Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 3 de septiembre de 2002
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Cultura

REPORTAJE

VOLVER LA MIRADA A LA DANZA

Insuficiente, la política cultural para inculcar la danza

Coreógrafos y bailarines subsisten con otras chambas

La falta de público es propiciada por la ausencia de ''formación e información'' en el pueblo mexicano respecto de la cultura contemporánea y el arte abstracto. ''Estamos apegados a lenguajes y formas narrativas arcaicas, del ballet y el cuentito. Por eso gusta el canal de las estrellas''

ANASELLA ACOSTA NIETO

Cocineros, instructores de aerobics, caracterizadores de personajes caricaturescos como Spiderman, bailadores de table dance o chippendale, promotores culturales, publirrelacionistas, educadores, investigadores y, por supuesto, docentes, son algunas de las chambas que coreógrafos y bailarines desempeñan ante la insuficiencia de subsidios, becas, temporadas amplias y, sobre todo, de políticas culturales y educativas que inculquen el gusto por la danza entre la población y conviertan esta disciplina en actividad redituable.

A lo anterior se suma la carencia de escuelas formales y la falta de reconocimiento de la licenciatura en danza como profesión con derecho a oferta de trabajo y salario.

La maestra Carmen Alvarado, quien coordina los cursos de prescolar de danza en la Escuela del Instituto Potosino de Bellas Artes, expresa la ''necesidad de desarrollar a edad temprana la sensibilidad de los niños por la danza, la conciencia de las posibilidades de su cuerpo y el cuidado de éste para fomentar y dar continuidad al desarrollo de ese arte en el país''.

En la experiencia de Alvarado, los niños que se acercan a la danza muestran seguridad, creatividad, confianza y espontaneidad en la vida cotidiana, además de que la sensibilidad que desarrollan lleva al disfrute de los bienes no materiales.

Alvarado y Lila López perfeccionaron hace algunos años un sistema diferente a las técnicas formales de danza para acercar a los niños a esta disciplina.

''He tenido alumnos de un año ocho meses y de dos años, y responden perfectamente bien a lo que queremos decir. Obviamente los niños no van a asimilar la técnica tal cual, sino la esencia de la técnica, para tomar conciencia de las partes de su cuerpo. Mediante la disociación pueden alcanzar el control y laaksenti2 seguridad de sus movimientos", explica Alvarado.

Sobre la posibilidad de algún riesgo en el trabajo con cuerpos aún no desarrollados, precisa que ''sí existe cuando se enseña danza a niños con técnicas formales, un clásico o un Graham; pero el trabajo que hacemos es distinto, se inicia con el movimiento de las partes de su cuerpo. Nunca hemos tenido un niño lastimado".

En cuanto a la enseñanza en el sistema escolarizado, recuerda que hace algunos años desarrolló, con Lila López, un proyecto que interesó a la Secretaría de Educación Pública, el cual planteaba la obligatoriedad de la técnica de danza contemporánea para los alumnos del nivel básico.

Se trataba, explica, de que el Instituto Nacional de Bellas Artes capacitara a los bailarines para impartir clases en las escuelas primarias. ''Desafortunadamente a los dos días de plantear el proyecto en la SEP se descartó, porque la persona interesada en la dependencia fue removida."

Para la bailarina Lydia Romero, quien además se desempeña como profesora en el Centro Nacional de las Artes, el estudio de la danza está en movimiento, pero reconoce que la proliferación de talleres y escuelas no son de carácter formal.

En el país sólo las universidades de seis estados imparten la licenciatura en danza: Veracruz, Puebla, Michoacán, Colima, Sonora y Nuevo León. La Universidad Nacional Autónoma de México no ofrece esa opción en el Distrito Federal.

En Oaxaca, comenta el bailarín Rolando Beattie, las personas se forman con la visita de maestros y tomando cursos en muchas otras ciudades, como sucede durante el festival de San Luis Potosí, en el que se imparten cursos de diversas técnicas. A esto se suman los cursos y residencias de los maestros que ofrece el Sistema Nacional de Creadores.

Elizabeth Liceo, bailarina de la compañía Performa Dance, señala que en Tijuana, Baja California, se padece la centralización de los recursos: ''No hay escuelas formales de danza, no existe la licenciatura en esta disciplina. No llega la información sobre becas y cuando llega los plazos se vencieron.

