Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de julio de 2002
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Espectáculos
La compañía checa, de gira por México, se presentó en el teatro Metropólitan

La bicicleta voladora, fantasía con esencia de art noveau del Teatro Negro de Praga

Escenografía y vestuario recrearon los inicios del siglo pasado, cuando volar era cosa de locos

Con 40 años de experiencia, el siguiente reto es agregar La Cenicienta a su lista de creaciones

ARTURO CRUZ BARCENAS

El Teatro Negro de Praga presentó al público defeño, la noche del pasado sábado, la obra La bicicleta voladora, metáfora del amor que se encuentra en el aire, al alcance de la mano; de fantasía e ilusión visual, de cupidos que inyectan su elíxir. Los trucos de la compañía checa provocaron exclamaciones y los niños entendían que el mundo de enfrente, de seres que aparecen y se van entre telones oscuros, es posible, real.

Un horario y un minutero bailaban señalando a Cupido, exasperando al inventor. La bella no lograba que este científico, clavado en la ciencia, la viera a los ojos y la considerara todas las mujeres. El foro de la calle Independencia tuvo una buena entrada, hecho que contrasta con la escasa asistencia de espectáculos pasados, de cantantes de diversos géneros.

El teatro con pretensiones de arte llama la atención porque garantiza un trabajo profesional, en el que la fantasía ocupa un sitio distintivo. Los artificios no los puede entender la mayoría. El productor de La bicicleta voladora, Pavel Hortek, destacó que no pueden decir cómo logran que algunos objetos se eleven, pues la trama perdería chiste. Solicitó dejarse llevar y no desear entenderlo todo, como lo hacen los niños.

La escenografía, el vestuario, los peinados, los sombreros y tocados, crearon el ambiente de una ciudad de principios de 1900, cuando volar era para muchos una cosa de locuaces. Pero, alto, la locura tiene su jerarquía, ha dicho Karl Kraus, y es muy diferente un loco de un chiflado. Hortek destaca de los mexicanos su capacidad para soñar despiertos.

Sin la fría racionalidad de los europeos

Por esto último, considera que somos el público ideal, pues no tenemos la fría racionalidad de los europeos. Al acabar cada uno de los 10 actos de La bicicleta voladora, algunos asistentes no se contienen y aplauden el artificio. ¿Cómo vuela la bicicleta, con dos personas abordo? Al juguete le salieron alas frente al manubrio (que más bien parecen bigotes).

El mensaje de la pieza no es grandicoluente, profundo; es claro y llano. Lo que sorprende es la habilidad de la pantomima, los gestos, los desplazamientos, el brillo sobre la sombra. El art noveau marca lo plástico. La oscuridad se hizo visible. El movimiento, ballet.

El Teatro Negro de Praga tiene 40 años de experiencia, pero sus cuentos no envejecen. Ya habían presentado a los mexicanos Alicia en el país de las maravillas. Tiene montadas 19 obras y su siguiente reto es sumar a su lista de creaciones una versión de La cenicienta. Seguirán de gira por la República Mexicana.


 
 
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