Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de junio de 2002
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Correo Ilustrado
Denuncia José Blanco intento de asalto

Querida Carmen: Parece que la inseguridad temible de esta ciudad debe llegarnos a todos algún día. El miércoles, hacia las 12 del día, cuando sólo Genoveva, la empleada doméstica, estaba en mi casa, un hombre corpulento, desaliñado y sucio, tocó el timbre y preguntó por mí, dando mi nombre por el interfón y diciendo que me traía un regalo. La muchacha de 19 años, pequeña y muy delgada, oaxaqueña, con un deficientísimo español, pero de aguda inteligencia, salió a recibir el regalo. Traía una caja grande y empezó a interrogarla para asegurarse de que estaba sola. Le pidió que lo dejara entrar al baño, porque no podía hacerlo en la calle y tenía urgencia. La muchacha sospechó y le dijo que no tenía autorización de dejar pasar a nadie. Finalmente le pidió que firmara un papel para entregarle el regalo. Ella firmó y debió abrir la reja para recibir el regalo. Al hacerlo, el hombre entró con violencia al cubo de la entrada de mi casa, que tiene una segunda puerta (ésta de seguridad); la atrapó de un brazo, mientras, venturosamente, se cruzó entre ellos mi perra, que es una San Bernardo, inmensa pero mansa como ella sola; el tipo la pateó y en estos movimientos -el tipo tenía un brazo ocupado con el "regalo"-, ella logró zafarse, entrar volando hacia el jardín y azotar la segunda puerta, todo en un instante, quedando en estado de shock. Aún después de esta escena, el tipo le exigía que le abriera y le dijo, finalmente que, por esta vez, la había salvado Dios.

El examen posterior que mi mujer y yo hicimos nos hizo concluir que el tipo ha estado observando el movimiento de mi casa. Ahora la zozobra nos acompaña a todas horas, porque debemos salir a trabajar todos los días. Además, ahora, por mi trabajo en la ANUIES, debo salir con frecuencia de la ciudad. Y siento a mi mujer, a Genoveva y a mi casa terriblemente desprotegidas. Carmen, en los 25 años que tengo de vivir donde vivo, nunca he visto a un solo policía. ¿Puede alguna autoridad de esta ciudad decirme cómo puedo proteger a mi casa?

Te abrazo cordialmente

José Blanco


Exigen respeto a los derechos de infantes

Señora directora: Por medio de la presente le pedimos la publicación de la siguiente carta en la sección El Correo Ilustrado de su prestigiado diario, alusiva al homicidio del menor Josué Ulises Banda Cruz, que pone de manifiesto la vulnerabilidad de los derechos humanos de niños y jóvenes en México.

Creemos firmemente que el deceso no es un hecho aislado, sino que, por un lado, es resultado de las pocas oportunidades de desarrollo y la deficiente calidad de vida que coloca a esta población en situaciones de riesgo, y por el otro, el clima de inseguridad y alarma social generado por la mayoría de los medios de comunicación hace que la lucha contra el delito se convierta en una forma para legitimar el incremento del control policial, las propuestas sobre la reducción de la edad penal y el endurecimiento de medidas.

Por lo anterior, exigimos:

1. Esclarecer el asesinato de Josué Ulises Banda Cruz y la estricta aplicación de la ley a los responsables.

2. Detener el clima de represión, ya que desde nuestra perspectiva la inseguridad no puede ser solucionada con medios hostiles, sino con políticas públicas de prevención que brinden mayor protección y oportunidades de desarrollo.

3. Reconocimiento y aplicación de los derechos proclamados en la Convención de los Derechos del Niño (en la cual se reconoce como niño a toda persona menor de 18 años), ratificada por México.

"La prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevención del delito en la sociedad. Si se dedican a actividades lícitas y socialmente útiles, los jóvenes pueden, orientarse hacia la sociedad y considerar la vida con criterios humanistas, desarrollando actitudes no criminógenas".

(Primer principio fundamental de las directrices de Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil.)

Licenciado Francisco Castellanos García, director general de la Fundación Mexicana de Reintegración Social Reintegra, AC


Carta a mi padre, preso político

Señora directora: Le agradezco la publicación de la siguiente carta en la sección El Correo Ilustrado del diario que usted dirige.

A mi papá, que siempre será mi pa, a sus 55 días de huelga de hambre:

Nunca fuiste como los demás papás, que tienen la oportunidad de estar cerca de sus hijos. Tú no fuiste de esos. Los instantes que pasate conmigo los viviste intensamente. Disfruté mucho de esos días cuando nos mojábamos bajo los chorros de agua que escurrían de las azoteas de las casas cuando llovía. ¿Recuerdas cuando pintábamos? Tú siempre preferiste figuras humanas y paisajes; yo sólo flores.

Ahora extraño hasta tus regaños y las jaladas de pata que me dabas para que me levantara y me fuera a la escuela. Con decirte que si antes me enojaba verte todo el día frente a tu computadora escuchando new age ahora soy yo la que se la pasa escuchando la música de Enya.

Me angustio. Me dicen que tu salud ya no es la que recuerdo, que estás muy demacrado, con más de 17 kilos menos, y que pese al suero que te aplican en el área de terapia intensiva del penal, tu organismo no reacciona, no acepta el agua y vomitas el jugo gástrico. Tu voz por el teléfono ya no es la misma, cada vez es más débil y toses a cada rato.

Sé que si hoy te me estás yendo, papá, es porque quieres ver libres a todos tus hermanos y hermanas de lucha. Y me duele en lo más profundo no poder acompañarte, abrazarte y decirte cuánto te quiero. Has de saber que estoy contigo, con mi mamá y con los cinco presos políticos del Cefereso de Acapulco, quienes también te acompañan en esta lucha por la libertad. Y que me indigna profundamente que en un país que se supone que existe el respeto a los derechos humanos y las libertades de expresión nos hayan cortado la llamada telefónica cuando te pregunté: ¿tienes un mensaje para mandar a la prensa?

Sólo alcanzaste a decir: ''agradezco las muestras de apoyo...''

¿Recuerdas cuando me preguntabas?

-Cuánto me quieres, mi niña.

-Como tú me quieres, papá,

así yo te quiero,

y si un día cualquiera

no verte pudiera

recuerda, papá,

que como quieres

a la última estrella,

así yo te quiero... y más.

Tu hija que siempre será tu hija

Leonor Aracely Arenas Agis
 
 


 
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