Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 20 de junio de 2002
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Política
Asuntos clave no han podido ser conocidos de modo directo por los coadyuvantes

Entre inconsistencias, la PGJDF se acerca a una conclusión polémica sobre el caso Digna

Según filtraciones a la prensa, el "suicidio" de la abogada fue planeado durante años

BLANCHE PETRICH /I

Ayer se cumplieron ocho meses del asesinato de la abogada defensora de derechos humanosDigna Ochoa. Con un expediente que cuenta ya con 20 tomos, declaraciones de casi 200 testigos y un avance "de 80 por ciento, aproximadamente", la fiscalía que encabeza el subprocurador Renato Sales se acerca a una conclusión polémica, por decir lo menos: la del suicidio.

Sin embargo, las pistas y evidencias que el equipo de la fiscalía ha puesto a circular en medios de comunicación, vía las llamadas "filtraciones", han sido sacadas de contexto o no coinciden con el contenido de las declaraciones ministeriales del expediente oficial. Otras son, simplemente, falsas.

digna-ochoa-familiaAlgunas piezas de la investigación, como las periciales de balística que según el fiscal Sales soportan la hipótesis del suicidio ?trayectoria de las dos balas que penetraron en un muslo y la cabeza de la víctima? no han sido analizadas por peritos independientes y no coinciden necesariamente con otras pruebas que deben ser evaluadas científicamente y en conjunto: la posición en que quedó el cuerpo de Digna, con la cabeza reclinada sobre un sofá del mismo lado donde recibió el impacto de la bala y la pierna herida flexionada; el cabello cubriéndole la cara de atrás hacia delante y el sitio donde quedó ?o fue colocada? la pistola, debajo de su cuerpo sentado.

Según expertos criminalistas, es cierto que un suicida puede disparar dos o más veces antes de darse un tiro fatal. También es un patrón frecuente que en un asesinato, el homicida dispare tres veces: una para intimidar y controlar a la víctima, otra en una pierna para inmovilizarla y una tercera en la cabeza para ejecutarla. La clave para determinar si es suicidio u homicidio es la posición donde cae el arma. Digna Ochoa estaba sentada sobre la pistola. No hay una explicación de cómo llegó el arma a ese sitio.

Nomás tres tiros

El abogado Lamberto González estuvo presente el 20 de octubre en el despacho de la calle Zacatecas mientras los agentes del Ministerio Público hacían las diligencias para encontrar las balas. Refiere así la escena: "Habían encontrado un casquillo medio aplastado en el sillón. Dijeron que era el de la pierna. Tardaron mucho tiempo en encontrar otro, aplastado casi como una corcholata. Dijeron que ese había pegado en el piso. 'Ya tenemos los tres, el otro está en la cabeza de la señora', dijeron. Y se mostraron satisfechos. Esa fue la versión inicial del primer fiscal, Nicolás Chávez: que primero le dispararon para asustarla, después para herirla y al final para matarla. Lo que no cuadraba desde el principio era la posición del cadáver. Insistieron durante mucho tiempo en que nosotros ?Lamberto, el otro abogado del despacho, Gerardo González, y el médico Arturo de León? la habíamos movido, hasta que se comprobó que no fue así. Alguien movió el cadáver antes de que nosotros llegáramos. ¿Quién fue? Eso es lo que no han podido averiguar".

Líneas de investigación que pudieran señalar a los antiguos cuerpos represivos de autores del asesinato permanecen como secundarias, o francamente desechadas, en la campaña de prensa que emprendió la propia procuraduría. Otra hipótesis, la que señala como responsable intelectual del homicidio a un poderoso cacique de la sierra de Petatlán, Rogaciano Alba (documentada desde noviembre en Masiosare, suplemento de La Jornada), fue desechada desde el inicio y ahora es reiniciada prácticamente desde cero, por la presión de los recientes hallazgos periodísticos en el entorno guerrerense. Esta vertiente se reanudó interrogando a los reporteros que hicieron públicas las nuevas evidencias.

Inconsistencias de la hipótesis Sales

Para promover la aceptación de la hipótesis del suicidio, fuentes cercanas a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal han proporcionado a columnistas y reporteros de distintos medios algunos tips a cuentagotas, que conducirían a "descubrir", detrás del prestigio de la abogada y de su notable trayectoria como defensora de grupos perseguidos y vulnerables, una personalidad retorcida ?"compleja", le llaman? capaz de fabricar a lo largo de cinco años una trama de amenazas y atentados falsos para atemorizar a sus amigos y compañeros.

No fue del todo vano el cabildeo. En días recientes, un vespertino encabezaba su edición llamando "neuras" a Digna Ochoa.

"Hay una tendencia muy vieja y muy persistente entre los agentes judiciales de convertir a la víctima en victimario cuando se trata de crímenes relacionados con los cuerpos represivos o cuando la resolución del caso se presenta demasiado difícil", opina el colega y amigo de Digna Lamberto González Ruiz. "Este parece ser el caso".

Entre las inconsistencias de las pistas divulgadas, se afirma que la pistola de la que salieron los tiros mortales era propiedad de Digna y que le había sido "regalada" por uno de sus hermanos; que en el despacho de Zacatecas 31, donde fue hallada muerta, no se encontraron huellas digitales. Vaya, ni siquiera de la misma abogada o de los seis clientes que la noche anterior estuvieron con ella en ese sitio preparando una audiencia.

