Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 12 de septiembre de 2002
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Política
OPERACION CRUDO

Tras denostar la gestión del Ejecutivo, la bancada tricolor quebró el quórum

Diputados priístas y panistas desairan a Creel en San Lázaro

El fundamento de la política interior ha sido mostrar la cara amable en las antesalas de Gobernación y la persecución injusta para enfrentar a los adversarios, dijo César Augusto Santiago en un ajuste de cuentas por el agravio petrolero Pide al secretario respetar el legado de Juárez

CIRO PEREZ Y ALONSO URRUTIA

Solo. Con su comparecencia ante los diputados en el naufragio, desamparado por el PAN y desafiado por el PRI, el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, casi clamaba por el diálogo, por un interlocutor con quien debatir, con quien acordar...

Otra vez un 11 de septiembre negro para el inquilino del Palacio de Covián. Ahora con la involuntaria complicidad del PAN, el PRI quebró el quórum y puso una vez más en crisis las relaciones entre Legislativo y Ejecutivo.

Lapidario, sin concesiones, ni siquiera para el elemental resquicio protocolario, el priísta César Augusto Santiago se apresuró a ajustar cuentas por el inadmisible agravio petrolero, en un delirante discurso antifoxista:

"¿Sostiene usted que lo que importa no es lo que se diga y menos el recuento de lo realizado, sino mejor que la gente asuma por la publicidad, por la machacón (sic) exagerada, la manipuladora campaña de acciones de la publicidad que se supone sustentan un buen comercial, que un buen ejercicio de gobierno? ¿Dónde están ubicados los valores de la democracia? ¿Están acaso en lo que se presume que la gente va a pensar después de una secuela de verdades a medias, o sesiones para crear una imagen que no es real, que no coincide con la vida mexicana? ¿Está usted de acuerdo en que para conseguir el éxito publicitario dé lo mismo inclinarse hacia dignatarios extranjeros, ya sean éstos mensajeros de paz como el Papa, (que) mensajeros de la guerra como el presidente de los Estados Unidos; buscando en el mundo condenados a muerte para pedir clemencia y aprovechar malsanamente la piedad y clemencia de los mexicanos que defienden los derechos humanos de los 60 millones de pobres?"

Así, asfixiante, sin punto de reposo, el priísta enjuiciaba, condenaba al gobierno del cambio, demolía el sueño foxista, hasta llegar al punto medular, al punto de quiebre entre el viejo y el nuevo régimen:

"¿Cómo afirmar que se satisface el artículo tercero constitucional, que ordena que sin hostilidades ni exclusivismos se construya la democracia, cuando la real fundamentación de la política interior ha sido mostrar la cara amable en las antesalas de Gobernación y el escándalo brutal, la persecución injusta, la sospecha, la suspicacia, la pesquisa fuera para enfrentar a sus adversarios?..."

A su lado, Creel enrojecía más y más con cada frase, con cada denuesto priísta. La descalificación era tal que optó por ya no escribir una sola línea para preparar su respuesta, que ya no tendría oportunidad de dar.

En el área de invitados, el equipo cercano de Creel miraba petrificado la escena, y la bancada panista aparecía como mera espectadora y, a saber las razones, pero no se operaba ninguna respuesta.

Desde la tribuna, César Augusto Santiago no daba tregua ante el alarido de sus correligionarios que festejaban la respuesta ¿la venganza? Conminaba, instruía al responsable de la política interior los pasos a seguir para salir de la crisis:

"Si le interesa, como le dice el Presidente, cumplir el estado de derecho, debe ordenarle al procurador que no emita órdenes de aprehensión a través de los medios masivos de comunicación social, como ha sido su costumbre (...) Ya no le conviene a la nación, señor secretario, que el Ejecutivo envíe iniciativas por la ley del rumor, como la iniciativa fiscal; que el Ejecutivo dicte órdenes de aprehensión por los medios de comunicación; acusaciones penales como pretexto para un escándalo más que oculte deficiencias o que permita excusas para seguir con un ejercicio supuestamente democrático y terriblemente falto de capacidad para gobernar la democracia."

Bastaron 10 minutos para poner en jaque la gobernabilidad democrática, que el priísta remató con un desplante republicano para cobijar el espectáculo de la real politik:

"Usted, señor secretario, que rescató a Juárez de los sótanos de Los Pinos, tiene la obligación, como político mexicano, de respetar su legado y hacer prevalecer la política de la República. Ordene usted que la política interna de este gobierno ¡vaya por los rumbos que Juárez definió! Nosotros seguiremos firmes, buscando alianzas, explicando nuestras razones, apoyando nuestros consensos leales."

Desencajado, Creel apenas esbozó una sonrisa de despedida con el priísta. Un frío saludo y el secretario quedó ahí, apoltronado en una curul, indefenso, impotente, incrédulo ante lo que apenas era la primera fase del operativo priísta.

