Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de septiembre de 2002
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Política

Indígenas de ambos estados viven un rezago permanente

Prevalecen dolor y aislamiento en Guerrero y Chiapas: Vera

ALMA E. MUÑOZ

Los políticos, empresarios y responsables de centros financieros habrán de preguntarse con seriedad si salvarán sus vidas a costa del estado de inanición y frustración cotidiana en que se encuentra la mayoría de la población mundial, incluidos campesinos, obreros e indígenas mexicanos, sostuvo el obispo de Saltillo, Raúl Vera, en un mensaje intitulado Calidad de vida para todos.

El religioso puso como ejemplo las situaciones prevalecientes en Guerrero y Chiapas, donde ''vi con dolor el aislamiento y el cerco que se tiende sobre grandes masas de población, a las que se les ha dejado por largo tiempo sujetas al rezago en todos los aspectos: infraestructura, educación, salud y alimentación''.

Destacó que, en el primer estado, el resentimiento por abandono -por parte de las autoridades hacia las personas- acrecentó la violencia que generó, tan sólo en 1988, 700 muertes. ''Sin embargo, el flagelo más atroz lo ocasionó el cultivo de estupefacientes en las planicies y en la sierra, que a su vez provocó una disminución notable en la producción de alimentos y se añadieron nuevos tipos de agresiones''.

Situación similar ocurre en Chiapas, donde los indígenas, subrayó, alzaron su voz para exigir a los gobiernos federal y estatal dotación de servicios básicos y regularización de la tierra.

Después del conflicto armado del primero de enero de 1994, y la falta de solución a sus demandas -contenidas en los acuerdos de San Andrés Larráinzar- están a la espera, agregó, de que el Congreso de la Unión apruebe una nueva ley en materia de derechos y cultura indígenas, mientras sus comunidades están en vías de ser desalojadas para la puesta en marcha del Plan Puebla-Panamá. ''Esto mismo está generando nuevos conflictos internos, pues no existen puntos de referencia legales que garanticen para las familias y los grupos la posesión de la tierra, lo que los lleva a confrontaciones que muchas veces terminan en la pérdida de vidas humanas''.

Hoy -puntualizó-, como obispo de Saltillo, he podido constatar en Coahuila la falta de apoyo para los campesinos, pese al progreso integral de la zona. Como los beneficios son para unos cuantos, aquéllos ''se ven obligados a abandonar el campo para convertirse en obreros mal preparados o ser subempleados a los que se les cierra cualquier oportunidad de progreso, o bien huyen del país con el riesgo de ser uno más de los ahogados en el río Bravo''.

Frente a este panorama sostuvo que ''si queremos ser una nación fuerte debemos dar a los distintos sectores sociales los espacios necesarios y crear las condiciones suficientes para que los campesinos, los obreros, la mujer, las familias, todos los grupos sociales y cada una de las personas que conforman el país alcancen su pleno desarrollo, de manera que puedan contribuir con su propia aportación al progreso nacional''.

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