Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 12 de septiembre de 2002
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Cultura

FORO DE LA CINETECA

Carlos Bonfil

Pauline y Paulette

Una reflexión sobre la soledad y el envejecimiento

RETRATO DE UNA NIÑA DE 66 AÑOS. Por su condición de discapacitación mental, la fantasiosa y tierna Pauline ha vivido siempre bajo el cuidado de sus tres hermanas, en especial, en casa de Mar-tha, quien pacientemente ha satisfecho todas las necesidades de la niña anciana incapaz de atarse las agujetas o de embarrar dulce en su pan del desayuno. Al morir esta hermana guardián, Pauline debe, por disposición testamentaria, ser atendida por una de las otras dos hermanas sobrevivientes. Si ambas declinan dicha responsabilidad, la herencia de Martha quedará exclusivamente en manos de Pauline. ƑCómo recuperar una herencia sin dejarse transformar por completo la existencia? Tal es el dilema de Paulette, actriz y comerciante, al borde una crisis de nervios por la responsabilidad inesperada, o de Cécile, al borde de la ruptura con su pareja al intentar, por breve tiempo, lidiar con el problema.

CON UN TONO DE COMEDIA ROSA, y como una reflexión sobre la soledad y el envejecimiento, Pauline y Paulette, primer largometraje del belga flamenco Lieven Debrauwer, es una divertida incursión en el mundo de Pauline, la sexagenaria niña problema. Un acierto de la cinta es sugerir plástica, musicalmente y sin temor al ridículo, el universo mental de la protagonista. Nada se escatima, ni los colores pastel con los que ésta se rodea ni la música de fondo, valses de Strauss y de Tchaikovsky. Y flores por doquier, como en secuencia de créditos de Mi bella dama (Cukor, 64) o como delirio kitsch de los pintores Pierre y Gilles. Una vez más Mi vida en rosa (Berliner, 98) con su combinación y contraste de lo patético y lo maravilloso.

SI EN MI VIDA EN ROSA la evasión a lo fantástico era contrapunto de un clima de hostigamiento moral (la homofobia contra un niño y sus familiares), en la cinta de Debrauwer el mundo mágico de Pauline expone, por contraste, la grisura de una ciudad, la mezquindad de sus habitantes (la dueña de una carnicería y su crueldad gratuita), el sentimiento de inseguridad frente a la vejez y la voluntad de proteger una certidumbre amorosa (Cécile) o una sensación de libertad (Paulette), amenazadas por los requerimientos de la hermana incómoda. Una escena estupenda es la irrupción de Pauline en el escenario donde actúa su hermana para pedirle, ante la hilaridad general, que le amarre las agujetas. Las hermanas dispuestas a sacrificar a la discapacitada pueril es ilustración elocuente del trato que se reserva a los ancianos en la mayoría de las sociedades, donde una retórica benefactora se sustituye a un impulso realmente solidario, a ese impulso que por momentos se apodera de Paulette cuando su traviesa hermana le permite entrever la vanidad de sus propias aspiraciones sociales.

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