Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de mayo de 2002
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Política

Luis Linares Zapata

PRI: definiciones

El PRI, a través de su Consejo Político Nacional, por fin arribó, aunque con algo de retraso, a pintar de oposición su perfil como partido. La travesía no ha sido fácil y sí llena de titubeos y tropiezos. Pero lo que cuenta, los hechos, lo presentan, por ahora, con una salud envidiable si se toma en cuenta la enorme pérdida sufrida el 2 de julio de 2000.

El presidente en turno del CEN, aquejado por múltiples y serias carencias de legitimidad, apenas pudo acompasar el ritmo que le indican y marcan las numerosas fuerzas que en ese instituto actúan. Madrazo no pretendió encabezar todo lo logrado el pasado fin de semana, pero el empuje de las bases, es decir, los cuadros dirigentes y medios aunados a los decididos pronunciamientos de algunos de sus legisladores en turno, lo orillaron a dejar de lado la indefinida y blanda postura ya adoptada frente al gobierno y, sobre todo, de cara al presidente Fox. Con este último hubiera querido, auxiliado por el talante y los intereses personales de la inefable secretaria general (EEG), llevar una relación marcada por discretos acuerdos cupulares que le permitieran asentar de manera incuestionable su papel predilecto: pastor único que ambiciona el más allá de esta circunstancial temporada, sin siquiera distraer la mirada en las opacas limitaciones de su propia historia y persona.

La inesperada incursión a la tribuna del senador Bartlett logró, para mal rato de Madrazo, Gordillo y asociados, las concreciones precisas que el momento le demanda a un partido de oposición que no se inventa de la nada, sino uno que pretende renovarse sin claudicar de los rasgos que lo han marcado en su dilatado accionar. A través de su CPN, el PRI se hizo presente con todo y su pesado fardo de iniquidades, torpezas, sometimientos y hasta crímenes. Pero también con sus logros, cultura de Estado, experiencia, disciplina, afanes de renovación y los cuadros de profesionales de la política con que cuenta, cuestionables unos, y otros que no lo son tanto. Pero en el centro de su espíritu, ciertamente popular, ese su enraizado nacionalismo que durante los últimos sexenios (aunque de manera especial en el pasado zedillista) quedara tan maltrecho y en tan vergonzante condición. A diferencia de la retórica hueca de Madrazo, pensada para un pasajero consumo interno y redundante en lugares tan comunes como las promesas incumplidas, las tácticas mercadotécnicas (a que es tan proclive él mismo) y la orientación derechista del gobierno, lo exigido por el senador Bartlett, por el contrario, cayó en el mismo centro del debate que define la actualidad y salvó a su partido de la grandilocuencia vacía. Las maniobras de Madrazo para colocar afines, neutralizar contendientes, ensanchar sus atribuciones y responder a presiones circunstanciales pasaron al plano que les corresponde en ajetreos de esa naturaleza. Esta vez, sin embargo, lo trascendente reclamó su lugar y no pudo ser ignorado. ƑQué hacer respecto del paquete de transformaciones que quieren solventar Fox y sus apoyadores y que fue adelantado en Europa?

Por un lado quedó enunciada la revisión integral de la Constitución. Por el otro, las reformas estructurales pendientes e incompletas. Y, para empezar por algo, la reforma eléctrica, de tan urgente tratamiento y aprobación. Sólo entonces el CPN del PRI pudo darle contenido y precisión a su transitoria vocación de opositor real. Una que lo presente no como una entidad reactiva y necia, sino como agente de acción que consolide las aspiraciones soberanas de México. Como un organismo participante que hace valer su real fuerza porque está cimentado en las razones y el ánimo que recoge de los ciudadanos, frente a una tendencia que quiere imponer una forma de ser distinta a las querencias de la mayoría, porque, simplemente, no tiene al pueblo detrás de su proyecto trasnacionalizador.

Modificar o no la Constitución (artículos 27 y 28), como quieren el PAN y el gobierno de Fox, para permitir la entrega a los intereses privados (extranjeros) del sector eléctrico o mantenerlo bajo el control del Estado es el punto neurálgico a debatir y donde se habrá de encontrar la ruta y el modelo de nación futura. Ni más ni menos. La coalición del PRI con el PRD tiene la mayoría de su lado y los votos determinantes de sus fracciones en el Congreso. Pero Fox, los panistas y los grupos de presión empresariales, auxiliados por el capital, los medios y el poder exterior no cejarán, a pesar de que ya fueron rechazadas sus alternativas en el Senado, de presentar dura pelea.

Las amenazas son y serán las de siempre: el caos inminente, la eficiencia del mercado contrariada, el crecimiento comprometido, la corrupción intrínseca del populismo y hasta el bien común en entredicho. A ellas se añaden las recientes argucias de Francisco Gil, secretario de la SHCP, quien predica la necesaria apertura porque, en realidad y según dice, ya se da en la práctica.

Las experiencias desastrosas que la privatización de la industria eléctrica ha traído consigo en numerosos países no pueden ser soslayadas ni siquiera por la ignorancia supina de muchos de sus difusores más que interesados. Las conjuras para fijar precios, los sobrecostos, lucro desmedido, cortes de energía y los refinados fraudes al por mayor de las empresas que aspiran a un lugar en la puja por la industria mexicana, forman un denso referente que ayuda a sostener la posición que el PRI y el PRD han de sostener para bien de la nación.

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