Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de julio de 2002
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Economía

MEXICO, S A

Carlos Fernández-Vega

HACE POCO MAS de siete décadas, un nervioso usuario de los servicios financieros y bursátiles de Wall Street recordaba una advertencia hecha tiempo atrás: "Octubre es uno de los meses particularmente peligrosos para especular en Bolsa; los otros son julio, enero, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto y febrero".

MIENTRAS EL 25 de octubre de 1929 el presidente estadunidense Herbert Hoover presumía que la economía del país "se encuentra sobre unas firmes y prósperas bases", el nerviosismo del usuario -y de muchos otros- devino en histeria: el 29 de octubre de ese mismo año, Wall Street registró la mayor debacle financiera de su historia, desplumando a millones de pequeños y medianos inversionistas, provocando el desempleo masivo y dando el banderazo de salida para la Gran Depresión de los años 30.

"POR LO MENOS un millón de estadunidenses -algunos elevarían la cifra a tres millones, entre el 12 y el 33 por ciento de los inversionistas de la época- resultaron inmediata y directamente afectados por el crac. Pero en algunos aspectos la consecuencia más trágica y duradera fue la total pérdida de confianza... Se estimó más tarde que en las cinco horas en que el mercado había enloquecido el 29 de octubre, se había desvanecido en el aire casi tanto dinero como el que Estados Unidos había gastado en la Primera Guerra Mundial...

"...EL NUMERO DE SUICIDIOS creció tras el crac... El obispo de Nueva York, John Dunn, se hallaba en un dilema: La Iglesia católica insistía en que los suicidas no podían recibir sepultura en tierra sagrada, a menos que existieran especiales circunstancias atenuantes. El obispo las encontró... Decidió que -los suicidas- se habían quitado la vida en un estado de aberración mental causada por sus pérdidas en Wall Street...

"...GRAN PARTE DE la pérdida representaba dinero que la gente corriente había gastado ya como ingreso durante los vertiginosos días de alza... El día que se hundió la Bolsa el país estaba salpicado de casas compradas a plazos, de automóviles comprados a crédito, de ropa, joyas, vacaciones, artículos de lujo de todas clases adquiridos con la promesa de pagar en el futuro, a menudo cuando llegasen los beneficios de las inversiones. Ahora, para demasiadas personas, el dinero no llegaría jamás... Aun así, el día siguiente al mayor desastre financiero de la historia, hombres y mujeres tomaron todavía lo que en muchos casos eran sus últimos dólares y corrieron en busca de un agente de Bolsa, impulsados por la esperanza de que las acciones se recuperasen... el mercado continuó desplomándose hasta que llegó a su nadir el 13 de diciembre de 1929..." (El día en que se hundió la Bolsa; Gordon Thomas y Max Morgan Witts; Editorial Plaza y Janés; 1983)

EN 1977, LOS autores del libro referido preguntaron al gurú John Kenneth Galbraith, eminencia de Harvard y Princeton, sobre las posibilidades de que el crac de 1929 se repitiera: "Creo que muchas de las lecciones corren el riesgo de ser olvidadas, o, aunque no se olviden jamás, el hombre puede ser incapaz de emprender acciones correctoras en el presente para evitar un desastre financiero en el futuro". Sin embargo, los profesionales de Wall Street tildaron de "especulación malévola cualquier insinuación de otro gran crac: Tenemos fe en Estados Unidos."

VALGA LA REPRODUCCION de algunos pasajes del libro citado para establecer que, efectivamente, "las lecciones corren el riesgo de ser olvidadas". La "fe" aludida por los especuladores de Wall Street hace más de dos décadas no puede tener más traducción de mercado -el gran icono de la globalización- que "confianza" y ella es la que brilla por su ausencia como resultado de los crecientes -en número y valor- escándalos financieros y contables de las grandes empresas que cotizan en Bolsa y que, como en 1929, se están llevando entre las piernas a millones de inversionistas estadunidenses, sin dejar a un lado las negativas repercusiones en las principales plazas bursátiles del mundo.

LA "ECONOMIA DE casino" vive las consecuencias de sus propios excesos, mientras míster Bush -inmerso en las oscuras prácticas que hoy pretende corregir- trata de calmar los ánimos con un discurso fuera de tiempo, muy parecido al de Hoover en 1929 (la economía "se encuentra sobre unas firmes y prósperas bases"), y sin impacto alguno. La "confianza" del presidente Marlboro ha generado justamente lo contrario: creciente desconfianza de los inversionistas, que se fortalece con la "aparición" de nuevos escándalos financieros y contables.

EL VIERNES PASADO, Wall Street fue un desastre y las voces de advertencia ya se escuchan: "El presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, Richard Grasso, advirtió que la sesión bursátil del lunes -hoy- podría ser bastante agitada... Los lunes que siguen a viernes con declives siempre han sido difíciles y sospecho que mañana -lunes- no será distinto... Sean pacientes, por favor no hagan algo que emocionalmente les haga sentir bien, pero que en el largo plazo será un error, dijo en clara alusión a la tentación de miles de inversores para vender sus acciones antes de que puedan precipitarse aún más".

SIN EMBARGO, ƑQUIEN puede detener la ola?, si la información permite establecer que el costo de los escándalos financieros y contables de varias empresas estadunidenses va más allá de la pérdida de confianza, factor clave para los inversionistas. De acuerdo con información de la Bolsa de Valores de Nueva York el mercado retrocedió, sólo en la última semana, en 750 mil millones de dólares, suma que duplica el valor del producto interno bruto (PIB) de todos los países de Africa subsahariana, estimado por el Banco Mundial en 322 mil 700 millones de dólares. Esa pérdida es superior al PIB de México, que es de 630 mil millones de dólares (La Jornada, Roberto González Amador).

ANTE LA OLA de escándalos financieros y contables, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) ordenó a los presidentes o directores de las 945 empresas públicas más grandes que cotizan en Bolsa "certificar la veracidad de sus reportes trimestrales". Para ello, fijó como plazo el próximo 14 de agosto para los reportes del segundo trimestre del año que comenzaron a anunciarse la semana pasada.

Las rebanadas del pastel:


LA POSIBILIDAD DE un crac en Wall Street está latente. El problema, ahora, es que George W. Bush, sucesor del obispo neoyorquino John Dunn, el mismo que encontró "circunstancias atenuantes" para enterrar cristianamente a los suicidas de 1929, no convence a nadie.

[email protected] / Fax: 55 45 12 53

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