Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 13 de mayo de 2002
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Editorial
 
CARTER EN CUBA, VISITA HISTORICA

SOLLa visita que inició ayer el ex presidente de Estados Unidos James Carter a Cuba es, por diversas razones, un parteaguas en la historia de las relaciones bilaterales entre ambos países, además de un suceso positivo para el entendimiento entre las dos sociedades, para la convivencia internacional y para las perspectivas de los propios estadunidenses de resistir y desactivar la escalada belicista y paranoica en la que se han aventurado las actuales autoridades de Washington.

Debe recordarse que, entre 1976 y 1980, el político de Georgia fue prácticamente el único mandatario que se empeñó --sin éxito-- en eliminar el bloqueo comercial impuesto contra la isla y sus habitantes desde los primeros años de la década de los sesenta, y el que más hizo por normalizar las siempre hostiles y tensas relaciones bilaterales; en ese sentido, logró la apertura de sendas oficinas de intereses en Washington y La Habana y anuló la prohibición a los ciudadanos de su país de viajar a Cuba, que es, a fin de cuentas, una violación a los derechos humanos de los estadunidenses.

Más de dos décadas después de haber salido de la Casa Blanca, Carter se convirtió en el primer mandatario estadunidense --en activo o en retiro-- que visita Cuba desde que lo hiciera Calvin Coolidge en 1928, aún en ejercicio de su mandato. El ahora promotor de derechos humanos llegó con una actitud respetuosa que debe resaltarse, en la medida en que descartó que su presencia tenga por objetivo inducir cambios políticos en la isla y, en cambio se fijó el desafío de disminuir la hostilidad estadunidense contra los cubanos de la isla.

Desde el lado cubano, el presidente Fidel Castro recibió a su visitante con gestos excepcionales de cortesía, moderación y apertura: con el himno estadunidense y la bandera de barras y estrellas desplegada junto a la de Cuba en el aeropuerto José Martí de La Habana, alfombra roja y la limusina que se reserva para recibir a jefes de Estado en visita oficial. Adicionalmente, el veterano dirigente garantizó a Carter acceso total e irrestricto a todos los sectores políticos de la isla, así como a las instalaciones de tecnología e investigación biomédicas de la isla, las cuales fueron señaladas hace unos días por el subsecretario de Estado John Bolton de estar siendo utilizadas para fabricar armas biológicas, acusación a todas luces falsa, que responde a la campaña de desinformación de Washington para sustentar su "guerra global contra el terrorismo".

Las significaciones de la visita pueden ser definitorias para despejar esa calumnia con tono de amenaza militar directa, pero también para abrir espacios de diálogo y reconciliación entre los propios cubanos y también, por supuesto, entre éstos y los estadunidenses de buena voluntad. Cabe felicitarse porque, en momentos en que Washington ha logrado uncir a su cruzada anticubana a la mayor parte de los gobiernos de América Latina --incluido, para vergüenza nacional, el de México--, en Estados Unidos mismo surjan iniciativas de concordia y diálogo como la que hoy protagoniza en La Habana el ex presidente Carter. Es de esperarse también que el viaje del ex mandatario logre debilitar el bloqueo criminal ejercido contra la isla desde hace cuatro décadas.
 

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