Era el principio del fin de su comparecencia, vendría aún el vacío retador de las bases priístas.

En tropel, sin dar oportunidad a nada, encabezada por su coordinador Rafael Rodríguez Barrera, la bancada priísta tomó la salida. La mirada perdida del secretario atestiguaba el agravio, la derrota, la humillación.

Día negro para Creel

Casualidad o no, Creel volvió a comparecer ante los diputados un 11 de septiembre. Hace un año su discurso sobre la gobernabilidad democrática languideció ante los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York. Esta vez sucumbió ante el implacable embate priísta y la inexplicable ausencia de gran parte de la bancada panista.

Y es que de manera casual o no, más de 70 diputados del partido en el poder se ausentaron de la comparecencia del responsable de la política interior. Y aunque el coordinador panista, Felipe Calderón, anunciaría después sanciones extraordinarias para los faltistas, en los pasillos corrió la versión de que también en el blanquiazul le ajustaron cuentas a Creel Miranda.

Un día para olvidar (o para no olvidar) del secretario. Desde que arrancó, se presagiaba tormenta. Las 11:14 de la mañana, más de una hora después de la hora fijada para el inicio de la sesión, y el quórum era de 254 diputados, de los cuales apenas un puñado eran panistas.

En el Salón Verde, la diputación priísta debatía y al borde de los golpes fraguaba una estrategia para responder al juicio de procedencia contra Romero Deschamps que la víspera, sin tacto político, sin el elemental cuidado de las formas, había enviado el Ejecutivo a la Cámara de Diputados.

Enardecidas, las bases priístas, no sin esfuerzos dejaron atrás las divisiones para unirse frente al enemigo común y exigieron a su coordinador Rodríguez Barrera una respuesta de las dimensiones de la afrenta, no al ausente Romero Deschamps, sino al mismísimo PRI. De entrada, el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, Salvador Rocha Díaz, propuso que en respuesta a la insistencia del gobierno de litigar en los medios el caso del líder petrolero, se hiciera el vacío a Creel, iniciativa que intentó someter a votación. ''Hay que devolver el golpe político con otro golpe político'', sentenció.

De inmediato atajó el líder de la bancada: ''Por mi parte, les digo que yo voy a asistir'' y los conminó a ponderar que, si tendrían al adversario enfrente, no desaprovecharan la ocasión. La sugerencia fue aceptada por los diputados, aunque algunos lo hicieron a regañadientes. Y aunque se preparaba un ajuste de cuentas con el Ejecutivo, las rencillas internas salieron a relucir. El diputado zacatecano Víctor Infante trató de desmarcarse oponiéndose a que la bancada en su conjunto saliera en defensa de Romero Deschamps.

Eddie Varón Levy inició una airada defensa del líder petrolero encarando al zacatecano. Al salir, este último reclamó: ''Yo no me he beneficiado de ninguna de sus transas'', a lo que Varón respondió mientras empujaba a Infante, ''pero sí de otras campañas''. Ni siquiera un telefonema con Roberto Madrazo detuvo la insurrección de los legisladores.

En el salón de plenos comenzó a correrse la estrategia alentada por algunos: salirse de la comparecencia, llevar la confrontación al máximo y demostrar que el caso Pemex había tocado otros terrenos prohibidos.

Así arrancó la comparecencia. Y aunque frente al exabrupto priísta parecieron tímidas las críticas al gobierno foxista, el resto de la oposición también arremetió contra el secretario. El perredista Gregorio Díaz Germán reclamaba: ''Es inaceptable el doble discurso del Presidente; mientras por un lado embiste contra el Congreso para beneplácito de los detractores del avance democrático, por otro lado en su Informe reconoce la imprescindible contribución del Legislativo al proceso de cambio democrático. ¿En dónde miente? ¿Cuando ataca o cuando reconoce? El tiempo se consume y el cambio prometido no llega''.

El panista Armando Salinas intentó una tímida respuesta. Nada que sirviera de salvavidas al secretario que, en su intervención inicial, había pedido dejar atrás los denuestos y cambiarlos por los acuerdos imprescindibles para la nación.

Tocaría al diputado independiente (ex priísta) Amador Rodríguez Lozano finiquitar la estrategia priísta. Con la ausencia del tricolor y la evidentemente disminuida bancada panista, se apresuró a solicitar el quórum: 215 diputados. Desesperado, Salinas Torre lanzaba un último intento y amparado en que algunos diputados apenas retornaban a sus lugares, pidió de nuevo el pase de lista a la presidenta Beatriz Paredes. Salió peor. Quórum final: 190 diputados. Era el fin. Fue el fin.
 
 

El pase de lista

Partido Bancada Asistencia
PT 8 5
PVEM 16 14
PRD 54 40
PAN 206 130
PRI 208 136
PSN 3
PAS 2
CD 1
Independientes 2
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