Se dice también que las últimas tres amenazas de muerte que recibió la abogada, deslizadas en sobres debajo de su puerta, son "idénticas" a muchas otras denunciadas en años previos. Sobre las amenazas anteriores, por las cuales Digna y varios colegas levantaron actas ante la ex subprocuradora Patricia Bugarín, se integraron seis averiguaciones que sin concluir ni resolver fueron enviadas a reserva.

Sales y su equipo comentan que, al igual que las anteriores, las últimas tres amenazas fueron fabricadas por la propia Digna. No se explica, sin embargo, por qué estas tres amenazas, que no han merecido mayor seguimiento, registran en los sobres cerrados con saliva rastros de genotipo masculino.

La abogada Bárbara Zamora, que representa a la familia Ochoa y Plácido como coadyuvante en la indagatoria, advierte que, contra lo que marca la ley y lo que asegura el procurador, su equipo no ha tenido acceso pleno e inmediato a los expedientes. Algo más grave aún es que los legajos del expediente no están debidamente foliados ?lo que permitiría a la fiscalía desaparecer o sustituir una foja por otra? y que varios de los dictámenes periciales más importantes de la investigación no están debidamente integrados con el resto de los documentos, sino que son mantenidos en un sitio distinto, dentro de una caja fuerte y fuera del alcance de los familiares, que deberían tener acceso a ellos. Así, aspectos clave como el levantamiento de huellas y pruebas en la escena del crimen no han podido ser conocidos de manera directa por los coadyuvantes.

Referencias místicas en el método científico

La evidencia del suicidio más vistosa y grotesca ha sido, hasta ahora, la del "hallazgo" de un ejemplar del librero del despacho de Zacatecas 31, Antología poética de la muerte. Sales incluso ha memorizado el verso Santa Rosalía ve a Jesucristo en el espejo, y gusta de repetirlo. Según la deducción científica del fiscal, ese texto místico habría inspirado a la abogada veracruzana en los momentos en que perpetraba su propia ejecución. La pista fue "descubierta" porque en un librero que siempre estuvo desordenado ?a decir de sus dueños? ese ejemplar en particular fue colocado en posición horizontal. Al hojearlo, los investigadores encontraron que el libro se abría "de manera natural" en una página con un poema sobre la fascinación con la muerte inspirado en la vida de una mártir cristiana del siglo XII.

Sin embargo Sales sabe desde diciembre que ese libro no pertenecía a Digna Ochoa y que ésta probablemente ni siquiera conocía de su existencia. "Todos los libros en este despacho son míos, incluso ése. Se lo dije a Sales y lo declaré ministerialmente", afirma el abogado Lamberto González Ruiz, quien junto con otra penalista, Pilar Noriega, arrendaban desde hace muchos años ese despacho.

"Declaré, y lo reitero, que ese libro lo adquirí en un puesto de libros usados en un tianguis hace varios años junto con otras obras de literatura relacionadas con el tema de la muerte, como un libro de Elías Nandino, durante una época, ya lejana, en la que me interesé por ese tema. También declaré que las anotaciones en los márgenes del poemario seguramente fueron hechas por anteriores propietarios del libro. Y sostengo que el hecho de que el libro sobresaliera del resto en el librero es un detalle intrascendente. No era el único. El librero nunca estuvo bien ordenado."

Nadie sabe de dónde salió un arma inusual

Los peritos y detectives del caso no han podido determinar de dónde salió la pistola semiautomática checoslovaca calibre .22, que desde el inicio fue calificada por los expertos de "rara". No se conoce qué pesquisas se efectuaron ?o si no se realizaron? para rastrear en el mercado informal de armas cómo pudo llegar una pistola de ese tipo a una mujer sin experiencia en la materia. Algunos periódicos han divulgado que según versiones de fuentes "policiacas", el arma que se accionó contra Digna Ochoa estaba guardada en la oficina de Zacatecas y que había sido regalo de uno de sus hermanos. Ninguna de las dos cosas es cierta.

Ismael Ochoa y Plácido, sargento segundo recién dado de baja en el Ejército, refiere lo siguiente. "En octubre vine a México ?radico en Puebla? y Digna me invitó a comer en su departamento. Me platicó de su viaje a Petatlán, del acoso de los militares, y me dijo: 'Te voy a enseñar algo'. Salió de la cocina y regresó con algo envuelto en un paño blanco. 'Para mi defensa', me explicó. La revisé, me pareció rara, bien cuidada. Estaba recién empavonada, hasta pensé que era nueva. Se la limpié, pero no la desarmé porque es un arma distinta a las que conozco. Luego se la llevó a guardar de nuevo. Eso es todo. Ya no la volví a ver.

"El 23 de noviembre me citaron a declarar ante el Ministerio Público. El encargado era todavía el licenciado Nicolás Chávez. Sobre la pistola me estuvieron presionando. Me decían: 'Dinos que tú se la diste; a cambio de eso nosotros podemos darles una información del Centro Pro que les va a interesar'. Yo reiteré lo que es cierto: no sé a quién le compró el arma Digna. Yo la vi y la tuve en mis manos, pero no se la regalé."

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