''No hay subsidios para los bailarines. Yo me formé en la casa de cultura y completé mis estudios en Estados Unidos. Performa Dance se mantiene con las aportaciones de sus tres integrantes."

Liceo trabaja de maestra en del sistema prescolar. Después de asistir al jardín de niños de lunes a viernes, cruza la frontera para impartir clases y ensayar en un estudio prestado por tres horas en Estados Unidos.

Cristóbal Ocaña comparte esa situación en Yucatán, donde formó la compañía Umbral, y pone al descubierto la calidad de algunas escuelas en provincia:

"Ahora que vivo en Mérida siento la carencia. Las personas han cursado talleres de danza clásica, pero han sido mal formadas o medio formadas, y lo que medio aprenden lo medio aplican. Así se convierten en medio ejecutantes.

''Hay una escuela de danza contemporánea que pertenece al centro estatal de Bellas Artes -prosigue Ocaña-, pero sólo tiene una opción en el modo de enseñar danza y es precisamente la que, al menos en la ciudad de México, ya no se utiliza."

El director de Umbral se graduó de maestro en educación artística. Ofreció sus servicios a la Secretaría de Educación Pública, pero hasta la fecha no hay respuesta. Cuando decidió dedicarse a la danza vino al Distrito Federal becado por el Ballet Independiente. Para sostenerse aprendió a cocinar comida china y trabajó de chef en uno de los restaurantes de la calle de Dolores en el Centro Histórico.

Ocaña manifiesta: ''Vivir en provincia implica mayores dificultades para los bailarines, porque si no haces danza te vuelves maestro de aerobics, haces show, o cabaret o travesti o a ver qué inventas".

El director de la compañía veracruzana Comunidanza, Jorge Marcos Manuel, expresa que a pesar de que en Jalapa se cuenta con la Facultad de Danza, se adolece de promotores artísticos, por lo que los coreógrafos y bailarines deben dividir el tiempo que dedican a la creación con las relaciones públicas y la promoción cultural.

Lydia Romero considera que una de las manifestaciones más palpables de la carencia de educación y sensibilización hacia la danza contemporánea es la falta de público provocada por la ausencia de ''formación e información en general en el pueblo mexicano respecto de la cultura contemporánea y el arte abstracto. Estamos apegados a lenguajes y formas narrativas arcaicas, del ballet y el cuentito, a lo anecdótico y de ahí no pasamos. Por eso gusta el canal de las estrellas.

''Los bailarines y coreógrafos estamos desfasados para hacer que nuestra producción sea accesible a un público más amplio, aunque nunca va a ser masivo, porque no somos Thalía, ni competimos para eso. Sin embargo, la danza contemporánea también es parte de la cultura mexicana y el hecho de que no se hayan enterado las masas, o los gobiernos no permitan que se enteren de la riqueza del México contemporáneo, es otra cosa. Por ello el público es quien debe darse la oportunidad de acceder a esta disciplina."

Respecto de la corta duración de las temporadas, considera que se requiere permanencia en los espacios pero la demanda de los teatros es muy fuerte. ''Las temporadas son de un fin de semana y cuando el público se entera ya no estás en el foro. Hay que diseñar nuevos esquemas de programación y estrategias mercantiles", expresa Romero.

Gerardo Delgado y Mauricio Nava, coreógrafos de En Dos Partes y el Circo Contemporáneo, reconocen el apoyo a la danza mediante las becas y los premios otorgados por el Instituto Nacional de Bellas Artes, pero destacan que la demanda cada vez es mayor en relación con la oferta.

De acuerdo con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en lo que va del año se han otorgado 25 becas por conducto del Fonca para jóvenes creadores y ejecutantes de danza. Mientras la Coordinación de Danza del INBA anunció que en materia de educación este año se otorgarán dos becas: Educación por el arte y Fomento a la educación artística.

Lydia Romero invoca el argumento principal para volver la mirada a la danza: ''El gobierno debería entender que el arte no es algo superfluo, que es parte de la producción nacional y que es tan importante como el campo y la industria. Si dejamos de lado la producción de este alimento se nos puede morir el pueblo entero moral y espiritualmente, lo que sería una tragedia".

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