Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 1 de junio de 2002
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Cultura
Exposición de la artista en la Biblioteca de México

Herir la tela es una necesidad para Rosario Giovannini

Utiliza el políptico porque todas las personas ''estamos formadas de varias piezas'' que se pueden articular a placer

MERRY MAC MASTERS

En realidad, el título de la muestra que la pintora Rosario Giovannini expone en la Biblioteca de México, Esa pequeña línea frontera de mis cielos, es homónimo de un políptico a la entrada de la sala principal de exposiciones. En el cuadro de cuatro secciones, una línea divisoria recuerda que ''el cielo que tenemos más cercano son las nubes, aunque siempre soñamos con las estrellas".

Para la presente exhibición ?concluirá el 16 de junio?, Giovannini fue a la Bretaña francesa, donde vive un hijo suyo y consiguió varios libros del siglo XIII sobre el mago Merlín. La también historiadora del arte tiene un especial gusto por los caballeros de la mesa redonda, el rey Arturo y Lancelot. Algo que anima la muestra son todas esas historias y cuentos que se pueden narrar, pero que no están escritos, sino que se transmiten de generación en generación.

Cada quien su verdad

Si Giovannini utiliza el políptico se debe a que ''las personas estamos formadas por varias piezas que podemos articular de acuerdo o no con nuestra conveniencia. Depende de la inteligencia que tengamos para manejar nuestro cuerpo y nuestra vida".

Sus cuadros, entonces, se pueden armar de diferentes modos. ''Cada quien tiene una manera de encontrar su verdad", explica.

Su forma de trabajar merece mención aparte, pues pinta en el piso y eso implica un ejercicio gestual distinto, porque padece de la columna. Pero lo hace así porque el material tóxico que utiliza, el luzitrón, se chorrea.

Giovannini aprendió el uso de ese material -empleado también por David Alfaro Siqueiros- en el taller de Mario Orozco Rivera. A diferencia de ellos, que lo aplicaban con pistola de aire, ella lo hace con pincel y brocha. De modo que el efecto es diferente.

Para no envenenarse, Giovannini compró su actual casa ''nada más porque tiene un estudio en el que se pueden abrir todas las puertas y el aire corre muy fuerte". Procura pintar lo más cercano a la puerta y sacar la tela a la terraza para que se vaya el olor, ya que ''mis cuadros huelen todavía un mes después".

Trabaja mucho la textura. Aplica la pintura, después ''la voy lavando para poder tener estos orificios", dice en referencia a una de sus telas.

Repite varias veces el proceso. ''Son trabajos muy elaborados para conseguir una piel que sea creíble o un vestido como si fuera de piedra".

Las figuras de Giovannini son de anatomía "andrógina", como anota la investigadora Gloria Hernández en el texto para el catálogo.

La artista también pinta dentro de lo abstracto: ''Cuando hago una obra figurativa me agoto intelectual y físicamente. Como tengo que seguir pintando, hago una pieza abstracta".

Influencia de Francis Bacon

Admiradora de Gérard Garouste y Ron B. Kitaj, Giovannini dice: ''Estudio a todos los pintores para no copiarle a ninguno. Quiero ser única en mi propuesta, pero de alguna manera soy resultado de muchos, porque todo lo que conozco se suma en mí".

En sus inicios la entrevistada recibió influencia de Francis Bacon, a quien tuvo oportunidad de conocer: ''Me citó a las seis de la mañana y me dijo que no podía hablar. Toqué y entré. Era un departamento francamente espeluznante; todo estaba sucio, embarrado, con el piso lleno de periódicos que olían entre excremento, comida, papel y pintura. Al trabajar Bacon le daba la vuelta a las páginas de los diarios y las revistas con el pie. Pero lo más impresionante fue que dentro de este caos terrible salían unas obras maravillosas, limpias y perfectas".

Herir la tela es una necesidad para Giovannini, incluso de tanto rayar y cortar a veces se pasa y lo rompe. Así saca todo lo que implica vivir en el Distrito Federal.

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