Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 20 de junio de 2002
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Editorial
 
 
IVA, MENTIRAS Y ESQUIZOFRENIA

SOLHace unos meses, cuando el actual gobierno se empeñaba en gravar con el impuesto al valor agregado (IVA) libros y otros productos editoriales, el escritor Carlos Fuentes pidió públicamente al presidente Vicente Fox que desistiera de ese empeño. El mandatario respondió en el acto y, públicamente también, instruyó al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, para que encontrara un mecanismo que permitiera conservar la exención de hecho a esa industria. A fines de mayo, Fox anunció un ambicioso programa de apoyo a la lectura, pero dos días después su gobierno, por medio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), decidió eliminar la deducción del IVA en la industria editorial. El Presidente salió al paso de las críticas anunciando, la semana pasada, un programa de estímulos fiscales al sector para contrarrestar el efecto arrasador que tendrá el cobro del IVA, pero las medidas correspondientes no han sido dadas a conocer. Ayer, la SHCP aseguró que en siete días más se hará público el programa, y hasta ahora las editoriales permanecen en la más completa incertidumbre.

El rosario de desatinos gubernamentales en este solo terreno bastaría para justificar y compartir el calificativo de "esquizofrénico" aplicado ayer por Carlos Fuentes al grupo en el poder. En materia de régimen fiscal para los editores -de libros, de publicaciones periódicas-, el Ejecutivo federal se ha dedicado a mentir, a salir del paso, a embrollar las cosas, a confundir deliberadamente a la opinión pública, a tender toda suerte de trampas y engañifas a la sociedad y también, a fin de cuentas, a socavar de manera sistemática y consistente su propia credibilidad. Después de todas las declaraciones, contradeclaraciones, promesas rotas, ambigüedades y fintas, resulta obligado preguntarse si se puede confiar en la palabra del Presidente y de su secretario de Hacienda.

Adicionalmente, el empeño por asfixiar a la industria editorial de la forma que sea ha llevado al Ejecutivo federal a invadir los ámbitos del Legislativo y a trastocar, por decreto o mediante acciones administrativas, la Ley de Ingresos aprobada por el Congreso de la Unión.

En contraste con las actitudes tramposas, demagógicas y, a fin de cuentas, depredadoras, que este régimen ha asumido hacia quienes, en medio de enormes dificultades, producen libros y publicaciones periódicas, el gobierno de Fox ha mantenido intactos los mimos y encubrimientos de que gozan, desde tiempos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, los banqueros privados, quienes, por su parte, se han dedicado a producir enormes huecos financieros que deben ser cubiertos con el dinero de los contribuyentes.

Desde la perspectiva de la industria editorial, el régimen actual se ha venido desempeñando como "gobierno del cambio" sólo porque cambia diariamente de parecer y de discurso, y porque entre éste y los actos se producen, de manera cotidiana y exasperante, giros de 180 grados. En el primer año del actual sexenio, esta esquizofrenia gubernamental pudo haberse interpretado como ineptitud y falta de experiencia. Pero hoy, cuando el gobierno de Vicente Fox ha consumido la cuarta parte de su tiempo, ni siquiera esa justificación viene a cuento. ¿De qué se trata?
 

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