Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de septiembre de 2002
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Cultura

Dan G. Blazer es autor de Freud contra Dios, ensayo publicado por Lumen

La siquiatría, sin alma; el cristianismo, sin cabeza

PATRICIA VEGA

''Freud parecía hablar del cuerpo y el alma como una sola cosa, que no estaba en conflicto. Para mí, él era un médico del alma. Yo quería ser un doctor que trabajara con mis pacientes en relación con los demás y con Dios."

Según el decano de educación médica y profesor de siquiatría en la Facultad de Medicina de la Duke University, en Carolina de Norte, Estados Unidos, Dan G. Blazer, existen elementos para confiar en que la recuperación de una ''conversación significativa" -que a veces puede ser un debate, quizá tenso, pero productivo- entre la siquiatría y el cristianismo nos haría avanzar en el camino de sanar emociones.

''El dolor existencial y la experiencia subjetiva de la enfermedad siquiátrica carecen de interés para los siquiatras modernos. Mientras tanto, las implicaciones teológicas y filosóficas de los desórdenes del cerebro y las terapias modernas son de escaso interés para los teólogos cristianos. Como resultado, la siquiatría ha perdido su alma y el cristianismo su cabeza."

Ese es el tema que, precisamente, Blazer aborda en su provocador ensayo Freud contra Dios. Cómo la siquiatría perdió su alma y el cristianismo perdió su cabeza, que acaba de ser editado en español por Lumen dentro de su colección Psicología.

Intereses comunes

Sin el deseo de escribir un tratado histórico y teológico-filosófico, pero sí un ensayo desde la perspectiva de un cristiano evangélico que ha practicado la siquiatría durante los recientes 25 años, Blazer señala que los intereses comunes de siquiatras y cristianos derivaban, como es natural, de reconocer que las perturbaciones emocionales eran, al mismo tiempo, un problema de mal funcionamiento cerebral, un conflicto sicológico y una crisis espiritual. Estos intereses comunes llevaron, al principio, a conversaciones significativas y, más tarde, a fogosos debates entre ellos.

''Durante principios y mediados del siglo XX, se plantearon conversaciones entre siquiatras y teólogos cristianos que compararon e integraron las teorías de Freud sobre el origen del sufrimiento emocional y las explicaciones cristianas del pecado y del crecimiento espiritual. Fue así -explica el especialista en la introducción- como se formó una idea algo vaga, pero vigorosa de que los cristianos practicantes debían evitar el sicoanálisis, por lo general dentro del ''debate de Freud contra Dios". Los cristianos evangélicos tenían miedo de la siquiatría freudiana y expresaban poco interés en mantener con ella diálogo alguno".

Aunque durante los recientes 25 años son escasos los progresos teóricos para la comprensión de la interfaz entre cristianismo y siquiatría, en la actualidad los siquiatras modernos han llegado a aceptar la fe cristiana, aunque en realidad no les interesa, y los cristianos evangélicos por lo general aceptan la siquiatría moderna.

Con todo, el reconocimiento de que existen supuestos compartidos en ambos territorios sienta las bases para retomar una conversación significativa entre siquiatría y cristianismo.

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