durante un debate del Institute for International Economics (IIE), realizado en Washington, el financista George Soros; el ex presidente del Banco Central de Estados Unidos, Paul Volcker, y el economista Morris Goldstein, afirmaron que Brasil podría ir a la bancarrota. Pero aquí, las voces empresariales en favor de Lula son más fuertes cada día. El banquero Roberto Setubal, del banco ITAU, incluso declaró ayer en Washington que si bien él votará por Serra, no había razón para pensar que con Lula, a quien señaló como ganador, "va a haber un gobierno irracional".

En este vendaval de opiniones, el sociólogo brasileño Helio Jaguaribe advierte que Lula está sometido a severas presiones, pero señaló que, a su juicio, este ex obrero ha dado grandes pasos y sabe que gobernar no tiene nada que ver con hablar, y por eso sostuvo que será al gobernante al que "habrá que juzgar".

Más allá de todas las opiniones encontradas y de los también temores a crisis internas dentro del PT, por las diversas posiciones en ese partido, con un espectro del moderado a radical, Lula aparece en su nuevo intento por la presidencia como una fuerza avasallante. Es que muy pocos son los que se detienen a consultar al pueblo, cuyas opiniones dan cuenta de un equilibrio de juicio, que haría palidecer a más de un analista.

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